Desde hace un año tengo una relación especial con un perro. Es un perro grande. Grandísimo. Y, aunque no es mío, al convivir muchas veces con él, uno se da cuenta de cómo reconoce a su dueño y los distingue de ti. Y de que percibe sensaciones que se nos escapan. No entienden las palabras pero leen con perfección los gestos. Varios psicólogos con los que he hablado me han comentado acerca de las terapies con animales. Desde la hipoterapia al nado con delfines. La relación entre humanos y ciertas especies ha ido trascendiendo hasta poder alcanzar grados de simbiosis.
Esa dinámica puede tener una canalización muy profesional. Tachi, una adiestradora de animales, cuenta que “cuando llegué a Asturias me di cuenta que se podía desarrollar proyectos fuera de lo más habitual”. Esos proyectos son con los que trabaja en la asturiana Entre Canes. Esta marca, desde 2011, funciona “ante la necesidad de reunir a nuestros profesionales y usuarios, en un espacio donde poder colaborar, aportar, enseñar y aprender, como una gran familia con un proyecto en común”. La línea de trabajo es la “intervención terapéutica pero también la educación”.
Entre Canes está compuesto por un equipo multidisciplinar donde “profesionales del ámbito socio-sanitario y del mundo animal, se unen para ofrecer un servicio profesional en Intervenciones Asistidas con Perros”. El conjunto habitual es de siete trabajadores y cinco perros (de las razas labrador y golden retriever) ayudados por colaboradores. “Terapias con perros se conocen desde hace tiempo pero nosotros hemos entrado en campos menos trabajados como las mujeres víctimas de violencia machista, pacientes de cáncer de pecho y niños y niñas de aulas de diversificación”, comenta Tachi.
La dinámica del grupo es la siguiente: tras una evaluación de los casos por parte de los profesionales de la salud mental, se pasa al trabajo con los canes. “Los perros funcionan muy bien con todos los colectivos”, aclaran. Esta adiestradora zaragozana explica que, por ejemplo, las mujeres maltratadas “ya tienen poca confianza en los seres humanos” y los perros les sirven “como puente”. Al acercarse a los grupos “somos los de los perros, no otro terapeuta o psicólogos de los que han visto un montón”. Con su manada tratan de “mejorar el estado psicológico, introducirles elementos relajantes y lúdicos en su día a día...”
Los casos que les llegan a Entre Canes vienen “o bien derivados de las instituciones asturianas o directamente”. Pero, además, como se comentaba un poco más arriba, también están impulsando un proyecto educativo para aulas de diversificación. “Empezamos con un instituto a modo de experiencia piloto pero ya se lo hemos planteado a la Consejería de Educación”. La cosa consiste en “desarrollar las potencialidades de estos alumnos. Encontrar sus talentos”. Son gente acostumbrada a que se les subraye lo negativo. “Los perros les ayudan a abrirse, a motivarse”. Parece ser que su lectura del lenguaje no verbal refuerza una comunicación más sincera. “No se les puede engañar si los niños están tristes o asustados, los animales lo detectan”.