Francia y Alemania chocan con los socios de la UE sobre el plan de ayudas a la industria para plantar cara a EEUU
La UE tiene claro que necesita hacer algo para competir con los planes proteccionistas de Joe Biden y también de la industria china, pero los 27 necesitan hacer un encaje de bolillos entre intereses muy dispares de cada uno de los miembros. Hay una base esbozada por la Comisión Europea, que contempla una flexibilización de las ayudas de estado que genera controversia dentro de espacio comunitario ante el riesgo de que se rompa el mercado único y los países con más músculo financiero tengan una ventaja competitiva superior a la del resto de socios. Y es en ese punto en el que se produce el choque de Francia y Alemania con el resto de estados miembros, que quieren poner límites a los subsidios cuando no dejar las cosas tal y como están.
De los 672.000 millones de euros en planes de subvenciones nacionales aprobados por Bruselas en virtud de las normas de emergencia desde 2020, Alemania y Francia han solicitado el grueso con un 53% y un 24%. Los dos países van de la mano en la respuesta a la ley de reducción de la inflación (IRA) de Biden y quieren usar toda la artillería financiera. Porque la tienen. Pero no es el caso de otros socios, más pequeños o con menos capacidad fiscal. Italia, por ejemplo, es la segunda industria europea, pero no tiene margen de maniobra. Otros, como Suecia, con unas posiciones más liberales han advertido de los riesgos de entrar en una guerra de subsidios.
“Hay algunos países que quieren que se quite lo que hay y manga ancha”, reconocen fuentes diplomáticas sobre la intención de Francia -que es la que más fuerte está peleándolo, aunque Alemania también empuja- de elevar a 100 millones la cantidad en la que una ayuda de estado se debe notificar a la Comisión Europea. La cifra en la actualidad es de 10 millones de euros. Es una posición inasumible para la mayoría de los socios comunitarios. Otra de las apuestas de esos dos países es usar las normas de competencia para permitir hacer 'contraofertas' a las empresas que amaguen con irse a EEUU por sus ventajas fiscales. Esa propuesta no encuentra tanto rechazo dado que la fuga de la industria es un escenario que cada vez más temen en la UE.
Por el momento, el Consejo Europeo de este jueves, en el que el gran protagonista fue Volodímir Zelenski, aprobó unas conclusiones muy genéricas en las que insta a la Comisión Europea a profundizar en los cuatro pilares del plan industrial que presentó la semana pasada a instancias de los líderes. “Los procedimientos tienen que ser más simples, más rápidos y más predecibles y permitir apoyo acotado y temporal que se despliegue rápidamente, incluyendo créditos fiscales, para los sectores que son estratégicos para la transición verde y están siendo negativamente impactados por los subsidios extranjeros o los altos precios de la energía”, señala el documento.
En España están razonablemente satisfechos con las conclusiones porque incluye su aportación de acelerar en la reforma del mercado eléctrico todo lo posible dado que los desorbitados precios de la energía influyen negativamente en la competencia. En lo demás, mantiene una posición intermedia entre el 'café para todos' de los gigantes europeos y los temores de los más pequeños. Lo que ha defendido Pedro Sánchez es que se flexibilicen las ayudas de estado pero de forma temporal y solo en determinados sectores encaminados a la transición ecológica, como el vehículo eléctrico o las energías renovables, entre otros.
La reclamación también es que se mejore el acceso a los actuales fondos disponibles y se amplíe el esfuerzo inversor más allá de 2026, que es lo que ahora mismo contemplan los fondos de recuperación. Igualmente, fuentes gubernamentales ven con buenos ojos que se ayude a los países que no tienen capacidad financiera para que no se rompa la igualdad de condiciones: “La flexibilización de ayudas de estado tiene que venir acompañado de financiación europea para los que no tienen tanto espacio fiscal”.
2