“Vimos coches tiroteados con niños dentro”: el trauma de un refugiado ucraniano de siete años
Davyd solo tiene siete años pero ya sabe lo que es huir de un tiroteo. Mientras dejaba su país junto a su familia, fue testigo de un tiroteo a un coche en el que viajaban otros niños con él. “Vi un avión volar bajo, se me revolvió el estómago y vomité”, explica en niño.
Otro niño refugiado, Arthur, no puede explicar lo que siente ya que desde que huyeron de su casa, ha perdido el habla. “Le arrebataron todo lo que quería: sus dibujos, su leche favorita, su guardería y sus amigos”, explica su madre Miranda. El trauma psicológico que sufren los niños es uno de los focos del trabajo de UNICEF en el país, donde calculan que más de ocho millones de menores necesitan ayuda urgente.
Chasqueando los dedos al ritmo de un reloj, el portavoz de la organización en Ucrania James Elder, intenta emular la rapidez con la frecuencia en la que un niño debe huir de un bombardeo en su casa desde que empezó la guerra hace tres meses. “Son unas cifras que, por la magnitud y la rapidez con la que crecen, no hemos visto desde la Segunda Guerra Mundial”, explica Elder.
Desde la protección, a la educación, el refugio, la educación y el acceso a servicios sanitarios básicos las necesidades de los niños tanto en Ucrania como en los países de acogida son interminables. “La mayoría de esos niños están muy cerca de la primera línea de combate o han vivido bajo los bombarderos o los ataques de armamento pesado o misiles. Es el tipo de situaciones que ningún niño debería soportar”, concluye Elder.