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En primera persona

¿Cuevas de sal para tratar el asma? Dentro de una sesión de haloterapia, la pseudociencia que publicitan 'influencers'

Haloterapia, la pseudociencia que publicitan 'influencers'.

África Gelardo Arrebola

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Una sesión de haloterapia —otra pseudoterapia publicitada por influencers en redes sociales— equivale a cuatro días de playa. Al menos, eso es lo que aseguran en las páginas web de las diferentes empresas que, cada vez de manera más frecuente, venden estas experiencias en Madrid. En mi caso, sesenta minutos tumbada en una silla dentro de una sala rodeada de sal. Sal en las paredes, sal en el suelo y el techo, una máquina que desprende “micropartículas de sal”. En definitiva, sal para 'tratar' —por llamarlo de alguna manera— problemas de todo tipo: desde dermatitis hasta asma. Algunas marcas incluso se atreven con otras patologías más graves. Aproximadamente una hora por precios que rondan los treinta euros, sí, pero ¿qué son treinta euros si a cambio puedes disfrutar del “placer de respirar”? La sala está vacía. Estamos ya en julio. Imagino que la gente habrá preferido ir a la playa.

Se anuncia para un amplio grupo de edades: desde las personas mayores que tengan problemas de salud hasta bebés. De hecho, en muchas de las “cuevas de sal” existen salas específicas para que las madres y padres puedan acompañar a sus pequeños mientras viven la experiencia. El motivo es que de entre la lista de supuestos beneficios de la haloterapia se encuentra la mejora de problemas respiratorios como la bronquiolitis, una infección vírica que se disparó hace dos años, especialmente entre los menores de dos años. 

¿Y en qué consiste? No es solo la experiencia de estar sentada en un ambiente que intenta imitar una cueva de sal, sino que además (y en eso consiste el 'tratamiento'), una máquina llamada “halogenerador”, según indican, “expulsa micropartículas de cloruro de sodio” a la sala. Por eso, cuando entras, la primera sensación es extraña. Es similar a cuando intentas respirar en una sauna, pero no hay humedad, sino un polvillo blanco flotando en el ambiente que, al cabo de un rato, empiezas a notar sobre la piel y el pelo. 

Entre las principales (y supuestas) aplicaciones de la haloterapia, las empresas que venden estas sesiones destacan alergias, asma, bronquiolitis, mocos y tos, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y otros problemas relacionados con la piel; aunque la lista va desde la fibrosis quística o la neumonía hasta los “efectos secundarios del consumo de tabaco”. También aseguran que viene bien para embarazadas, para mejorar el rendimiento en deportistas e incluso como método de relajación. Las contraindicaciones varían según la compañía, desde “ninguna” por ser un “tratamiento natural” a no recomendada para enfermedades graves como insuficiencias cardíacas o hipertensión severa. Solo en la Comunidad de Madrid hay al menos 13 centros.

Al cabo de un rato, además de esa sensación de sal sobre la piel (y el móvil, que parece que lo haya rebozado en harina), comienzo a echar en falta un pañuelo. Uno de los reclamos de estas compañías es el de respirar mejor tras las sesiones, pero ¿puede la sal ayudar con problemas respiratorios?

Estudios no rigurosos y dudas entre los expertos

Al cabo de un rato, además de esa sensación de sal sobre la piel (y el móvil, que parece que lo haya rebozado en harina), comienzo a echar en falta un pañuelo. Uno de los reclamos de estas compañías es el de respirar mejor tras las sesiones, pero ¿puede la sal ayudar con problemas respiratorios?

Los expertos aseguran que esta pseudoterapia no tiene evidencia científica alguna. Mientras las empresas que comercializan con ella citan estudios, sus resultados son solo anecdóticos y no implican una causalidad: es decir, puede que existan investigaciones en las que un porcentaje haya mejorado sus problemas respiratorios tras las sesiones, pero eso no demuestra que haya sido consecuencia de la haloterapia. “Los estudios a los que se refieren sus defensores para demostrar los supuestos beneficios no son rigurosos y se puede comprobar que están publicadas en revistas especializadas en otras pseudociencias”, explica David Andina, pediatra de Urgencias y vocal de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría, que ha denunciado en diferentes ocasiones este pseudotratamiento.

Desde luego, el picor en la nariz comienza a ser notorio mientras intento hacer los ejercicios que me han indicado antes de entrar (inhalar, aguantar, exhalar), ¿pero estoy respirando mejor o no? Según la última actualización de la Asociación Americana del Pulmón, por ahora no hay evidencia para crear pautas con este tipo de pseudotratamientos, por lo que la institución recomienda, en caso de acudir, discutirlo previamente siempre con nuestro médico.

Por su parte, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ha descartado posicionarse sobre la haloterapia “debido a que no existe evidencia científica acerca de ella”. Sin embargo, sí precisan que “como neumólogos y tras lo vivido durante la pandemia, no es muy recomendable para los pacientes respiratorios estar en espacios cerrados y poco ventilados” y en los que, añaden, tampoco saben “cómo se esterilizan”.

¿Y en cuanto a los problemas de la piel? La doctora Rosa Taberner, de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), explica que “si a un paciente con psoriasis o dermatitis atópica lo envías de vacaciones a la playa o a un balneario, casi con toda probabilidad va a mejorar”, es decir, que hay determinados factores como el “estrés o la exposición solar” que pueden hacer que pacientes con ciertos problemas dermatológicos mejoren.

