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El candidato de Vox a presidir Extremadura aprovecha el debate en la televisión pública para alabar a Franco

Juan Antonio Morales, candidato de Vox, durante el debate

Jesús Conde

Alabanzas al régimen de Franco y un nuevo llamamiento a eliminar la Ley regional de Memoria Democrática como primera acción de gobierno. Este fue el mensaje que lanzó el candidato de Vox a la Junta, Juan Antonio Morales, durante su intervención en el debate electoral a siete emitido este martes en la televisión pública extremeña.

Morales, que abandonó el PP para marcharse a Vox y fue premiado por la Fundación Franco por “realizar una labor destacada en la defensa de la Verdad histórica y la memoria del caudillo”, alabó la actuación del dictador en Extremadura, de quien dijo que creó 65 pueblos de colonización, “benefició a 16.000 familias” y “creó la mayor reserva de agua en un plan de desarrollo industrial sin precedentes en la historia de nuestra comunidad autónoma”, en referencia al denominado Plan Badajoz de regadíos de la dictadura.

Tras sus loas al dictador, sobre el que obvia episodios como la masacre de Badajoz, Morales llamó a derogar la “infame ley de memoria histórica” extremeña, que, a su juicio, “penaliza y puede multar a alguien si dice lo que acabo de contar”. “Esa ley hay que derogarla y será lo primero que haremos”, remató el candidato del partido de extrema derecha.

Contra el Instituto de la Mujer o la ley LGTBI

En otro de sus turnos de intervención, el cabeza de lista de Santiago Abascal en Extremadura expresó su deseo de acabar con la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional al Desarrollo (AEXCID), argumentando el “malgasto en programas ideológicos que no benefician a ningún ciudadano extremeño”.

En el mismo sentido, en sus mítines ha expresado su interés por eliminar el Instituto de la Mujer de Extremadura, el órgano que se encarga de coordinar las políticas contra la violencia machista. También ha defendido la supresión del Parlamento extremeño –del que forma parte y quiere seguir formando parte–, derogar la Ley extremeña LGTBI y devolver al Estado las competencias en materia de sanidad y educación.

Se dio de baja del PP el pasado verano

Juan Antonio Morales lleva décadas vinculado al PP, un partido con el que ha ostentado la alcaldía de Lobón, además de ser secretario general del Partido Popular de Badajoz y diputado de la Asamblea de Extremadura hasta el pasado 6 de julio, cuando abandonó la formación.

Dejó el partido acompañado de Antonio Pozo, alcalde de Guadiana del Caudillo y diputado provincial–que se niega a cambiar el nombre de la localidad en cumplimiento de la ley de memoria histórica–, que también se presenta en esta ocasión en las listas de Vox. Desde entonces ha ejercido como diputado no adscrito en la Cámara y ha aprovechado sus intervenciones en los plenos para lanzar consignas relacionadas con su nuevo partido.

Justificaron su baja del PP alegando discrepancias ideológicas con la dirección nacional, sobre todo por las “cesiones y actitudes dialogantes del Gobierno de Rajoy con el separatismo”, así como por el 'incumplimiento' de compromisos adquiridos con el electorado del partido como “la defensa de la vida y la derogación de la memoria histórica”, entre otras cuestiones.

Morales fue reprobado en la Asamblea de Extremadura tras recoger un premio de la Fundación Franco. Acudió al acto de entrega del galardón junto al entonces alcalde del PP de Guadiana del Caudillo a una cena en la que fueron nombrados 'caballeros de honor' de la fundación franquista.

Al recogerlo habló de “la lucha política permanente que mantienen contra el Presidente de la Diputación Provincial de Badajoz y el Partido Socialista, en su afán por borrar cualquier vestigio del franquismo”.

Su compañero de partido, que sigue siendo alcalde de Guadiana del Caudillo, mantiene abiertos varios pleitos contra la Diputación de Badajoz después de que la institución provincial anunciara que los municipios que tengan simbología franquista perderán las subvenciones. Su gestión se ha visto rodeada de polémica también por blindar con un cristal, e incluso restaurar, la placa franquista que preside la fachada del ayuntamiento, y que exalta la dictadura militar.

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