La OCDE avisa de que las pensiones españolas no sirven para reducir la desigualdad
El sistema de pensiones en España es uno de los que tiene una menor capacidad para reducir la desigualdad, de entre todos los países de la OCDE. Esto es, las desigualdades en la educación que se perpetúan en muchos casos durante la vida laboral y afectan a la salud se manifiestan también después en la jubilación. “España tiene un sistema de pensiones en el que la proporcionalidad entre contribuciones y pensiones recibidas es bastante fuerte. No decimos que eso sea bueno ni malo”, ha aclarado este jueves el economista Manuel Flores, de la División de Políticas Sociales de OCDE. Un problema que podría ser cada vez más acuciante a medida que aumenta el número de pensionistas.
La puntualización de que el organismo presidido por Ángel Gurría no tiene una opinión sobre la conveniencia o no de vincular cotizaciones y pensión venía al caso por la intervención durante la presentación de diversos técnicos del Ministerio español de Empleo y Seguridad Social poniendo en duda los resultados del informe “Previniendo la desigualdad en la vejez”.
Ha habido varios intercambios de puntos de vista que en ocasiones han resultado algo tensos. “Bastantes problemas tenemos como para trasladar a la población que hay desigualdad entre los pensionistas”, ha alegado el director general de Estadísticas y Análisis sociolaboral del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, Juan Luis Chocarro. A su juicio, los datos utilizados por los técnicos de la OCDE para llegar a sus conclusiones no son los adecuados en todos los casos. Y ha hecho hincapié en que la existencia de complementos a mínimos en las pensiones como muestra de que no sólo se utilizan las bases de cotización para su cálculo.
Sin embargo, para el organismo internacional “España no cuenta con fuertes redes de seguridad que redistribuyan los ingresos de las pensiones, al contrario que otros muchos países de la OCDE, que disponen de mecanismos para complementar las pensiones vinculadas a los ingresos previos”. El informe, que fue presentado la semana pasada en París y este jueves en Madrid, en la sede de Fedea, detalla que si bien en España casi la totalidad de la pensión depende de lo cotizado, en la media de los países de la OCDE esta correlación es de dos tercios.
La OCDE muestra en su informe que a lo largo de la carrera laboral la desigualdad tiende a aumentar, y hay un riesgo de que se reproduzca este fenómeno en edades más avanzadas. Este reto es mayor en aquellos países en los que esa población de más edad va a aumentar mucho, como es el caso de España. Según cálculos de la institución, España se convertirá en 2050 en el segundo país más envejecido del 'club' que agrupa a las 35 economías más desarrolladas, solo por detrás de Japón, con una ratio de dependencia que alcanzará las 76 personas mayores de 65 años por cada 100 en edad de trabajar, aquellos de entre 20 y 64 años, frente a la actual proporción de 30 mayores de 65 años por cada 100 personas en edad de trabajar.
Además, los niveles de desigualdad entre los jóvenes han aumentado y suelen crecer más a lo largo de la carrera laboral. Y gran parte de esos desequilibrios se van a traducir en mayor desigualdad después en las pensiones.
La OCDE subraya que las generaciones nacidas en los años 1960, ahora en la cincuentena, tienen ingresos que ya no son superiores a los nacidos una década antes cuando tenían su misma edad. Lo mismo ocurre con las generaciones de los años 1970.
En todo, caso el organismo enfatiza que el sistema de pensiones “no puede corregir todas las desigualdades que se generan a lo largo de la vida laboral”, un escenario que no ve realista. “Pero cada país debe decidir cuanto quiere redistribuir, porque también sabemos que según los incentivos hay en el sistema de pensiones la gente va a trabajar más, va a trabajar menos”. “Es más fácil actuar pronto que hacerlo después”.