Los estudios a los que se refieren sus defensores para demostrar los supuestos beneficios no son rigurosos y se puede comprobar que están publicadas en revistas especializadas en otras pseudociencias

David Andina pediatra y vocal de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría

Eso explicaría por qué algunos clientes aseguran que han mejorado sus problemas de piel después de sesiones de haloterapia, dejando al margen el efecto placebo. En todo caso, añade Taberner, se trataría de una sensación “transitoria”. La experta explica que ya existen “tratamientos muy eficaces que están al alcance de todo el mundo, al menos en España” y que tienen un “excelente perfil de seguridad”.

Publicitado por influencers en redes sociales

Como otras pseudociencias y 'tratamientos milagro', este también se puede encontrar en el mundo de las redes sociales e influencers. Ejemplo de ellos son Marta Pombo o Violeta Mangriñán, esta última es una conocida influencer que saltó a la fama por el programa Mujeres y Hombres y Viceversa y cuenta con casi dos millones y medio de seguidores en Instagram.

La influencer subió hace unos meses un vídeo en una de estas cuevas artificiales en el que explicaba que había acudido junto a su hija por recomendación de conocidas. “Lo bueno de venir con los niños es que va bien para ellos y para nosotros, los adultos”, decía en el vídeo publicado en TikTok, con más de 220.000 'me gusta'. “A medida que va saliendo la sal por ahí es cierto que notas como que tienes más tos, como que el moco va subiendo para salir así que parece que sí, que efectivamente hace su función”, continuaba.

Se pueden encontrar resultados similares buscando en TikTok o en Instagram “haloterapia” o “cuevas de sal”, con vídeos de influencers, especialmente de cuentas que crean contenido relacionado con la maternidad o los “tratamientos naturales” y “alternativos”. También de las propias empresas.

En la sala indican que el ambiente es “aséptico” porque “limpian el aire” y porque “no hay bacterias en la sal”, pero eso no es del todo así. De hecho, pueden proliferar bacterias y otros microorganismos en este tipo de ambientes, como las bacterias halófilas, organismos que sobreviven en ambientes con grandes concentraciones de sales.

Y ese ambiente es uno de los motivos por los que se duda de sus beneficios, especialmente en los más pequeños, ya que más que ayudar, puede propiciar un mayor contagio entre ellos o por otro tipo de patógenos: “Ante la falta de estudios rigurosos tampoco se puede concluir que sea una técnica segura en niños. En cualquier caso, a cualquier profesional sanitario le plantearía dudas compartir espacio con niños que pueden toser por diferentes agentes infecciosos, algunos de los cuales son muy transmisibles a través del aire y de las superficies”, explica Andina.

Al buscar en TikTok o en Instagram "haloterapia" o "cuevas de sal", aparecen vídeos de 'influencers', especialmente de cuentas que crean contenido relacionado con la maternidad o los "tratamientos naturales" y "alternativos

“Lo natural no tiene por qué ser inocuo”

El Consejo General de Médicos de España alerta de los riesgos de caer en pseudoterapias y da pautas para saber cómo detectarlas. Una de las características que deben hacernos dudar, indican, es la aplicación de estas a “múltiples trastornos o patologías, sin presentar informes de evaluación de resultados en los términos que lo hace la comunidad científica”. Otras líneas rojas a tener en cuenta:

  • Beneficios altos y riesgos muy bajos o ausentes.
  • Cuando no se identifique un médico responsable de sus indicaciones y seguimiento.
  • Cuando se ofrezca como una técnica excepcional en Internet o en espacios publicitarios de ciertos medios.
  • ¿De dónde viene la información sobre la que se sostiene? Debe ser fiable, por ejemplo, de una sociedad científica recogida por el Ministerio de Sanidad o agencias reguladoras oficiales.
  • Lo “natural” no tiene por qué ser inocuo. Esos productos “naturales” pueden interaccionar con medicamentos, modificando sus efectos.

La doctora Rosa Arroyo, coordinadora del Observatorio contra las pseudociencias (OPPISS) de la misma organización alerta que pueden ser perjudiciales “especialmente cuando sustituyen a tratamientos que sí han demostrado su efectividad o se demora el inicio de los mismos”. Además, a esto se le suma el perjuicio económico, ya que “incrementan el coste de los procesos asistenciales”.

Unos minutos antes de acabar la sesión, entra en mi sala un chaval joven. No es su primera vez, ha venido unas cuantas más para intentar solucionar su problema de asma, aunque no parece muy seguro de los resultados y comenta que, como ha comprado un bono de varias sesiones, seguirá viniendo hasta gastarlo. “¿Es normal que me pique la nariz?”, le pregunto, mientras suena de fondo un hilo de música relajante que podría llamarse algo así como “un nuevo amanecer”. Según me dice, le han explicado que puede que las primeras veces moleste un poco. 

“Ya me contarás si te funciona”, comenta mi acompañante al despedirme y antes de que salga de la habitación, me ponga los zapatos de nuevo y me suene la nariz ya fuera de la clínica. Nunca creí que diría esto, pero echaba de menos respirar el aire de Madrid. 

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