El turismo es inmune a la inflación: alta demanda, precios de 2019 y tirón en los viajeros con alto poder adquisitivo
Un mensaje de radiante optimismo en medio de una tormenta inflacionaria. El sector turístico no solo ve con cierta euforia el verano, donde ya se están viviendo tensiones que no se recordaban desde antes de la pandemia, también el otoño y el invierno, a pesar de que la presión sobre los precios no tiene visos de frenar en seco.
“Junio ha sido el récord histórico de ingresos en un mes de la compañía”, aseguraba este jueves el consejero delegado del grupo hotelero NH, Ramón Aragonés. Un mes que se saldó con un volumen de ventas de 190 millones de euros, que va a llevar los ingresos de la multinacional en el segundo trimestre del año hasta los 500 millones. “Nosotros no lanzamos campañas de venta anticipada con descuentos, defendimos el precio y sacrificamos ocupación. Vamos a sacar el máximo provecho de una muy fuerte demanda”, afirmó el primer ejecutivo de la hotelera durante la junta anual de accionistas de la sociedad.
En el caso de NH, los ingresos por habitación ya están por encima de las cifras de 2019. “El nivel de reservas es elevadísimo y eso que falta la demanda corporativa”, aseguró en referencia a los viajes de negocios y a los congresos empresariales donde prevé un repunte a partir de septiembre porque ya tienen reservas confirmadas. “Hay tensiones inflacionistas, pero yo no estoy preocupado. El año 2022 va a ser un buen ejercicio para la compañía. Vamos a tener mejores resultados que los de 2019”, que ya fue un año histórico para el turismo. “Y 2023 también será muy bueno”, concluyó el CEO del grupo hotelero.
“Un verano como los de antes”
El discurso de NH podría ser una gota aislada pero forma parte de una marea de mensajes en todo el sector que perfilan este verano como el punto álgido del turismo vacacional tras dos años de restricciones a la movilidad. “Vamos a vivir un verano como los de antes”, recalcó, también está semana, el secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés, en la presentación de las previsiones de demanda para los tres meses estivales, donde los turistas foráneos aún están ligeramente por debajo de las cifras del año previo al COVID, mientras que los viajes nacionales ya se sitúan por encima y hay destinos como Baleares o Canarias donde las reservas se han disparado.
“La inflación, por el momento, no está desactivando la demanda. Los datos no apuntan a un impacto”, resumió Valdés a los medios de comunicación. De hecho, los últimos precios de los hoteles que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) están disparados al calor de la demanda, aunque con una leve desaceleración tras la Semana Santa, porque el INE aún no ha publicado los datos de junio. Y detrás, no solo el apetito por viajar, también el coste de la energía. “La responsabilidad no es del turismo, es de la crisis energética, que está provocando subidas de precios en toda la cadena de valor y en todas las industrias. El turismo es sólo una de ellas”, justificó Valdés respecto a la evolución de los precios.
En cuanto a las reservas, por destinos, Fuerteventura, Ibiza y Lanzarote están más de un 30% por encima de los datos de hace dos años. En conjunto, Baleares está un 17% más alto en reservas; Canarias, un 15%; Cataluña un 9% y Andalucía en niveles similares, aunque Málaga, por ejemplo, está un 16% por encima, según los datos publicados por la Secretaría de Estado de Turismo, elaborados con la consultora ForwardKeys.
Despega el turismo de lujo
Este análisis también indica que el segmento de turistas extranjeros que más está creciendo es aquel que tiene un alto poder adquisitivo, a quienes las tensiones inflacionistas hacen menos mella. Según este análisis, las llegadas confirmadas para el verano de 2022, de otros países europeos a España, se han disparado un 25% respecto a 2019, entre quienes vuelan en 'premium', los tradicionales viajeros de business. En cambio, el repunte de viajeros de otros países europeos, en 'turista', en familia o en grupos pequeños, es de dos puntos porcentuales.
Este despegue de los viajeros con más capacidad de gasto es algo que también percibe NH y que no solo se está dando en España. La agencia estadounidense Bloomberg ha analizado la evolución de los precios de hoteles, en diferentes destinos, del segmento de lujo, que en algunos casos superan los 1.000 o 5.000 dólares por noche y habitación. En ese análisis, de media, el aumento de precios de establecimientos situados en islas de Grecia es de más de 17%; en la costa Amalfitana italiana, superior al 20% y, dentro de Estados Unidos, en los Hamptons (en el Estado de Nueva York) la subida de precios es de más del 50% en comparación a los que se ofertaron en verano de 2019.
“Es el mejor verano que hemos visto en nuestros más de 100 años de historia”, reconoció el consejero delegado de la cadena Hilton, Chis Nasseta, en declaraciones recogidas por CNBC. Lo mismo ocurre con Marriott. En el fin de semana del 'Memorial Day' -que recuerda a los soldados estadounidenses fallecidos en combate y que se celebra el último lunes de mayo- los ingresos por habitación de esta compañía se dispararon un 25% pero, en el segmento del lujo, donde tiene marcas como Ritz-Carlton o St. Regis, el alza fue del 30%. Quienes pueden beneficiarse de esta situación son los accionistas de las compañías hoteleras. En el caso de Marriott asegura que va a recuperar la estrategia de recompra de acciones, práctica que se extinguió con la pandemia. Mientras, NH ve más cerca volver a entregar dividendos. En su caso, el beneficiado será el grupo tailandés Minor, que es dueño de más del 90% del capital.
Una demanda que obvia la subida de la inflación
El sector achaca el aumento de precios a la evolución general de la economía y al efecto global de los costes de la energía que va en paralelo a una necesidad de viajar y a un ahorro acumulado por parte, sobre todo, de las rentas más altas, aunque también hay voces que apuntan a un 'efecto Champán' -a un frenazo por pérdida de presión de la demanda- en otoño.
“A pesar de la contracción continua de los ingresos a causa de la inflación, la demanda reprimida, a viajes y al ocio, en los dos años de restricciones por la pandemia, está materializándose en que los hogares estén dispuestos a gastar en vacaciones. De hecho, los indicadores sugieren que pueden estar primando el turismo a otros gastos, como la restauración y la cultura”, indica un análisis realizado por Oxford Economics.
“Creemos que esto proporcionará un sólido impulso al crecimiento de las economías orientadas al turismo en 2022”, concluye, donde destaca tanto a España como a Portugal. Una demanda reprimida por la pandemia que, eso sí, asume que tenderá a desacelerarse.
“Hay otra cara de este rebote del turismo. La presión sobre la demanda puede resultar en una mayor y persistente inflación”, destaca este centro de estudios británico. Una presión sobre el coste de los servicios que puede presionar la inflación subyacente, la de los productos básicos, tanto este año como en el próximo y que será más alta si los precios de los hoteles y del turismo se va por encima de los niveles de 2019.
De momento, el turismo parece inmune a la inflación y la demanda es inelástica al precio, aunque los citados análisis no desglosan cómo evoluciona ésta en función de la renta de los ciudadanos. “Sin embargo, la relación entre los ingresos reales y el gasto en turismo todavía existe y es previsible que la presión sobre la demanda turística se desvanezca después de un año de caída del poder adquisitivo”, resume el informe de Oxford Economics.
5