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Aún falta la X de la Gürtel

Francisco Correa, meridianamente claro: “El empresario nos daba la licitación para ver si la podíamos conseguir, yo se lo pasaba a Luis Bárcenas y Luis la gestionaba con el correspondiente ministerio. Si conseguíamos la adjudicación, el empresario me entregaba un porcentaje, del 2% o el 3%, y yo lo llevaba a Génova”.

A los lectores habituales de eldiario.es, la confesión de Correa en la Audiencia Nacional no les ha debido de sorprender. El principal imputado de la Gürtel ha explicado en su declaración exactamente lo mismo que hace un año y medio me contó: lo mismo que puso por escrito en ese documento de nueve folios con el que su abogado de entonces intentó negociar un acuerdo con la Fiscalía Anticorrupción y que el propio Correa me entregó en mano en su casa de la Costa del Sol.

Correa me lo contó en 2015. Después se desdijo; le pusieron “un coche lleno de dinero” para que desmintiera aquella confesión. Ahora ha vuelto a cambiar de opinión, se ha decidido a tirar de la manta y ha repetido ante el tribunal lo mismo que entonces me explicó: que entre 1996 y 2004, durante los ocho años del Gobierno de Aznar, Correa fue uno de los principales comisionistas al servicio del PP. Correa asegura que era el hombre que recaudaba “entre el 2% y el 3%”: las mordidas a cambio de las obras públicas que en esos años el Gobierno de Aznar adjudicó. Correa admite que era el conseguidor.

En 1996 “hablamos Bárcenas y yo”, ha explicado Correa ante el tribunal para explicar cómo empezó a recaudar las mordidas para el PP. “Tú tienes contactos con empresarios, yo con políticos” –le dijo Luis Bárcenas–, “vamos a intentar hacer gestiones para cuando salen los concursos públicos de la Administración, intentar favorecer o adjudicar a algunos empresarios que luego van a colaborar con el partido”. No era solo con García Pozuelo, “se hacía con varios empresarios”. No es que esto pasara exclusivamente con el PP, “se hacía con cualquier partido político”. “Era el sistema”.

La confesión de Correa esconde una pregunta fundamental que aún está por contestar: ¿quién es el señor X de la Gürtel? ¿Quién era el político o los políticos del Gobierno que decantaban las adjudicaciones para favorecer a las empresas que pagaban la comisión?

Esa persona no es Correa. Él nunca estuvo en política. Tampoco es Luis Bárcenas. El tesorero del partido solo fue senador mucho después –entre 2004 y 2010– y desde el Senado no se decide ninguna gran adjudicación. Si Correa recaudaba y repartía con Luis Bárcenas, ¿cómo conseguía Bárcenas cumplir con el empresario que pagaba la comisión? ¿Y quiénes eran esos otros empresarios que, al igual que el propietario de la Constructora Hispánica, García Pozuelo, pagaban la comisión a “los servicios centrales” del PP?

Correa no ha respondido aún a esta cuestión fundamental; de forma sorprendente, la fiscal tampoco insistió en preguntar. Pero esa X de la Gürtel, ese político o políticos que decidían las adjudicaciones, no puede ser ninguno de los que están sentados en el banquillo ante ese tribunal. Correa, en su confesión, ha hablado concretamente de comisiones a cambio de la adjudicación de grandes obras como “carreteras, autopistas y tramos del AVE”. Y ni el exacalde de Pozuelo, Jesús Sepúlveda, ni el consejero López Viejo ni ninguno de los políticos acusados en la Gürtel adjudicó este tipo de obras jamás. Además, los mayores pelotazos de García Pozuelo no fueron las pequeñas adjudicaciones que le entregó Jesús Sepúlveda. Fueron las obras de varios grandes tramos del AVE.

¿Se quedaba Luis Bárcenas todo lo que recaudaba en su nombre Paco Correa o repartía con alguien más? ¿Solo con el partido o también con esos políticos que conseguían decantar la adjudicación? Está por ver que el juicio de la Gürtel vaya a resolver esta cuestión. Tampoco parece que Luis Bárcenas vaya a tirar de la manta. Al contrario: las últimas decisiones del extesorero –como dejar de acusar al partido por la destrucción de sus discos duros– apuntan a que Bárcenas ha cambiado completamente de estrategia y busca algo muy distinto a una confrontación con el PP.

“No existe solo un Francisco Correa. Existen muchos Francisco Correa. Es el sistema”, dejó dicho el principal imputado de la Gürtel como colofón. Acorralado por la justicia, abandonado por todos, consciente de que la condena es inevitable, Correa al fin se ha decidido a confesar y buscar un atenuante por su colaboración.

Correa intentó justificar su actividad como el de un mero lobista, alguien cuyo principal error fue cobrar en negro en vez de con factura por sus servicios de intermediación. Es algo habitual: todo el mundo tiene una coartada moral. Pero Correa tiene bastante razón en algo: él era un empleado más en un engranaje mucho mayor. Nunca fue el 'Don Vito' de la Gürtel, solo un intermediario más. A él le “han pillado copiando”, pero no era el único que lo hacía. Correa es una pieza importante, pero no el principal responsable de la gran corrupción.

En la cadena de las grandes comisiones de la obra pública que ha asomado hace unas horas en la Audiencia Nacional, los principales eslabones son dos, los dos extremos: el constructor que paga la mordida y el político corrupto que a cambio adjudica la obra. Y ni Correa ni Bárcenas fueron ninguno de los dos.

En Suiza, a Correa le encontraron cerca de 23 millones de euros. A Luis Bárcenas, casi cincuenta. ¿Y la X de la Gürtel? ¿Cuánto dinero esconderá?