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Cuando el cáncer actúa como indicador del VIH

Foto: Pixabay

Eric Santaona

Existe una estrecha relación entre el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, provocada por el virus VIH, y el desarrollo de determinados tipos de cáncer, incluso a niveles mayores que en la población que no ha sido infectada. Esta es una de las conclusiones que se extrajeron en las IV Jornadas UAM y VIH, organizadas hace unas semanas por la Fundación Jiménez Díaz y la Universidad Autónoma de Madrid.

En las mismas, el Dr. Miguel Górgolas, jefe asociado del Servicio de Medicina Interna en la Fundación Jiménez Díaz, destacó que la mayor incidencia tumoral se produce por un efecto doble de inmunosupresión y a la vez inmunoactivación debido a la infección por VIH. Aunque también quepa considerar otros factores como el mayor consumo de tabaco o alcohol entre la población infectada.

Esta relación llega a tal punto que, según asegura la American Cancer Society, ciertos tipos de cáncer ocurren con tanta frecuencia en las personas infectadas por VIH que se consideran “afecciones indicadoras de SIDA”. Es decir, su presencia en una persona infectada es una clara señal de que se ha desarrollado la enfermedad del sida en toda su extensión. Otros tipos de cáncer son también más comunes entre las personas con el VIH o sida que entre las personas no infectadas, pero aún no se sabe con certeza las razones de esto.

Los cánceres “indicadores del VIH”

Entre los tipos de cáncer que indican que una persona infectada con el VIH ha desarrollado sida están:

  • Sarcoma de Kaposi: es un tipo de cáncer que se desarrolla en las células que recubren los vasos linfáticos o los vasos sanguíneos y está asociado a una segunda infección viral por el virus del herpes humano tipo 8 o VHH-8, que no causa enfermedades normalmente en personas no infectadas previamente por VIH. En la mayoría de los casos, el sarcoma de Kaposi produce manchas de matiz morado o marrón en la piel o en la boca y puede también afectar los ganglios linfáticos, el tracto digestivo, los pulmones, el hígado o el bazo, siendo finalmente mortal.
  • Linfoma no Hodgkin: es un cáncer que comienza en el tejido linfoide y puede propagarse a otros órganos. Hay muchos tipos diferentes de linfoma no Hodgkin, pero algunos de ellos son más comunes entre las personas con sida. Uno de éstos es el linfoma del sistema nervioso central primario, el cual se origina en el cerebro o en la médula espinal.
  • Cáncer de cuello uterino de tipo invasivo: se trata de un cáncer en la región cervical, la parte inferior del útero o matriz. Al igual que sucede con el sarcoma de Kaposi, el cáncer de cuello uterino está fuertemente asociado a la infección con otro virus, el del papiloma humano o VPH, que crea un desarrollo de células pre-cancerosas. En las mujeres infectadas por VIH la probabilidad de que estas células se tornen cancerosas es más alta que en las no infectadas.

Según informa el National Cancer Institute de los Estados Unidos, la introducción de la terapia antirretroviral combinada, a principio de la mitad de los años noventa, redujo considerablemente la incidencia de estos cánceres en pacientes infectados por el VIH. La explicación probable de la reducción en la incidencia es que esta terapia reduce la cantidad de VIH que circula en la sangre, lo que abunda en una parcial restauración del sistema inmunitario para combatir los virus que causan muchos de estos cánceres y eliminar las células con mutaciones que puedan favorecer el crecimiento de tumores.

Otros cánceres frecuentes

Existen otros cánceres cuya incidencia en pacientes infectados por VIH es mayor que en personas sanas, aunque se desconoce exactamente los motivos de está frecuencia superior. Entre estos destacan:

  • Cáncer anal
  • Enfermedad de Hodgkin
  • Cáncer de piel tipo melanoma
  • Cáncer de hígado
  • Cáncer de pulmón
  • Cáncer de boca y cáncer de garganta
  • Cáncer testicular
  • Cáncer de piel de células escamosas y células basales

Algunos de estos tumores se han relacionado con distintos tipos de virus, al igual que sucede con el VHH-8 y el virus del papiloma, y se cree que al estar inmunodeprimida, la persona es más susceptible a que se establezcan lesiones producidas por estos virus. Tal es el caso del cáncer de anal o el de boca. En otros casos, como el cáncer de pulmón, se cree que el mayor hábito fumador en los enfermos de sida puede influir. Por otro lado, se sabe que el cáncer de hígado es más común entre personas infectadas con los virus de la hepatitis B o C. Ambas infecciones suelen coexistir en personas con VIH.

Finalmente, a medida que las personas con VIH alcanzan una mayor cuota de superviviencia, y por lo tanto de edad, están desarrollando otros tipos de cáncer no tan claramente asociados con el VIH, pero sí comunes en personas de edad avanzada. Destacan el cáncer de seno, cáncer colorrectal y cáncer de próstata.

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