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Cinco retos para la nueva ministra de Trabajo que muestran los datos de la EPA

Imagen de archivo de trabajadoras en un bar.

Laura Olías / Raúl Sánchez

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El cierre de 2019 ha dejado 402.300 trabajadores más y 112.400 parados menos, gracias a un empuje del empleo en el último trimestre del año, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). Pero detrás de las cifras globales, hay todavía muchas asignaturas pendientes en el mercado laboral que hereda la nueva ministra de Trabajo y Economía Social. Yolanda Díaz ha afirmado que en su opinión el principal desafío de su cartera es combatir la precariedad y dar oportunidades a los 3,2 millones de personas que están desempleadas, gran parte de las cuales llevan mucho tiempo en esta situación.

Los últimos resultados de la encuesta del INE permiten profundizar en algunos de los retos del mercado de trabajo en España, como la elevada tasa de paro, de temporalidad, la alta parcialidad involuntaria y un mundo laboral todavía atravesado por la desigualdad de género.

1. Cuatro de cada diez parados son de larga duración

El alto nivel de desempleo es uno de los mayores problemas del mercado de trabajo. España sigue creando empleo, pero a un ritmo inferior a los años precedentes y habrá que ver cómo avanza la creación de puestos de trabajo con un menor empuje de la economía. Según los últimos datos de la EPA hay todavía 3.191.900 personas en paro, cuando antes de la crisis (último trimestre de 2007) la cifra era de 1.942.000 personas desempleadas.

Si hablamos en términos de tasa de paro, cuántas personas están desempleadas respecto a la población disponible para trabajar, el dato de cierre de 2019 es del 13,8%. En el cuarto trimestre de 2007 era del 8,6%.

Ángel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics, explica que hay voces que apuntan a que “hay poco recorrido para que la tasa de paro baje mucho más”, que el dato está próximo al paro estructural del mercado laboral en España (muy lejano por tanto al del conjunto de la UE, con un paro del 6,3%). En su opinión, con un porcentaje cercano al 14% “aún hay recorrido para aplicar políticas que bajen ese número”.

Uno de los focos problemáticos del paro tras la crisis es el elevado porcentaje de desempleados de larga duración, que afecta sobre todo a la población de más edad. En el cierre de 2007, un 22,8% de los parados llevaban más de un año en desempleo, mientras que 2019 concluye con un 43,5% de los parados en ese situación.

Si atendemos a las personas que llevan más de dos años en paro, el desempleo de muy larga duración, suponen ahora el 30% del total de personas paradas, mientras que antes de la crisis la cifra era del 11,5%.



Una buena noticia, que explica en parte que la tasa de paro apenas se reduzca pese a la creación de empleo y el descenso del número de parados, es el notable aumento de la población activa en 2019, es decir, aquella disponible para trabajar. El mercado laboral, sin embargo, no logra dar salida a todas estas personas interesadas en trabajar.



2. La temporalidad cae, pero se mantiene alta

La excesiva proporción de trabajadores con contratos temporales es otra de las asignaturas pendientes de España, a la cabeza de la UE en este sentido. La última EPA muestra un dato positivo en este indicador de inestabilidad en el empleo: la tasa de temporalidad se reduce por primera vez en los últimos años, cae hasta el 26,1%, que aún sigue siendo un dato muy elevado.

Cabe destacar una cuestión, en la que el Gobierno tiene poder de intervención directa: la temporalidad no se contrae más, entre otros motivos, porque está aumentando en el sector público. En el sector privado, la tasa de temporalidad cayó al 25,7% al cierre de 2019, frente al 27% de un año antes, mientras que en el sector público el porcentaje creció hasta el 27,8% (desde el 26,3% de finales de 2018).



Otro signo de precariedad en el empleo que deberá afrontar el nuevo equipo de Trabajo es la alta tasa de parcialidad involuntaria: más de la mitad de los 2,9 millones de trabajadores con contratos a tiempo parcial (un 51%) afirman que tienen este tipo de jornada porque no encuentran un empleo a tiempo completo.

La OIT pide en su último informe anual atender no solo a los datos de desempleo, sino también a los de “subempleo”, que alcanzan en España a 5,4 millones de personas. Estos “subempleados” reúnen a población en paro, empleada menos horas de trabajo de las que demanda y personas inactivas por estar desanimadas respecto a sus posibilidad de encontrar un trabajo.

