La inflación en la eurozona marca un nuevo récord y alcanza en junio el 8,6%
La inflación de la eurozona ha escalado otras cinco décimas en junio y se ha situado en el 8,6% en tasa anual, según los datos publicados este martes por la oficina de estadística de la UE, Eurostat.
Junio se ha convertido así en el mes con una mayor inflación interanual en lo que va de año, después de que el aumento de los precios fuera del 5,1% en enero, del 5,9% en febrero, del 7,4% en marzo y abril y del 8,1% en mayo.
Un año antes, en 2021, la tasa de inflación en junio era del 1,9%.
La inflación interanual de la Unión Europea a 27 alcanzó el 9,6% en junio de 2022, frente al 8,8% de mayo. En 2021, la tasa era del 2,2%.
Las tasas más bajas se registraron en Malta (6,1%), Francia (6,5%) y Finlandia (8,1%). Por contra, las tasas más altas se registraron en Estonia (22%), Lituania (20,5%) y Letonia (19,2%). España registró un 10,2%.
En comparación con mayo, la inflación anual cayó en dos Estados miembros y aumentó en 25. En junio, la mayor contribución a la tasa de inflación anual de la zona del euro provino de la energía (+4,19 puntos porcentuales), seguida de alimentos, alcohol y tabaco (+1,88 puntos), servicios (+1,42 puntos) y bienes industriales no energéticos (+1,15 puntos).
Sin embargo, la inflación subyacente, que excluye la energía, el alcohol, el tabaco y los alimentos frescos por tener unos precios más volátiles, se situó el mes pasado en un 3,7%, lo que supone una disminución de una décima respecto al mes de mayo.
La energía repitió en el sexto mes del año como principal factor del incremento de los precios, con una tasa anual de crecimiento del 42%, lo que representa un aumento de más de dos puntos en comparación con el mes anterior.
Por su parte, el precio de los alimentos procesados, el alcohol y el tabaco ha aumentado un 8,2% en junio (frente al 7% de mayo), mientras que el de los alimentos no procesados se incrementó en más de dos puntos, desde el 9% de mayo al 11,2% en el pasado mes.
A punto de la subida de tipos
Este jueves el Banco Central Europeo subirá un cuarto de punto los tipos de interés, que puede convertirse en medio punto de subida a la vuelta del verano. Lo que persigue el BCE es intentar pinchar la escalada de los precios, aunque sea a costa de enfriar la recuperación económica ya amenazada por la guerra.
El mandato fundamental del Banco Central Europeo, con sede en Francfort, es que la inflación se mantenga próxima al 2%, pero sin superarlo. Y han bastado unos meses de precios altos, principalmente por la crisis energética, agravada por la invasión rusa de Ucrania, para que el BCE anunciara una subida de tipos de interés –la primera en 11 años–, después de que lo hicieran la Reserva Federal de EEUU y el Banco de Inglaterra.
La inflación es el peor de los fantasmas económicos en Alemania, principal economía de la UE, país en el que tiene su sede el BCE y país cuyo Tribunal Constitucional marca de cerca a la entidad presidida por Christine Lagarde ante lo que a veces considera extralimitaciones del mandato monetario del Banco Central Europeo –ultra vires, en términos de Karlsruhe–.
La decisión de subir los tipos para desincentivar el consumo al tiempo que se incentiva el ahorro con el propósito de rebajar la inflación, llegará este jueves de la mano de otra decisión clave: el fin del programa de compra de deuda pública puesto en marcha al principio de la pandemia para rebajar la presión sobre la capacidad de maniobra de los Estados para responder a la crisis del coronavirus, con el grifo del gasto público abierto en Bruselas.
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