El jefe de la misión española del FMI, James Daniel, se ha presentado ante la prensa española con un exacerbado perfil bajo. A su tibio informe sobre la situación de España se han unido unas declaraciones poco taxativas sobre algunos de los principales problemas que aquejan a la economía española. Con todo, el FMI ha planteado dos dilemas al Gobierno y a la sociedad española. Al Ejecutivo le ha dicho que “es el tiempo de elegir” cómo mantener a raya el déficit y la deuda. Y las opciones son: subir la recaudación o continuar con los recortes. A los trabajadores, el Fondo también les ha hecho un duro planteamiento: mejorar los salarios de los que ya tienen trabajo o crear empleo.
Para estas dos cuestiones el FMI tiene claras sus preferencias: subir impuestos (básicamente el IVA y los impuestos especiales) y moderar salarios para que las empresas se concentren en crear empleos.
“Cuanto más crezca España más margen hay que incrementar el gasto”, ha sentenciado Daniel ante la cuestión de si se ha acabado ya la época de los recortes y ha repetido hasta tres veces que la consolidación fiscal debe ser “gradual, gradual, gradual” (lo que viene a ser lenta, lenta, lenta). Pero unido a esto, el experto insistió: “España tiene que pagar el Estado del bienestar”.
El hombre de negro se ha privado de hacer cualquier referencia a la austeridad y de insistir en que todos los esfuerzos del Ejecutivo deben estar centrados en crear un marco propicio de la creación de empleo. Esto pasa, según la institución, por recortar los costes para contratar. Con todo, el Fondo no parece muy partidario de hacer medidas masivas, como la tarifa plana de 100 euros, sino de una aproximación más integral. El Fondo recuerda además que una bajada de cotizaciones sociales, por la que abogan, debe ser compensada por la vía de los impuestos.
Así las cosas, el equipo de burócratas no ha llegado a pedir una devaluación fiscal como tal pero sí seguir una estrategia basada en subir el IVA (pasando productos al tipo máximo del 21% y no subiendo el tipo general) y los impuestos especiales como el alcohol o el tabaco. Con todo, los vigilantes del organismo han sido muy claros en lo que piden al Gobierno en la reforma fiscal que está a punto de aprobar. “Es la oportunidad de hacer un sistema fiscal justo”, han dicho. “Es la hora de que cada uno pague su parte”, han continuado a la vez que han criticado el alto número de agujeros fiscales y vacíos que tiene el sistema actual. “Muchos se libran de pagar lo que deben”, concluyen.
Bajar sueldos en las pymes
En cuanto al mercado laboral, el FMI cree que la reforma laboral ha sido efectiva para contener los salarios pero piden que se incremente la flexibilidad de las pymes o empresas que no tienen convenio propio para “adaptar” sus sueldos. Aunque la reforma laboral ya abrió la posibilidad de que las empresas se descuelguen de las condiciones pactadas en convenios, el FMI cree que aún no es fácil para muchas empresas salirse de lo establecido por los convenios paraguas superiores. También sugirió ligar los salarios a la productividad o a los beneficios de las empresas.
Además, no han descartado introducir un salario fijo para jóvenes o personas con especiales dificultades para ser contratados. El Fondo cree que con seis millones de parados no se debe descartar ninguna posibilidad orientada a crear empleo. Precisamente, y cuestionado por si veía una mejoría en las calles durante la visita, el jefe de la misión ha dicho que con este número de parados difícilmente se podía decir algo así. “El trabajo aún no ha terminado”.
Respecto al principal problema que arrastró al resto de la economía española, el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el Fondo se ha mostrado muy cauto en su diagnóstico. Aún no se atreven a decir si los precios de la vivienda han tocado suelo, y eso que ya casi ha pasado el primer semestre del año. Los expertos creen que aún hay ajustes pendientes en el sector y que hay “signos positivos de estabilización”, pero se abstienen de opinar sobre el final de la caída del ladrillo.
Por último, ante la pregunta de si creen que hay riesgo de deflación en España, los burocrátas de Washington han dado un nuevo giro a la perspectiva con la que se aborda el problema. Según Daniel, el problema no es la baja inflación en España, que ve positiva para la mejora de la economía, sino la de los otros países en el euro. Daniels lamenta que todo el esfuerzo de España por contener salarios y bajar precios se esté viendo comido por la reducción de precios de países en principio sin problemas, como puede ser Alemania. Por eso piden al BCE que actúe para mejorar la expansión de la economía de todos los países de la zona del euro.