Nadie se extraña cuando hablamos de cáncer de mama, de próstata, de páncreas o de laringe. Pero no es tan habitual relacionar este término, el de cáncer, con los ojos. Los tumores oculares, aunque son raros —se calcula que el melanoma ocular, por ejemplo, es una forma extremadamente rara de cáncer que afecta al ojo con una incidencia de cinco por millón de adultos—, también existen.
El cáncer aparece cuando se producen cambios anormales en las células del cuerpo, unas células anormales que se dividen y crecen. En muchos de los casos, no aparecen síntomas tempranos ni señales de advertencia, sobre todo si es pequeño y no se sitúa cerca de las estructuras más visibles del ojo. De ahí la importancia de un diagnóstico y tratamiento precoces. Aquí, como en muchos otros tipos de cáncer, el tiempo de reacción es crucial para salvar la visión y el ojo.
Distintos tipos de cáncer en el ojo
El cáncer ocular es el término que se usa para varios tipos de cáncer que pueden desarrollarse en el ojo o alrededor de él —párpados, ojos y órbita ocular—. Los tumores palpebrales aparecen, como el nombre indica, en los párpados, una zona del cuerpo a menudo olvidada y a la que no se le presta mucha atención a la hora de protegerla de la radiación solar. Esto hace que sea uno de los tumores oculares malignos más frecuentes ya que constituyen entre el 80-90% de los cánceres de la región periorbitaria.
Dentro de los tumores de los párpados, el más habitual es el carcinoma basocelular, que suele manifestarse en forma de bulto o úlcera, de crecimiento lento pero continuo, con costras que pueden ulcerarse. Según el Doctor Francisco Javier González, oftalmólogo del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, de Móstoles, y autor del Blog del Servicio de Oftalmología del hospital, este tipo de tumor es más frecuente en el párpado inferior y en el canto interno, la zona del lagrimal. Una intervención quirúrgica suele ser el mejor tratamiento.
Hay otros tumores palpebrales pero que se comportan de manera más agresiva, e incluso en algunos casos pueden desplazarse a otras zonas. Hablamos del carcinoma epidermoide o el de células sebáceas. Aunque es menos común, el melanoma también puede afectar a esta zona del ojo. Para el doctor Francisco Javier González, ante señales de alerta como lunares que crecen, cambian de color o tienen bordes asimétricos, es importante consultar con el oftalmólogo.
Los tumores de las órbitras se encuentran en la cavidad orbitaria, la que envuelve el ojo. Estos, por su localización, son de difícil acceso y suelen provocar síntomas como ojos salidos o desviados o visión doble. Pueden aparecer tumores malignos derivados de la glándula lagrimal y se manifiesta con lo que se denomina proptosis, lo que se conoce como ojos saltones.
En la órbita también pueden aparecer linfomas, hemangiomas cavernosos o tumores del nervio óptico. Los tumores también pueden asentarse en el propio globo ocular, que suelen tener una fácil capacidad para migrar a otras partes del cuerpo, como el melanoma ocular primario, difícil de diagnosticar por su localización más escondida.
Por último, la retinoblastoma es otro tipo de tumor que se sitúa en la cara más interna del ojo, la retina. Es uno de los más frecuentes durante la infancia debido sobre todo a su fuerte carácter hereditario y genético. Según datos de la Asociación Española de Retinoblastoma (AER), supone un 10-15% de los tumores que se diagnostican durante el primer año de vida. En España suelen diagnosticarse 20-30 casos nuevos al año. Si bien es una enfermedad potencialmente mortal, a día de hoy, y gracias a los tratamientos aplicados de forma precoz, la supervivencia puede ser superior al 95% de los casos.
A qué señales debemos prestar atención
En las primeras etapas del cáncer puede ocurrir que haya pocos o ningún síntoma. Suele ser común que el oftalmólogo sea el primero en notar anomalías que pueden indicar cáncer. Cuando aparecen los síntomas suelen hacerlo en forma de visión borrosa, visión doble, irritación, dolor, percepción de destellos de luz en el ojo, reducción del campo de visión o pérdida de la visión.
Otros síntomas que pueden aparecer son sensación de un cuerpo extraño en el campo de visión, enrojecimiento, protuberancia o desplazamiento del ojo, un cambio en la forma de la pupila y presión dentro del ojo. En el caso de la retinoblastoma puede ocurrir que la pupila se vea blanca en lugar de roja, sobre todo cuando se somete a una fuerte luz, como un flash. Es importante, sea cual sea el síntoma, acudir al especialista tan pronto como sea posible para descartar el cáncer o, en caso positivo, actuar con la mayor rapidez posible.
Cuál es el tratamiento del cáncer de ojo
Por lo general, es muy tratable, aunque debe abordarse lo antes posible para obtener los mejores resultados. El tratamiento también dependerá del tipo de cáncer, del tamaño y de si se ha diseminado o no. En líneas generales, los principales tratamientos son el uso de láser para destruir las células tumorales, la radioterapia para destruir las células cancerosas y la cirugía para extirpar el tejido canceroso.
La quimioterapia es útil para destruir las células cancerosas con medicamentos, suele ser eficaz para el linfoma ocular y la retinoblastoma y suele usarse cuando no han funcionado otros tratamientos o el cáncer se ha propagado. En el caso del melanoma ocular, el tratamiento, como recuerda la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), requiere una gran coordinación entre oftalmólogos y oncólogos radioterápicos.