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Cáncer de mama: estas son las señales físicas que no debemos ignorar

La palpación, a pesar de no ser aceptada como prueba diagnóstica, si nos permite llevar un mayor sobre nuestro pecho.

Marta Chavarrías

4 de junio de 2021 22:10 h

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El cáncer de mama es el tumor más diagnosticado entre todos los tipos de cáncer y la primera causa de muerte por cáncer entre las mujeres en 2020, como recuerda el Sistema Europeo de Información sobre el Cáncer (EICS).

Aunque el cáncer de mama puede aparecer tanto en mujeres como en hombres, más del 99% de los casos ocurre en mujeres, debido sobre todo a las diferencias que hay en el tejido mamario. 

Se calcula que una de cada ocho mujeres españolas tendrá cáncer de mama en algún momento de su vida, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

Signos de alerta de cáncer de mama

Distintas personas tienen diferentes síntomas en el cáncer de mama. Muchos de los síntomas del cáncer de mama son invisibles y no se notan sin un examen de detección profesional. 

Sin embargo, puede haber algunas señales de advertencia. En este caso, los síntomas más frecuentes por los que la mujer va al médico suelen ser, según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC): 

  • Cambios en la forma o el tamaño de alguna de las mamas.
  • Irregularidades en el contorno o la silueta de la mama.
  • Un cambio en la textura de la piel o un agrandamiento de los poros en la piel de la mama (algunos describen esto como similar a la textura de una cáscara de naranja).
  • Menor movilidad de una de las mamas al levantar los brazos.
  • Cambios en el pezón, como retracción (hundimiento).
  • Aparición de un nódulo o bulto que se palpa en la axila (es importante recordar que todos los bultos deben ser examinados por un médico y que no todos son cancerosos).
  • Dolor óseo localizado o cansancio en fases más avanzadas.
  • Dolor en la mama al palparla, también en las fases más avanzadas.

La mayoría de los cambios en los senos se deben a ciclos hormonales o afecciones más leves que el cáncer de mama. Debe tenerse en cuenta que ningún pecho es igual a otro y lo que es normal para una persona no lo es para otra. 

La forma de la mama puede verse afectada por motivos hormonales, perder o aumentar de peso, tomar ciertos medicamentos, etc. Pese a ello, si aparece alguno de estos o cualquier otro síntoma que parezca anormal, incluso si parece leve, debe consultarse con el médico.

¿Son útiles las autoexploraciones de  mama?

El autoexamen de mama se propuso en un inicio como un medio intuitivo, económico y no invasivo para identificar de manera rápida las neoplasias de mama en etapa temprana. 

Pero la literatura médica actual no respalda la eficacia de esta práctica como método único y algunas academias médicas desaconsejan su implementación general porque por sí sola no es una herramienta de detección adecuada.

Sin embargo, los autoexámenes mamarios periódicos ayudan a familiarizarse con la forma, el tamaño y la textura de los senos. Esto es importante porque puede servir para determinar si lo que se siente es normal o no.

La clave de la detección temprana

Pero para la detección precoz del cáncer de mama el único método eficaz es la mamografía, capaz de detectar anomalías hasta dos años antes de que estas sean palpables. 

Esta prueba usa imágenes de rayos X para detectar crecimientos anormales o cambios en el tejido mamario. El tejido mamario normal aparece blanco y opaco y el tejido graso más oscuro y translúcido.

Y es que, en la mayoría de los casos, en el momento del diagnóstico, muchas mujeres no presentan signos aparentes porque cuando el tumor es pequeño rara vez se nota al tacto o a simple vista. 

Cuando se diagnostica en estados iniciales es porque la mujer participa en programas de cribado o porque se ha realizado una mamografía de control. Este control, por tanto, juega un papel fundamental, porque permite detectar tumores en una etapa muy temprana.

Así, la mamografía se realiza por dos razones: como una prueba de detección de cáncer de mama cuando no hay signos o síntomas de la enfermedad; y como una prueba de diagnóstico para verificar bultos u otros síntomas que se hayan encontrado.

La Sociedad Estadounidense del Cáncer y la AECC recomiendan que las mamografías sean regulares a partir de los 45 años de manera anual. En mujeres entre 40 y 45 años solo puede ser aconsejable si existen factores de riesgo elevado como el genético. 

En el caso de que haya antecedentes familiares de cáncer de mama, es posible que se recomiende que la prueba de detección empiece antes, con más frecuencia o con alguna prueba diagnóstica adicional. Se estima que la mamografía reduce la mortalidad por cáncer de mama en un 20-40%.

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