Pestañas postizas: posibles riesgos para tu piel y tus ojos
Según muchas tradiciones, los ojos son el reflejo del alma. Para conseguir una mirada única, algunos optan por cambiar el color de su iris —no sin asumir riesgos— y otros por potenciarla con pestañas postizas.
Esta última opción consiste en adherir pestañas postizas con un pegamento en la zona del párpado. Su uso, común por estar al alcance casi de cualquier bolsillo, no tiene por qué entrañar ningún problema, pero sí debemos barajar algunos posibles riesgos existentes para nuestra piel e incluso para nuestros ojos.
Para conocerlos, contamos con la ayuda de la dermatóloga Natividad Cano y de Francisco Gómez-Ulla de Irazazábal, director médico del Instituto Oftalmológico Gómez Ulla.
Los eccemas: principal riesgo para la piel
“El principal componente del pegamento de pestañas es el cianocrilato”, apunta Cano. “Este genera una resina acrílica que, en presencia de aire o humedad, crea una reacción química que produce calor y forma estructuras que proporcionan un gran poder adhesivo”.
Este pegamento nos puede provocar dos tipos de eccema. El eccema alérgico de contacto y el eccema irritativo de contacto, este último debido a la propia aplicación repetida del pegamento sobre la piel.
“En ambos casos se produce una inflamación de las capas de la piel, pero será mucho más llamativo cuando el eccema sea alérgico, ya que aparecerán ampollas”, explica Cano. Y añade que, en este caso, además de hacer pruebas para descartar alergias a los acrilatos y distintos componentes de los pegamentos, “generalmente se pauta un secante y un corticoide tópico y/o oral”.
Por otro lado, nos explica Cano que “cuando el eccema es irritativo de contacto, es mucho más leve pero irá apareciendo con la exposición repetida a este pegamento y se puede manifestar en forma de inflamación, rojez y descamación en los párpados”.
En estos casos, afirma que “se controla con un corticoide y una crema vaselinada, aunque hay que tener en cuenta que las personas con piel atópica no deberían utilizar estas pestañas por el riesgo que conlleva para su piel la utilización de este tipo de pegamentos”.
En todas estas situaciones es imprescindible dejar de exponernos al pegamento de forma inmediata “y, sobre todo, acudir al dermatólogo, quien hará un estudio preciso del caso debido a la localización, la posible agresividad del cuadro y las molestias que ocasiona en una zona muy cercana al ojo”, apunta Cano.
Daños oculares: desde una inflamación hasta lesiones de córnea
Las funciones de las pestañas son múltiples: protegen al ojo contra partículas extrañas como polvo, arena o insectos y tienen sensibilidad táctil al detectar objetos cercanos a él desencadenando un parpadeo reflejo protector.
Francisco Gómez-Ulla explica que desde el Instituto Oftalmológico Gómez Ulla afirman haber notado en los últimos años “que el incremento en el uso de pestañas postizas ha generado un aumento de infecciones oculares. De hecho, se estima que a nivel mundial uno de cada cuatro usuarios experimenta algún tipo de irritación por el uso frecuente de pestañas postizas”.
Este tipo de irritaciones oculares son los cuadros más presentados según Gómez-Ulla: “conjuntivitis, ojos rojos, blefaritis, orzuelos, alergias e irritación ocular en general, aunque también se puede llegar a perder las pestañas naturales debido al peso de las postizas”.
La mayoría de estas infecciones oculares y palpebrales suelen estar provocadas por los diferentes adhesivos utilizados para fijar las pestañas postizas, motivo por el que “las personas con alergias conocidas o con enfermedades oculares como la conjuntivitis crónica, blefaritis y queratitis, no deberían utilizarlos, ya que pueden desencadenar consecuencias graves”, apunta el oftalmólogo.
Asimismo, añade que “las personas con pestañas naturales muy frágiles, debilitadas o en un estado de pérdida excesiva, es preferible que no las utilicen, ya que podrían ejercer presión adicional y dañar aún más las pestañas naturales”.
A todos los riesgos mencionados hay que sumar “debilitamiento e inflamación del párpado si son demasiado grandes y otros casos más complejos que incluyen rasguños o lesiones en la córnea”, explican desde el Instituto Oftalmológico.
La córnea es la capa por donde entra la luz solar y la encargada de proteger al globo ocular contra diversas infecciones, “la cual puede perjudicarse con las puntas de las pestañas postizas o del propio pegamento al colocarlas o del disolvente usado para retirarlas”, explican desde el Instituto.
En ocasiones, los riesgos del uso de las pestañas postizas en los ojos no se deben solamente a sus materiales, sino también a la higiene con la que se utilizan. Por eso, es imprescindible “una limpieza adecuada antes de aplicarlas, usar productos de calidad, seguir las instrucciones y evitar retirarlas de forma brusca. Por otro lado, es recomendable no utilizarlas durante períodos prolongados y evitar el contacto directo con los ojos”, explica Gómez-Ulla.
Otras alternativas al uso de pestañas postizas
Una alternativa a las pestañas postizas cada vez más popular es realizarse tratamientos con sueros para mejorar las pestañas naturales. Estos productos se aplican diariamente y contienen ingredientes que ayudan a fortalecer, nutrir y mejorar el crecimiento de las pestañas naturales, “pero hay ciertos ingredientes que contienen algunos productos que pueden ser perjudiciales para el ojo, por lo que se debe consultar a un oftalmólogo”, advierte el director del instituto oftalmológico.
Otras opciones son las extensiones de pestañas individuales, que a diferencia de las postizas, se aplican pelo a pelo en la propia pestaña natural; son colocadas por un profesional y requieren retoques regulares para mantener su apariencia. Una buena máscara o un rizador también pueden ayudar a mejorar la apariencia de nuestras pestañas.
Tanto en el caso de las pestañas postizas como en el de las extensiones individuales, lo más importante es “ir a un centro de estética donde tengan suficiente experiencia, revisiones sanitarias y utilicen materiales homologados por las autoridades sanitarias”, dice Cano.
Estos, afirma la dermatóloga, “estarán regulados por el Reglamento del Parlamento Europeo y otras entidades como el Sistema Español de Cosmetovigilancia, que controlan la evaluación y seguimiento de la información sobre posibles efectos negativos que pueda tener para nuestra salud”.
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