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El ozono, un “paracetamol” para el campo con efectos secundarios en el suelo

Palencia —

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Palencia, 10 jul (EFE).- El proyecto FitO3, desarrollado por el centro tecnológico ITAGRA para evaluar el uso del ozono en agricultura, concluye que este “paracetamol” es efectivo para el control de enfermedades en las hojas y la madera de los cultivos, pero su aplicación en el suelo tiene efectos secundarios, ya que destruye materia orgánica y reduce su fertilidad.

El proyecto desarrollado durante dos años y financiado por el Instituto para la Competitividad Empresarial de Castilla y León, buscaba “ofrecer datos objetivos” sobre la efectividad que tiene el uso del ozono en agricultura, explica a EFE Jorge Miñón, coordinador técnico y de I+D+i del Centro Tecnológico Agrario y Agroalimentario ITAGRA, ubicado en Palencia.

De hecho, como explica este ingeniero agrónomo, en los últimos años el uso del ozono en agricultura “ha sido un boom”, y se está aplicando como “paracetamol” para la desinfección en suelos, “porque es un potente oxidante que elimina los microorganismos patógenos”, pero no existía un conocimiento suficiente sobre las consecuencias de su uso.

De ahí el interés del proyecto FitO3, dirigido por los investigadores del ITAGRA Susana Luis y José Manuel Miguel, que ha concluido el pasado 30 de junio revelando datos positivos y negativos.

Y es que, según los resultados del proyecto, aunque el ozono es un buen desinfectante, también elimina los microorganismos buenos que hay en el suelo y destruye la materia orgánica en altos niveles, “con todo el impacto que supone al reducir el sumidero de carbono del suelo, y la fertilidad de los suelos”, aseguran a EFE los investigadores.

Para llegar a estas conclusiones se han hecho ensayos con diferentes cultivos extensivos, hortícolas y frutales y diferentes suelos, de Palencia, Burgos, la Ribera del Duero, Zamora o Salamanca, y se ha visto que efectivamente el uso de ozono tiene un efecto desinfectante de los suelos, pero, también, “que no es tan eficiente como se dice porque produce daños colaterales importantes en el suelo, con pérdida de materia orgánica”.

Por ejemplo, al realizar de forma continuada un tratamiento de cuatro partes por millón de agua ozonificada (una concentración muy baja) en un suelo típico de viñedo con un contenido en materia orgánica del 0.75% (28.125 Kilos por hectárea de materia orgánica en los 30 centímetros), supone la pérdida de 2.250 Kg/ha de materia orgánica.

“Y recuperar esta cantidad perdida puede suponer mas de siete años en un viñedo tradicional”, asegura Miñón que insiste en que por una parte, el uso del ozono “reduce el patógeno del suelo”, pero, por otra, ocasiona importantes daños colaterales “ya que nos estamos cargando la reserva de nutrientes del suelo y la materia orgánica que es sumidero de carbono y la herramienta para capturar gases de efecto invernadero”.

Unos resultados que se repiten en todos los cultivos y en todos los suelos, aseguran los responsables del proyecto.

Sin embargo, también se ha comprobado que su uso es “bueno” si se aplica de forma pulverizada en la superficie de la hoja de los cultivos y se ha demostrado que es “bastante efectivo” para tratar enfermedades fúngicas en las hojas, como el oídio, una de las enfermedades más importantes en los cultivos hortícolas, y para el control de la yesca, una enfermedad de la madera que mata a la viña.

De hecho, el ozono ya se esta aplicando en viñedos desde hace tiempo, pero generalmente para descontaminar el suelo, algo innecesario, según los resultados de este estudio, ya que la yesca está en la madera y este proyecto demuestra que sería mas eficiente y sostenible aplicarlo en la madera y en la hoja.

Además, también han destacado que el ozono es un compuesto “inocuo”, que no deja residuo y, aunque no está registrado para agricultura ecológica, su uso no contamina.

Por tanto puede concluirse que su uso en agricultura es “útil y efectivo en el en control de plagas y enfermedades de origen fúngico” pero no lo es tanto cuando se aplica en suelos, ya que “se acaban empobreciendo a nivel biológico”.

Almudena Álvarez