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El 'gran' plan de Scholz para rescatar a la economía alemana, cuestionado por “anticonstitucional”

El canciller alemán, Olaf Scholz, en una fotografía de archivo.

Aldo Mas

Berlín —
21 de octubre de 2022 22:31 h

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La economía alemana tal vez tenga un problema mayor que las dificultades asociadas a la crisis generada por su dependencia de los hidrocarburos rusos y por cómo le está sentando al país del canciller Olaf Scholz el contexto geopolítico que ha dejado la guerra de Rusia contra Ucrania. Porque Alemania, cuya economía es la mayor de Europa y la cuarta a nivel mundial, no tiene una salida para el callejón en el que se encuentra.

Scholz y los vicecancilleres de su coalición gubernamental, el ecologista Robert Habeck y el liberal Christian Lindner, presentaban a finales del pasado mes de septiembre un plan de 200.000 millones de euros con los que aliviar los efectos de la crisis energética y económica. Se supone que ese plan era la solución frente a las incertidumbres económicas que está dejando una inflación disparada, en buena medida, por unos precios de la energía que están por las nubes. Sin embargo, el Tribunal de Cuenta la ha puesto en duda por inconstitucional.

Desde que empezara la invasión de Ucrania, Scholz y compañía trabajan a destajo para desconectar energéticamente a su país de Rusia. Los hidrocarburos de otros países, sin embargo, son más caros. De ahí que, en Alemania, los precios subieran un 10% en septiembre, según las cuentas de la Oficina Federal de Estadística (Destatis, por sus siglas alemanas).

Para luchar contra ese alza de los precios, en el Gobierno alemán pensaron en recurrir a ese plan dotado de 200.000 millones de euros. La idea es dedicarlos, mayormente, a la puesta en marcha de un freno al precio del gas y a medidas como pagar la factura del gas de todos los hogares este mes de diciembre. Solo esos dos puntos del plan de Scholz constituyen 96.000 millones de euros de los 200.000 millones de euros totales del “escudo de rescate”. Ese es el nombre que han dado en el Ejecutivo alemán a la iniciativa con la que se quiere rescatar, de facto,a la economía del país.

En la UE, sin embargo, no se ha visto el plan como un “escudo”, sino como un artefacto explosivo cuya presentación a cargo de Scholz, Habeck y Lindner en septiembre se ha podido interpretar como una detonación en el centro del proyecto de integración continental. Al Gobierno alemán se lo ha acusado, entre otras cosas, de buscar con esa medida una “salida nacional” a la crisis que amenaza con desequilibrar la libre competencia del mercado único.

Se da la circunstancia de que otros países europeos no pueden endeudarse tanto como lo está haciendo desde hace ya tiempo Alemania para hacer frente a la crisis que ha supuesto la invasión de Ucrania a cargo del Ejército ruso.

No hay que olvidar que, por ejemplo, pocos días después de empezar ese ataque por tierra mar y aire contra el país de Volodimir Zelenski, Scholz ya presentaba en el Bundestag la creación de un fondo especial dotado de 100.000 millones de euros para realizar compras con las que mejorar el cuestionado estado de revista del Ejército de Alemania. La creación de ese fondo, sin embargo, no ha generado tanto problema como el plan anticrisis de Scholz.

Este plan, de hecho, podría acabar arruinado, y no solo porque en Bruselas también haya quien quiera ver desactivado el potencial destructor de los 200.000 millones de euros que quieren movilizar Scholz, Habeck, Lindner y compañía. Esta semana, de hecho, trascendía que el Tribunal de Cuentas de Alemania ve “inconstitucional” la iniciativa del Ejecutivo teutón.

El plan de Scholz prevé endeudamiento para realizar pagos de ayudas que se extienden hasta 2024 y esto, de acuerdo con el informe que han elaborado los responsables de ese tribunal y del que han dado cuenta esta semana los medios de comunicación, “viola” principios constitucionales. “La propuesta de endeudamiento 'por adelantado' viola el principio constitucional de anualidad”, se lee en el informe, según lo han citado en la cadena de televisión pública ARD.

De acuerdo con esta visión del plan de Scholz, la iniciativa anticrisis del Gobierno alemán no respeta la regla constitucional alemana según la cual el presupuesto del Ejecutivo se elabora “para un año exacto”, según recordaban en las páginas económicas del diario Frankfurter Rundschau, periódico de la capital financiera alemana. Concebido a finales de este verano, el plan de los 200.000 millones de euros contiene gastos previstos para este mismo 2022, 2023 y 2024.

“un paso dramático y de gran alcance”

Scholz defendió el plan en su momento como “un paso dramático y de gran alcance” en la lucha contra la crisis. En vista de la crítica ejercida por el tribunal de cuentas germano, puede que él y compañía hayan querido ir demasiado lejos con ese “paso”.

De momento, todas las miradas están puestas en cómo va a reaccionar Christian Lindner, líder del partido de los liberales (FDP) y ministro de Hacienda. Se supone que la financiación del plan anticrisis es cosa suya. Pero Lindner está pasando un auténtico viacrucis.

Desde que llegó al Gobierno, aunque de momento ha conseguido su promesa de evitar subir impuestos tal y como se supone querían antes de llegar al Ejecutivo socialdemócratas y ecologistas, Lindner ha cedido a que el endeudamiento público sea una de las grandes herramientas para enfrentarse a la crisis. El electorado del FDP parece alérgico a esta idea.

Por eso, en las últimas de las tres elecciones regionales que se han celebrado este año en Alemania, en Baja Sajonia, los liberales no superaban el 5% necesario para ganar representación parlamentaria. En los comicios regionales más importantes de este año, en Schleswig-Holstein y Renania del Norte-Westfalia, al FDP se lo consideró uno de los partidos “perdedores”, aunque superara solo por poco esa barrera del 5%.

De momento, lo que ha conseguido Lindner, al quedar en entredicho cómo quiere financiar el plan anticrisis del Gobierno alemán, es que la oposición en el Bundestag, mayormente la conservadora Unión Demócrata Cristiana (CDU), tenga más munición para atacar a Scholz y compañía. “No podemos ignorar la inconstitucionalidad”, ha dicho al diario económico Handelsblatt a cuenta de los 200.000 millones de euros de Scholz el responsable de asuntos presupuestarios democristianos, Christian Haase.

En septiembre, el día de la presentación de las últimas y esperadas medidas anticrisis, Scholz se refirió al dinero que quería poner sobre la mesa como un “disparo doble del bazoca del dinero del Estado”. En vista de los reproches que se hacen en Europa y dentro Alemania al plan, está por ver si el bazoca de Scholz puede disparar de verdad o si está irremediablemente encasquillado.

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