Primero tocó apretarse el cinturón y ahora seguir ajustándolo. Es lo que han convenido los ministros de Economía de la zona euro en una reunión del Eurogrupo en Bruselas en la que han establecido las directrices de la política fiscal para el próximo año. Una vez que los 27 han recuperado las reglas de la disciplina fiscal tras años de gasto expansivo para hacer frente a la crisis de la pandemia, primero, y de la guerra en Ucrania, después, los responsables de Finanzas de la eurozona son conscientes de que la mayoría de ellos tienen que hacer ajustes para reducir el déficit y la deuda, que según las normas de la UE tienen que estar en el 3% y el 60% del PIB, respectivamente.
Y para eso han endurecido ligeramente el tono respecto a sus conclusiones de hace cuatro meses. Si en marzo los ministros abogaban por “una política fiscal global ligeramente contractiva en la zona del euro en 2025”, ahora eliminan el adverbio y se comprometen a que “la implementación del marco revisado de gobernanza lleve a una política fiscal contractiva en la zona euro durante todo el año 2025”. Además, hace unos meses, los ministros reconocían la necesidad de hacer “políticas ágiles” ante el escenario de incertidumbre global mientras que ahora consideran que el nuevo marco de reglas fiscales ya aporta los instrumentos necesarios para hacer frente a esa situación de zozobra geopolítica.
Las medidas extraordinarias de gasto que permitieron salir de la crisis sin la austeridad recetada tras el crack financiero han llevado, según los ministros, a un “debilitamiento de las finanzas públicas”. De ahí que ahora defiendan que toca hacer ajustes, aunque nadie se atreve a mencionar palabras como recortes.
“La Comisión Europea ha hecho sus recomendaciones y la evaluación de que de que si son implementadas llevará a una política fiscal más contractiva”, ha sido la explicación que ha dado el presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe, tras la reunión de los ministros. En base a esas instrucciones de Bruselas, los gobiernos de la zona euro tendrán que presentar sus planes estructurales en septiembre y los planes presupuestarios de 2025 en octubre.
“Una consolidación fiscal gradual y sostenida en la zona del euro sigue siendo necesaria en el futuro, dada la necesidad de reducir los elevados niveles de déficit y deuda. Al mismo tiempo, esto debe llevarse a cabo de forma que se minimice el impacto sobre el crecimiento, al tiempo que se sigue mejorando la productividad y se mantiene o aumenta la inversión, que sigue siendo esencial para una economía competitiva, dinámica y resistente. Nos comprometemos a redoblar nuestros esfuerzos para mejorar la eficacia, la calidad y la composición del gasto público”, recoge la declaración conjunta del Eurogrupo.
“Tener una consolidación fiscal no es una tarea fácil para ningún país, pero es una necesidad para varios países”, advirtió el comisario de Economía, Paolo Gentiloni. La Comisión Europea abrió recientemente procedimientos de déficit excesivo a siete países que sobrepasan el umbral del 3% (Francia, Italia, Bélgica, Hungría, Malta, Polonia y Eslovaquia). España se libró de esa medida, que habría tenido más de estigmática que de efectos prácticos dado que tanto el Gobierno como Bruselas consideran que a finales de este año ya se bajará de esa cifra. Aún así, los asesores fiscales de la UE han cuestionado esa decisión al entender que el exceso de este año (0,6 puntos sobre el 3%) no era “pequeño” por mucho que fuera “temporal”.
Lo que ha planeado, no obstante, en la cita de este lunes ha sido fundamentalmente la situación de Francia en un momento en el que la izquierda ha ganado las elecciones y se ha comprometido a aumentar el gasto. No obstante, el líder del Nuevo Frente Popular, Jean-Luc Mélenchon, lanzó un mensaje tranquilizador la semana pasada precisamente desde la capital comunitaria al asegurar que sus políticas no chocarían con las reglas fiscales. “No sé en qué nuestro programa es contradictorio con las reglas presupuestarias europeas”, dijo. “Somos lo suficientemente listos e inteligentes como para entender que no tenemos ningún interés en chocar frontalmente con instituciones capaces de lo peor, como la Comisión Europea”, recoge Euronews.
“Está claro que hay que realizar ajustes fiscales en Francia y en el resto de países con deuda alta”, afirmó Gentiloni, quien ha señalado , no obstante, que las sendas de ajuste que Bruselas ha impuesto a las capitales para los próximos años son “realistas” y ha asegurado que tendrán en cuenta las “dificultades institucionales” que atraviesen los países. Una de las flexibilidades que se planteó en la negociación del nuevo Pacto de Estabilidad y Crecimiento fue precisamente que los países puedan hacer cambios en sus planes de ajuste si hay cambios de gobierno.