N26, el banco berlinés al que critican por “el amor” que le profesan los estafadores

Aldo Mas

Berlín —

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El banco N26 es una entidad financiera que no necesita sucursales. Sus clientes tienen sus servicios al alcance de sus dedos. Sólo necesitan un smartphone, una app y una conexión a Internet. Creado en 2013 en Berlín, la entidad de Valentin Stalf -su fundador y CEO con apenas 36 años ya figura entre los referentes del mundo de las finanzas alemanas.

El valor estimado de N26 superaba el pasado mes de otoño al de Commerzbank, considerado uno de los grandes actores del sector financiero germano. Después de una última y reciente ronda de captación de capitales, N26 se acercaba a una valoración estimada en 7.800 millones de euros. En España desembarcaron en 2018 y según sus datos tendrían unos 600.000 clientes en nuestro país. Según las informaciones que publicaba el diario económico Handelsblatt sobre esa ronda de financiación, N26 se habría situado ahora en el panorama financiero como “el tercer banco comercial alemán”, sólo por detrás de Deutsche Bank y de DZ Bank.

Como actor que actúa únicamente a través de Internet, N26 se presenta a menudo como el gran –cuando no el mejor– ejemplo de una entidad a la cabeza de la “transformación digital” que está en curso en el mundo de las finanzas, según los términos de Stalf. En sus páginas económicas, el semanario Focus ha informado de que N26 aspira incluso a convertirse el año que viene en uno de los grandes bancos de Europa.

Sea como fuere, la revista estadounidense Forbes ya ha nombrado al N26 como “el mejor banco del mundo” en 2021. La entidad berlinesa dice tener siete millones de clientes en todo el mundo, 1.500 empleados y perdidas millonarias. Los datos más recientes, de 2019, dan cuenta de pérdidas por valor de 217 millones de euros.

Con todo, Stalf y su banco parecen estar en la cresta de la ola y, sin embargo, N26 también está dando pie a informaciones que no hablan precisamente bien de esta joven entidad. Por ejemplo, de N26, el diario generalista Süddeutsche Zeitung ha titulado lo siguiente: “El banco al que amaban los estafadores”.

El texto sobre N26 que firmaban en ese diario hace un par de semanas los periodistas Jan Diesteldorf y Alexander Hagelüken recogía las duras críticas que se están vertiendo sobre el banco de Internet, también conocidos como “neobancos” por funcionar a través de una aplicación informática. Esas críticas contra N26 las formulaban los bancos populares bávaros, organizados en la Asociación Cooperativa de Baviera (GVB, por sus siglas alemanas), en un reciente escrito que citaba el Süddeutsche Zeitung. El texto estaba dirigido a la BaFin, la autoridad germana dedicada a la supervisión del sector financiero.

Criminales usando cuentas de N26

Según la GVB, ante casos de estafa a través de Internet, por ejemplo, por medio de compras en falsas tiendas de Internet o tras haber sido el usuario de una cuenta en otro banco víctima de pirateo de su correo electrónico, en N26 pecan de pasividad. Por lo que denuncia la GVB, los autores de esas estafas digitales tendrían cuentas en N26. Por ellas pasaría o acabaría el dinero estafado en las tiendas falsas de Internet o a través del pirateo del correo electrónico.

De ahí que el Süddeutsche Zeitung escriba que hay “criminales que visiblemente utilizan cuentas en el banco N26 para estafar a clientes de otros bancos”. Además, ante tales hechos, “más del 75% de los casos quedan sin resolver”, según el escrito de la GVB, donde reprochan a N26 falta de implicación suficiente para hacer frente a estas situaciones.

En N26, llueve sobre mojado. El pasado mes de agosto el Handelsblatt informaba de que entre mayo de 2019 y julio de 2021, un número indeterminado de criminales habrían utilizado hasta 1.600 cuentas del banco berlinés como herramientas de tiendas falsas de Internet o cuentas de la plataforma de subastas y ventas e-Bay destinadas a estafar.

Multa de 4,25 millones de euros de la BaFin

Este tipo de informaciones no han pasado desapercibidas para las autoridades. La BaFin, de hecho, tiene a N26 en su punto de mira. Prueba de ello ha sido la multa que ya ha impuesto a la entidad berlinesa la instancia supervisora de 4,25 millones de euros por omisiones a la hora de presentar documentos sobre sospechas de blanqueo de dinero. Ese castigo se pagó el pasado mes de julio, aunque no transcendió a la prensa hasta finales de septiembre.

Problemas como los relacionados con el lavado de dinero o la identificación y verificación de clientes del banco han puesto a la BaFin a disgusto con N26, pero Valentin Stalf y los suyos prometen mejorar. A principios de septiembre, en un acto organizado por el Handelsblatt, el propio Stalf reconocía que su empresa estaba dedicando importantes recursos a la prevención de estafas. Sólo en 2021, el banco va a dedicar unos 30 millones de euros para luchar contra las prácticas delictivas, según Stalf.

El CEO del banco lleva ya meses aireando un discurso de promesas que aspira a tranquilizar a las autoridades. “Queremos cumplir nuestra parte en la lucha contra la criminalidad global. Esta lucha es una tarea de toda la sociedad, en la que los bancos y las instituciones financieras juegan un papel fundamental. N26 sabe de esta responsabilidad y se ocupa de ello”, decía Stalf a través de un comunicado antes de pagar la citada multa de 4,25 millones de euros.

Que este otoño se hable del “amor” que profesan los criminales a N26 no parece dar la razón al CEO del banco. Pero tampoco esa caracterización que hacía del banco el Süddeutsche Zeitung hace unos días parece costar gran cosa a la entidad en términos de éxito e imagen. En la empresa, de hecho, celebran la reciente llegada de una inversión de unos 700 millones de euros. Los responsables del banco dicen “querer atraer a más gente concentrada en productos, la tecnología y la seguridad”. Pese a las críticas, se están saliendo con la suya.