Los multimillonarios estadounidenses han pasado de pagar un 70% de sus ingresos totales en 1950 a un 47% en 1980 y un 23% en 2018. En la tierra de las oportunidades la clase media paga ya cinco puntos más en impuestos que los ultrarricos, según revela una investigación de los economistas especializados en desigualdad Emmanuel Saez y Gabriel Zucman recogida en el libro “El triunfo de la injusticia: cómo los ricos esquivan los impuestos y cómo hacerles pagar” (Highbridge Co), que se publica en aquel país el próximo 15 de octubre.
Un gráfico que el propio Zucman ha publicado en Twitter expresa cómo el sistema fiscal “más progresivo del mundo” se ha transformado en otro en el que los ultrarricos pagan “menos que nadie”, un hecho al que no es ajena la rebaja fiscal aprobada por Donald Trump en 2017.
En este gráfico se observa cómo han ido evolucionando los impuestos estatales, federales y locales para los muy ricos en EEUU. Un panorama que lleva a afirmar a estos economistas que ahora sí se cumple la máxima adelantada por el multimillonario Warren Buffet, defensor a ultranza de la subida de impuestos para los de su clase, cuando denunciaba hace diez años que su secretaria tributaba más que él. “Por primera vez en más de un siglo los billonarios pagan menos impuestos que sus secretarias”, concluyen los autores, según una de las reseñas del libro.
En una conferencia sobre el impuesto del patrimonio que estos dos profesores de la Universidad de California ofrecieron el pasado septiembre se resumen algunos de los principales hallazgos de su investigación, que se ha basado en estudiar la combinación de todos los impuestos que se pagan en los distintos niveles de la administración estadounidense.
“La desigualdad de ingresos y riqueza ha aumentado dramáticamente en los Estados Unidos durante las últimas décadas. Una de las principales preocupaciones sobre la concentración de riqueza es su efecto en las instituciones democráticas y en la formulación de políticas. La opinión de que la concentración de riqueza excesiva corroe el contrato social tiene profundas raíces en Estados Unidos, un país fundado en parte en reacción contra la muy desigual y aristocrática Europa del siglo XVIII”, argumentan.
En la actualidad, la tasa impositiva promedio de toda la economía en EEUU es del 28%. Las tasas impositivas en los siete deciles (tramos de renta) inferiores son ligeramente más bajas que el promedio (25% en lugar de 28%). Las tasas impositivas entre los percentiles 80 y 99.9 son muy ligeramente más altas que el promedio (alrededor del 29%). La tasa impositiva alcanza el 33% para el 90% inferior del 0,1% superior. Pero la tasa de impuestos cae al 23% entre los más ricos de entre el 0,1% más millonario. Es decir, las 400 mayores fortunas del país.
En este grupo sin duda se encuentra Buffet, el tercer hombre más rico del mundo, uno de los firmantes de la carta que reclamaba en 2001 al recién elegido presidente del país, George W. Bush, que no eliminase como había anunciado el equivalente a nuestro Impuesto sobre Sucesiones (el US Estate Tax), tributo que gravaba con una tasa que iba del 37 al 55% las herencias de valor superior a un millón de dólares. “Sería como formar el equipo olímpico para los Juegos de 2020 eligiendo a los primogénitos de los medallistas de 2000”, explicaban millonarios como Bill Gates o George Soros.
Lejos de estos planteamientos, en la rebaja fiscal impulsada el año pasado por otro millonario y presidente de EEUU, Donald Trump, se redujo finalmente el Impuesto de Sucesiones: acordaron doblar la actual cifra libre de pago en las herencias, que pasó de 5,5 a 11 millones de dólares para los ciudadanos solteros y de 11 a 22 millones para los matrimonios. Trump pretendía eliminarlo completamente, tal y como defienden en España partidos como Ciudadanos, que recientemente propició su desaparición en Castilla y León, donde solo lo pagaba el 0,6% de la población.