A Gabriela Cevallos, nacida en Quito (Ecuador), no le asustan los desafíos, así que hace dos años se mudó de su ciudad natal a España para hacer realidad sus ilusiones y asumió que esto suponía separarse de sus seres queridos para empezar de cero en otro país. En Ecuador estudió Comunicación Organizacional, pero quería ampliar su formación. Por eso decidió venirse a España para cursar un máster en Comunicación e Industrias Creativas de la Universidad de Alicante.
Gabriela llegó directa a la ciudad de los 300 días de sol y se quedó encantada del paseo marítimo, por sus jardines y sus zonas verdes, pero también de sus playas y de uno de los lugares por donde más suele salir a pasear para “reconectar”, la Serra Grossa. El cariño y respeto que siente hacia la naturaleza y el medioambiente le llevaron a reflexionar y buscar una manera de mejorar esta zona que tanto le había dado al acogerla como una más.
Con este espíritu, se animó a participar y acabó siendo una de las ganadoras del Challenge Universitario organizado por Fundación Repsol, una competición de talento dirigida a estudiantes universitarios de toda España para promover soluciones que impulsen la transición hacia una economía descarbonizada. De la mano de otras dos compañeras, presentaron una solución innovadora para mantener y regar los maceteros urbanos.
La regeneración de los residuos para cuidar las plantas
“Tengo esperanza por el planeta, hay muchas cosas que hacer, hace falta que la gente actúe”, y así, bajo este lema, junto a sus compañeras de máster Vianny Castellanos y Noelia Cruz, nació EcoFuturo, un proyecto basado en desarrollar jardineras urbanas que se alimentan con una mini-planta de tratamiento de residuos. Su propuesta consiste en integrar en los maceteros de las ciudades un sistema de desechos orgánicos procedentes del sector HORECA —acrónimo de la industria que reúne hoteles, restaurantes y cafeterías— y producir compost que fertiliza las plantas y convierte el gas metano —resultado del proceso— en agua con la que regar por goteo la maceta.
La idea planteada por EcoFuturo fue una de las ganadoras de este Challenge Universitario, en el que participaron alumnos de 84 universidades españolas, que presentaron más de 380 propuestas para dar soluciones a cinco retos planteados por la organización: ciudades descarbonizadas; movilidad sostenible; economía circular; industria descarbonizada y transición energética y sociedad.
Tras la selección, resultaron elegidos 93 estudiantes organizados en 25 equipos para competir por uno de los cinco premios en la gran final celebrada en Madrid. Los finalistas compartieron un fin de semana de hackaton trabajando en sus proyectos hasta convertirlos casi en realidades de negocio y defenderlos ante un jurado de profesionales y expertos de la compañía energética. Los equipos ganadores, uno por categoría, recibieron 12.000 euros de premio y la posibilidad para sus integrantes de desarrollar una beca formativa en Repsol. Para Gabriela, “este hackaton nos abrió un camino que no habíamos visto, nos pusieron mucho límite, esa sensación de adrenalina y el marcaje del tiempo te hace ofrecer o avanzar o detenerte, y a nosotras nos funcionó”.
Nuevas generaciones, nuevos retos, nuevas soluciones
La Asociación Española para la Digitalización calcula que en el sector tecnológico quedaron por cubrir más de 120.000 vacantes en 2022. Atraer a las nuevas generaciones empieza a ser un reto mayúsculo para las empresas, que ponen en práctica nuevos métodos de atracción para los futuros empleados. De ahí surgen iniciativas como las competiciones de talento, también llamadas retos —challenges— o hackatones, donde los participantes deben proponer soluciones a un reto propuesto por las empresas para mostrar sus capacidades. Su objetivo es, además, despertar el interés de los jóvenes por temas concretos, generar dinámicas más prácticas en las que se enfrentan a problemas reales, impulsar su capacidad de análisis, la toma de decisiones y dar rienda suelta a su imaginación y creatividad.
Las temáticas cambian según el ámbito de interés de cada empresa pero su esquema es siempre parecido: una campaña para dar a conocer la convocatoria; una fase de ejecución; y un cierre final cuando se da a conocer el resultado y los ganadores, y pueden desarrollarse en eventos presenciales o íntegramente online. Como recompensa más inmediata, estos desafíos suelen incluir un reconocimiento académico y un premio económico para los ganadores y ofrecen la posibilidad de “hacer networking conociendo a otros compañeros universitarios con inquietudes parecidas, así como a los responsables de recursos humanos de las empresas”, explica Claudia Sandia, responsable de captación y selección de talento joven de Universia, empresa del Grupo Santander que busca impulsar la empleabilidad del talento joven conectando a las empresas con las universidades y centros educativos.
Además, estos challenges son también una fuente de aprendizaje sobre cuáles son las demandas del mercado laboral y un contexto propicio para los reclutadores de talento de las empresas, “que tienen la posibilidad de observar cómo se desenvuelven los participantes, su capacidad para comunicarse, trabajar en equipo o tomar decisiones, de una manera muy natural, sin la presión que puede darse en un proceso de selección”, concluye Sandia.