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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

El precio y los nombres de la amnistía fiscal

El ministro Cristóbal Montoro mintió al menos cuatro veces con ese “plan extraordinario de regularización fiscal” que en 2012 anunció.

Dijo que serviría para traer dinero a España y es falso: la mayor parte de los defraudadores que se acogieron a su amnistía fiscal mantuvieron el dinero en el extranjero.

Dijo que ayudaría a “aliviar la crítica situación de las cuentas públicas” y que se recaudarían 2.500 millones. Mentira. No llegó ni a la mitad.

Dijo que no era una amnistía y tampoco fue verdad porque lo era y porque en realidad fueron dos: una en 2012 y otra al año siguiente, a una tarifa aún menor.

Y también dijo que estos defraudadores pagarían por legalizar su dinero negro un “gravamen especial del 10%” y esta fue la mayor mentira de todas.

La letra pequeña rebajó la amnistía aún más: bastaba con el 10% de los beneficios que hubiese generado ese patrimonio oculto durante los últimos cuatro años. De ese modo, el “gravamen especial” de la amnistía de media no llegó al 3%. Por comparar, una barra de pan paga el 4% en IVA y la factura de la luz, el 21%.

La segunda amnistía de Montoro, menos conocida, fue un robo aún mayor. Fue hasta el año siguiente, en 2013, cuando Hacienda permitió regularizar el patrimonio oculto con declaraciones complementarias de los últimos tres años, pagando el 10% de los beneficios entre 2010 y 2012. ¿Y qué pasaba si en esos años había pérdidas en vez de beneficios, como ocurrió en muchas carteras de inversión en ese momento malo para la bolsa? Que la amnistía fiscal salía a devolver. Es decir, que los años en que tu cartera de acciones en Suiza daba pérdidas, Hacienda te desgravaba otros impuestos como premio por haber defraudado. ¿Les parece escandaloso? Es que lo fue.

Los Borbón-Dos Sicilias, descendientes de Alfonso XII y en la línea de sucesión de la Corona de España, escondían 4 millones en Suiza. Pagaron el 1,84%.

Los Gallardo Ballart, dueños de una de las mayores farmacéuticas españolas y del primer gran grupo nacional de hospitales privados, tenían 113 millones en Suiza. Pagaron el 2,4%.

Los López Quesada –incluido Pedro López Quesada, amigo íntimo del rey Felipe– escondían un millón en Suiza. Pagaron poco más de 1.200 euros, el 0,1%.

Son solo algunos nombres. Hay muchísimos más. La investigación de los Papeles de la Castellana que hemos publicado estas últimas semanas en eldiario.es –en colaboración con fíltrala.org, La Marea y Diagonal– ha servido para poner apellidos ilustres y números concretos al escándalo de la amnistía fiscal: empresarios, banqueros, aristócratas o primeros espadas del IBEX. Ha sido una larga serie de información exclusiva y delicada, de las más arriesgadas entre las que hemos afrontado en esta redacción. No es fácil informar sobre los más poderosos y enfrentar a su cohorte de abogados; el más mínimo patinazo nos habría costado una demanda capaz de cerrar eldiario.es.

El esfuerzo y el riesgo han merecido la pena, pero hemos fracasado en algo: no hemos conseguido que el debate sobre el fraude fiscal entrase en la campaña electoral. El resto de la prensa no ha ayudado. Pocos nos han citado, pocos han querido molestar.

A los socios de eldiario.es os aconsejo que visitéis este especial, con todo lo que hemos publicado estas últimas semanas sobre estos grandes defraudadadores; patriotas de la cuenta en Suiza y la empresa offshore en Panamá. Leedlo con orgullo. Es vuestro mérito también. Hemos podido publicar esta investigación porque nos debemos a vosotros. Y a nadie más.

El ministro Cristóbal Montoro mintió al menos cuatro veces con ese “plan extraordinario de regularización fiscal” que en 2012 anunció.

Dijo que serviría para traer dinero a España y es falso: la mayor parte de los defraudadores que se acogieron a su amnistía fiscal mantuvieron el dinero en el extranjero.