La radiografía del sector primario en España confirma una situación compleja marcada por el estancamiento de la actividad y, sobre todo, la caída de los agricultores, ganaderos o pescadores pequeños y medianos. El encarecimiento de los costes y las sequías han agravado las dificultades en general y, en concreto, la crisis del modelo tradicional, que se componía mayoritariamente de autónomos, favoreciendo el negocio de las grandes empresas en todos los eslabones de la cadena alimentaria.
“No sabes la cara que se te queda, después de estar todo el día podando con viento y lluvia, cuando te metes a las redes sociales y ves a 200 iluminados diciendo que no soy un trabajador del campo, que soy la patronal”, lamenta un joven agricultor de la Alcarria. Su modelo de negocio, familiar, es el que más ha sufrido en los últimos años, y el que sostiene sobre sus espaldas todas las reivindicaciones que recorren Europa y nuestro país: la escalada de los costes (de las maquinarias, de los abonos, de los fitosanitarios...), las malas cosechas y la desigualdad regulatoria frente a productores extracomunitarios (de Ucrania, Marruecos o Turquía, entre otros).
Los datos reflejan que sobrevivir en el sector primario en España sin ser un 'gigante' es cada vez más difícil, pese a las subvenciones europeas y a las ayudas anti crisis del Gobierno. El número de autónomos y sus ventas se han reducido, los cultivos son cada vez más grandes y están en menos manos y cerca del 10% de las explotaciones agrícolas ha desaparecido en los últimos 15 años (hasta un 37% en el conjunto de la Unión Europea).
En cambio, y precisamente como resultado de este contexto, los márgenes de beneficio de las grandes empresas han aumentado en la crisis de inflación. Además, este tipo de sociedades sí crecen en número. “Al final, las industrias y la distribución presionan para que haya explotaciones cada vez más grandes y controlables”, explicaba Diego Juste, portavoz de UPA (Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos) a elDiario.es. Este agricultor también apuntó a otros factores, como la progresiva “mecanización”, que conlleva que el nivel de gasto a veces no sea afrontable para las pequeñas explotaciones, y también el “progresivo despoblamiento” del territorio rural.
El punto de partida: estancamiento del 'PIB agrícola'
Para realizar una radiografía del sector primario en España, un punto de partida puede ser observar la evolución de la Renta Agraria (conocido coloquialmente como 'PIB de la agricultura') y que calcula el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Este indicador recoge “la renta generada en las actividades de agricultura, ganadería y caza” y muestra un estancamiento en niveles de 2016 pese a la recuperación del último año, liderada por los grandes actores del sector y por la ganadería.
En el detalle de la Renta Agraria de 2023, se observa un incremento de algunos costes —semillas y plantones, mantenimiento de material y de las propiedades y servicios—. Asimismo, se recoge un abaratamiento de la energía (-32,2%) y de los fertilizantes (-13,6), principalmente porque en 2022 se dispararon por la invasión rusa de Ucrania.
Respecto a los precios de venta, casi todos aumentaron el año pasado —con la escalada destacadísima del aceite—, aunque el valor de la producción se comportó de forma muy desigual al contraerse los márgenes de beneficio (ocurre si se elevan más los costes que los ventas) o descender las cantidades: con desplomes significativos del 50% en el caso de los cereales, del 30% en el del aceite o del 20% en el vino, y con crecimientos generalizados en la ganadería.
Más empresas grandes, que sí mejoran sus márgenes
Hasta aquí, los datos agregados, del conjunto del sector de la agricultura, ganadería y caza. Si se cambia de fuente de información, y se acude al Observatorio de Márgenes Empresariales se obtienen nuevas conclusiones. Esta estadística la crearon el Ministerio de Economía, el Banco de España y la Agencia Tributaria en esta crisis de inflación para contar con más información sobre el reparto del daño de las subidas de precios entre empresas y trabajadores, y para detectar qué sectores han aprovechado o están aprovechando para obtener más ganancias al trasladar el incremento de los costes a los precios de venta.
En este caso, los datos del sector primario reúnen agricultura, ganadería, silvicultura y pesca. Por otro parte, según el propio Observatorio, “cabe matizar que el sector está escasamente representado en la muestra de la estadística, dado que la misma no incluye datos de autónomos, con elevada presencia en el sector”. Es decir, la información que se obtiene es de empresas, que no han parado de crecer en número en los últimos años y que han elevado sus márgenes de ganancias según las distintas aproximaciones que realiza el Observatorio (en el gráfico anterior está recogida la más básica: ventas menos compras, pero la tendencia es la misma si se miran otros cálculos).
Menos agricultores
Para encontrar a la parte débil del sector, hay que consultar las estadísticas del IRPF de la Agencia Tributaria. Los datos del siguiente gráfico recopilan la renta neta (después de deducir gastos) de los autónomos agrarios, y el número total, hasta 2021. Esta cifra roza las 900.000 personas, que son mucho más que los agricultores en activo según la EPA (Encuesta de Población Activa) porque hay mucha gente que tiene tierras pero no viven (en términos de ocupación principal) de la agricultura.
La evolución es descendente, y también caen las ganancias que obtienen, en contraste con lo que ocurre con las grandes empresas que están representadas en el Observatorio de Márgenes. Incluso, si atiende a la distinción que la Agencia Tributaria hace entre los autónomos normales y los autónomos 'ricos', con ingresos elevados, la fotografía es mucho peor para los primeros. Es la evidencia de la crisis del modelo tradicional.
Cambio de modelo en España: cultivos cada vez más grandes y en menos manos
En la última década, la superficie que hay en España destinada al uso agrícola es prácticamente la misma. Cerca de 24 millones de hectáreas en las que se producen todo tipo de cultivos: frutales, viñedos, olivares, pastos... La variación en diez años ha sido mínima, menos de un 1%. Lo que sí ha cambiado es el número de explotaciones: hay casi un 8% menos que en 2009. La combinación de estos dos factores indica que la producción agrícola está cada vez más concentrada.
Es una de las conclusiones que arrojan los datos del último Censo Agrario (2020) publicado por el Instituto Nacional de Estadística a (INE) en 2022. Se trata de una exhaustiva operación estadística que no se realizaba desde hacía diez años, y cuya primera publicación fue en 1999.
En 1999, el 54% de la tierra agrícola estaba en explotaciones de más de 100 hectáreas, esta proporción aumentó hasta el 55% diez años más tarde y, en 2020, los macro cultivos ya suponían el 58% de toda la superficie agrícola de España. El resto de explotaciones de otros tamaños han ido perdiendo terreno mientras las más grandes crecían cada vez más.
El campo español pierde peso en la UE
Si se amplía el foco y se busca la comparativa del sector primario español con el de las otras grandes economías europeas (Alemania, Italia y Francia), se observa una especial incidencia de los problemas comunes en nuestro país.
La producción total de la agricultura, ganadería y pesca de España, medida según el Valor añadido bruto (VAB) de la Contabilidad Nacional, llegó a suponer un 27%, en 2016, de la suma de los cuatro principales países de la UE, como se observa en el último gráfico de esta información. Ahora, se ha reducido hasta el 21%.
Mientras, la producción del sector primario de España respecto al VAB total del país (la producción de todas las industrias) ha descendido del 3,2% al 2,5%, un mínimo de 2009.