En una alergia, el cuerpo reacciona a lo que en realidad son proteínas inofensivas, los alérgenos, pero a los que clasifica como peligrosos y es entonces cuando se provoca una reacción alérgica. ¿Qué ocurre en una alergia cruzada? ¿Qué tienen que ver el polen con el melocotón? ¿O el látex con el kiwi? En ocasiones, dos conceptos como los que hemos pronunciado, tan diferentes en apariencia, comparten algunas proteínas. Esto explicaría por qué una persona que tiene alergia al polen o a los ácaros, de repente no tolere algunos alimentos como los frutos secos o el marisco.
Además, hay personas que pueden presentar sensibilizaciones a más de un alimento, que no tiene que ser siempre de la misma familia. Cuando esto sucede, la pregunta que suele aparecer es si se trata de una alergia nueva que debamos añadir a la que ya teníamos o de lo que se conoce como reactividad cruzada en alergia.
Qué es la alergia por reactividad cruzada
Este fenómeno se produce en el momento en el que nuestro sistema inmunitario identifica las proteínas de una sustancia, como puede ser el polen, y las de otra, como las de un cacahuete, como similares. Al entrar en contacto con alguna de las dos, el sistema inmunitario puede reaccionar de la misma manera, aunque no sea realmente alérgico a aquella proteína en particular. La reacción no la desencadena el alérgeno real, sino otra sustancia que el sistema inmunológico confunde con el alérgeno.
Para que esto ocurra, las dos moléculas tienen que compartir características similares, aunque sea una pequeña parte. Cuanto más parecidas, más alto es el riesgo de que se desencadene esta reacción alérgica. Lo único que le importa al sistema inmunológico es que las proteínas sean estructuralmente similares o estén biológicamente relacionadas. Se estima que hasta el 60% de las alergias alimentarias están asociadas con alérgenos inhalados, como el polen o los ácaros del polvo doméstico.
Pueden aparecer entonces síntomas que van desde “picor oral, lingual, urticaria, hinchazón en la cara, labios, asma o anafilaxia, entre otros”, explica la Doctora Mar Fernández Nieto, del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz.
Cuáles son las alergias cruzadas más comunes
Las reacciones combinadas más comunes suelen producirse entre alimentos, entre un alimento y un alérgeno inhalado, como el polen, o entre el látex y un alimento. Entre las reactividades cruzadas más comunes encontramos, según la Doctora Fernández Nieto, los pólenes de gramíneas y frutas con frutos secos; el polen de abedul con hortalizas y frutas; el síndrome de látex con frutas como plátano, kiwi, aguacate o tomate; y la alergia respiratoria a los ácaros con alergia cruzada a los mariscos.
Y esto explicaría por qué una persona que es alérgica al látex también puede presentar síntomas al comer plátano, aguacate u otras frutas de origen tropical. Un proceso de reactividad cruzada que se debe a que las proteínas alérgicas del látex están presentes también en diversas frutas como castañas, plátano, aguacate o kiwi.
También es importante destacar, como reconoce la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex (AEPNAA), que los frutos secos, por ejemplo, son un grupo heterogéneo de alimentos que, aunque no tienen relación botánica entre sí, no significa que no pueda existir reactividad cruzada entre ellos.
Al entrar en contacto con el cuerpo, bien sea de forma directa, o a través de la ingesta o inhalación, el sistema inmune no sabe distinguirlos y se confunde, lo que acaba generando una reacción alérgica.
Cómo se tratan las alergias por reactividad cruzada
El tratamiento varía en función del origen. Para los síntomas respiratorios, el tratamiento sintomático se complementa con la inmunoterapia. En el caso de la alergia alimentaria, algunas opciones de inmunoterapia con vacuna “pueden ser eficaces para el síndrome de reactividad cruzada con pólenes y frutas en los que la proteína implicada es la transportadora de lípidos”, explica la Dra. Fernández Nieto.
En los otros casos, sin embargo, solo queda la prohibición alimentaria como único tratamiento, así como la prescripción de adrenalina en autoinyector en el caso de una alergia grave. Como matiza la experta, “los alimentos solo se prohíben si el paciente presenta síntomas con su consumo; aunque las pruebas en piel o sangre sean positivas solo se prohíben si no hay tolerancia al alimento en cuestión”.
En ocasiones, es posible que sea suficiente, por ejemplo, preparar la comida de una manera distinta o evitar ciertas variedades de un mismo alimento. En estos casos es particularmente importante acudir al especialista para que pueda hacer un diagnóstico preciso y brindar orientación sobre si es necesario evitar o no un alimento con reacción cruzada.