Las cifras récord del turismo en España se alimentan de la precariedad laboral del sector
El turismo acumula cifras récords de llegadas de turistas después de que el año pasado rozara los 65 millones de llegadas y con previsión de alcanzar los 68 millones en este ejercicio. A la par de estos datos el PIB turístico aumentó el 2,9% en 2014, según los datos del lobby turístico Exceltur, lo que representó el doble del crecimiento de la economía española que creció un 1,4% en el mismo periodo. Pero mientras los políticos sacan pecho al calor de los grandes datos y hablan del sector como locomotora económica, el lado más oscuro de este brillante sector es el empleo.
Con un modelo turístico marcado por la estacionalidad del sol y playa, la temporalidad ha sido una característica tradicional de los puestos en el sector. Mientras que la tasa de temporalidad en 2014 se situaba en el 24% en la media general, en el turismo se disparaba hasta el 34,8%. Un porcentaje que se ha incrementado desde 2009 cuando el porcentaje de temporalidad en turismo se situaba en un 31%.
A esto se unen los bajos salarios del turismo dentro del cual la hostelería es el sector de actividad económica española con los sueldos más bajos, según el INE. En concreto, el salario medio anual se situó en 13.851 euros en el año 2013, cuando el salario medio anual de todos los sectores está establecido en 22.697 euros. Los sindicatos denuncian además contratos precarios, externalizaciones de puestos de trabajo y contratos por menos horas de las que realmente se realizan.
Laura (nombre ficticio) ha estado un año trabajando en la recepción de un hotel de la costa levantina encadenando contratos temporales. De hecho, cuenta que durante sus dos primeros meses de trabajo durante el verano, la empresa contrató a ella y a otra persona con un temporal de dos meses para finalmente decidir que solo uno continuaba. Esta veinteañera cuenta que las condiciones del puesto han empeorado frente a las que disfrutaban en el mismo anteriores trabajadores. Como muestra explica que, por ejemplo, mientras que antes se pagaban los festivos trabajados, a ella únicamente le ofrecían librar las horas trabajadas en festivo pero sin ser aumentadas por tratarse precisamente de un feriado.
Además, al estar sola en la recepción, no podía hacer la pausa sin llevarse el teléfono e interrumpir el receso en el caso de que entrara alguien, a pesar que de la ley establece descansos cada cierto tiempo trabajado. Con un sueldo mileurista, los principales problemas eran la falta de seguridad del puesto y los horarios complicados de compatibilizar con el resto de vida. Laura también cuenta que a una de sus compañeras la llamaban únicamente como refuerzo en momentos puntuales de pico de trabajo, pero que durante esos momentos no tenía contrato y le pagaban en negro.
“Hay algunos indicadores preocupantes en parte del empleo que se está creando. Uno de los aspectos que sobresale en las nuevas estadísticas de afiliación a la Seguridad Social en actividades características del turismo que se elaboran en Canarias es el incremento notable de la contratación a tiempo parcial, particularmente en el subsector de restaurantes que absorbe mucha mano de obra. Se trata de una contratación cuya jornada real difiere con frecuencia de la pactada”, explica Raúl Hernández Martín, director de la Cátedra de Turismo de la Universidad de La Laguna. “Otro indicador destacado es la bajísima tasa de afiliados a la Seguridad Social como titulados universitarios en las actividades turísticas, lo que de nuevo pone de manifiesto la escasa capacidad del sector para aprovechar las nuevas oportunidades de la sociedad del conocimiento”, añade.
La mejora no llega al empleo
Los sindicatos denuncian que los mejores datos turísticos no se reflejan en una mejora en la calidad del empleo que se crea. “Es verdad que el sector ha generado empleo, pero el que se ha creado es temporal y a tiempo parcial, por lo tanto el reto de empleo de calidad no se ha cumplido sino todo lo contrario, ha empeorado”, según recoge CCOO en su informe “Actividad turística, empleo y negociación colectiva”. En este sentido apuntan que esta falta de empleo de calidad es un lastre a la hora de fidelizar a los turistas, sobre todo, si se tiene en cuenta el traslado de flujos turísticos desde destinos como Túnez o Egipto que podrían dejar España una vez que se estabilicen estos países.