3. Persiste la desigualdad de género

La desigualdad de las mujeres respecto a los hombres atraviesa la sociedad y también el mercado de trabajo. Aunque se registran mejoras, aún hay muchos indicadores que reflejan que las mujeres no han alcanzado la igualdad en el mundo laboral. Sus tasas de actividad y empleo se sitúan aún lejos de las de los hombres: 53,53% y 59,42% frente al 64,24% y 69,99%, respectivamente.

Ellas en cambio son mayoría entre las personas paradas (suponen el 52,8% del total) y su tasa de paro es más alta: del 15,6% frente al 12,3% de los hombres. A las trabajadoras también les afecta más la temporalidad, con un 27,4% del total de empleadas que tiene un contrato temporal, mientras que entre los asalariados el dato es del 24,9%. Los trabajos a tiempo parcial también están en manos sobre todo de las mujeres: suponen el 74% del total.

Otro grupo de población especialmente afectado por la precariedad, en todas sus formas, es el de los jóvenes.

4. El sector servicios, más precario, gana terreno

El mercado de trabajo que recibe la ministra Díaz depende cada vez más del sector servicios. Al cierre de 2019, el 75,8% de los trabajadores estaban empleados en el sector servicios, cuando en el mismo periodo de 2008 el dato era del 69,7%. “Que solo crezcan los servicios es algo preocupante para una economía, ya que en líneas generales, se encuentran en la parte baja de la distribución salarial”, sostiene la economista Raquel Sebastián.

En el último año, el empleo ha crecido principalmente en los servicios (+2,5%), con un menor incremento en la industria (+2%), casi la congelación del empleo de la construcción (+0,3%) y la destrucción del empleo en la agricultura (-3,8%).

Si se atiende a las ramas de actividad, se puede comprobar que las que concentran una mayor creación de empleo desde 2008 son las actividades sanitarias y de servicios sociales, la hostelería y la educación. Las que más han reducido su número de trabajadores son la construcción, la industria manufacturera y el comercio.



5. Ojo a las diferencias territoriales

Los datos totales esconden muchas desigualdades entre las distintas Comunidades Autónomas. En los datos de la última EPA ha destacado especialmente el empuje en el empleo de la Comunidad de Madrid, subraya Raquel Sebastián, economista e investigadora en la Universidad Complutense de la capital: “En este último cuatrimestre casi todo el trabajo lo ha creado Madrid (78.400 empleos). En datos absolutos, el 85% del empleo se ha creado allí”.

Ángel Talavera indica que es importante estar atentos a estas cuestiones territoriales para comprobar si Madrid concentra empleo como lo ha estado haciendo hasta ahora, “o si su protagonismo en la economía es cada vez mayor, que quizás sea una señal un poco problemática, con una disparidad regional demasiado alta”.

Si atendemos a qué Comunidades han recuperado el empleo respecto a antes de la crisis, solo figuran las islas. En el caso de Baleares, a mucha distancia del resto de regiones. La Comunidad de Madrid se queda muy cerca de la recuperación de los niveles del inicio de la crisis.



Atención a las horas extra no pagadas

Puede que las horas extra no pagadas no supongan uno de los problemas más graves del mercado laboral en España, dado su número e incidencia en el conjunto de trabajadores (solo un 4,9% de los asalariados afirman hacer horas extraordinarias), pero son otro abuso laboral pendiente de resolver. Aunque disminuye el número de trabajadores que realizan horas extraordinarias no pagadas, aún suponen el 42% del total que cumple con estas ampliaciones de jornada.



El pasado Ejecutivo, con la ministra Magdalena Valerio al frente, aprobó el registro de jornada obligatorio de la jornada laboral en mayo, con la meta de evitar los abusos en las jornadas de trabajo. Aún hay sectores que no lo han implementado, como la banca, que se dio de plazo hasta marzo para aplicar la normativa.

En este último trimestre del año, el número de horas extra no pagadas ha aumentado respecto al trimestre anterior (como es habitual en este periodo): lo ha hecho un 13,4%, menos que en el mismo periodo de 2018 (18,2%), pero un dato similar al de 2017 (13,8%).

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