Otro de los problemas del sector es el incremento de becarios y personal con contratos formativos, apunta Gonzalo Fuertes, responsable de política institucional de CCOO. “La empresa apenas gasta en formación y se les utiliza como un personal contratado”, señala Fuertes.
Natalia es un ejemplo de esta denuncia. Esta veinteañera estuvo de prácticas tres meses en una hotel de La Marina Alta (Alicante) y cuenta cómo en el establecimiento los becarios se sustituían por otros cuando terminaba su periodo de estancia. “Ellos te daban el alojamiento y la comida y a cambio tú hacías prácticas en el hotel”, explica esta joven que estudió un FP de turismo. “No se quedaba nadie. Cuando mi compañero y yo íbamos a terminar como becarios ya habían entrado otras dos personas para sustituirnos”, apunta.
Sobre sus funciones, asegura que había algunas que no realizaban porque como iban a estar un periodo corto de tiempo no les merecía la pena enseñarles, pero que sí que tenían tareas como ocuparse del check-in o check-out de los turistas.
A estos males del sector, Fuertes suma la proliferación de lo que se denomina “falsos autónomos”, personas que no están dadas de alta como trabajadores por parte de la empresa pero que en la práctica actúan como otros trabajadores de la misma; eso sí, sin los mismos derechos laborales. Los datos muestran que existe un mayor porcentaje de autónomos en este sector que en la media general y que en el sector de servicios en global, donde por el perfil profesional no debería haber tanta diferencia.
Un 22% del total de trabajadores en el sector turístico son autónomos frente al 16,44% de la media del sector servicios y el 17,59% de la media general, según los datos a cierre de 2014 recogidos por el Instituto de Estudios Turísticos a partir de la EPA.
Externalización de servicios
César Galiano, secretario federal de UGT de hostelería y turismo, apunta como uno de los problemas más graves del sector la externalización de servicios. Pone el caso concreto de los servicios de limpieza de los hoteles. Galiano apunta que se está produciendo una externalización de los servicios de las camareras de hotel a empresas multiservicios donde los salarios pueden llegar a ser un 40% más bajos de los que pagaban los hoteles por el mismo puesto. “Es un trabajo de peor calidad”, apunta Galiano.
Desde las empresas del sector se ha venido diciendo durante los años de crisis que España ha conseguido seguir siendo competitiva gracias a una bajada de precios y que esto no era sostenible. Ahora, a pesar de la recuperación de los datos todo apunta a que las empresas han decidido volver a mejorar la rentabilidad antes que invertir en mejorar las condiciones laborales. “Los beneficios empresariales aumentan, sobre todo, en las grandes empresas. Ha mejorado la posición económica de las empresas pero no se han preocupado de invertir en mejorar condiciones laborales”, afirma Galiano.
“Una apuesta por la precariedad laboral y la baja formación en el turismo es una apuesta miope y de corto plazo, puesto que la competencia en los mercados globales en cualquier sector depende cada vez más de la capacidad de incorporar innovación y conocimiento a los servicios ofrecidos. Una asignatura pendiente en el sector turístico se relaciona con la mejora en la formación de los empleados, lo que redunda en la productividad y en la mejora de las condiciones laborales. Es la vía no solamente deseable, sino la que atiende más a las perspectivas de largo plazo en el sector en una sociedad desarrollada”, señala Hernández.
La mejora de las condiciones laborales se perfila como una de las reformas pendientes del sector que debería ir aparejada al cambio de modelo del sector que busca desligarse del sol y playa. Un cambio de modelo con una menor dependencia de la temporada de verano puede acabar con parte del empleo temporal aunque para la mejora del resto de condiciones sea necesaria una mayor voluntad empresarial.