Tour de Francia, ¿negocio redondo o gran molestia?: “Unos vamos a perder dinero para que ganen otros”
Euskadi será el próximo fin de semana el escenario del evento internacional más importante de los que ha acogido hasta el momento. La salida del Tour de Francia, la 'grand départ', que arrancará el día 1 de julio en Bilbao con tres etapas -la primera con salida y llegada en Bilbao, la segunda de Vitoria a Donostia, y la tercera de Amorebieta-Etxano a Baiona, ya en Francia- será un escaparate inigualable durante tres días para que Euskadi se vea en el mundo. Un total de 150 millones de espectadores en Europa siguieron por televisión esa carrera el año pasado. La salida de esta prueba ciclista, uno de los acontecimientos deportivos más importantes a nivel global, es noticia en todos los informativos del mundo. No hay anuncio publicitario para el turismo en Euskadi capaz de competir con eso. Nadie duda, por eso, de que se trata de una apuesta sobre todo a futuro, por el efecto llamada que puede suponer de cara al sector turístico. Así lo destacan el consejero de Turismo, Comercio y Consumo, Javier Hurtado, el portavoz del Gobierno vasco y consejero de Cultura (y Deportes), Bingen Zupiria, los alcaldes de las capitales y pueblos por los que discurre la carrera en cada una de sus intervenciones y es algo que más o menos tiene asumido el conjunto de la población, aunque es una cuestión que realmente será difícil de cuantificar.
Los tres días con etapas en Euskadi supondrán ya una repercusión económica sin precedentes sobre todo para hoteles y la hostelería y esa sí podrá cuantificarse poco después de que la carrera termine su paso por las carreteras vascas. La caravana que arrastra el Tour, además de los periodistas de todo el mundo que lo siguen, y los aficionados que se han desplazado a Euskadi para ver la carrera han permitido colgar ya el cartel de casi completo en los alojamientos vascos. También la hostelería, sobre la todo la más cercana a las 'fan zone', harán su agosto a comienzos de julio. Pero las repercusiones no serán igual para todos.
Las fuertes restricciones de tráfico que impone el Tour, con vías cortadas como mínimo desde cuatro horas antes de que pase la carrera, dificultarán al máximo la movilidad, sobre todo en coche. Pero también incluso para los peatones. Esto dificultará el funcionamiento de muchos negocios para los que ese día “será inhábil” y sólo les quedará esperar que las pérdidas se compensen con esas buenas repercusiones que se prevén para el futuro. Para otros, que consideran que sus restaurantes o negocios no se sienten beneficiados por el turismo, no les queda ese consuelo a futuro.
“Esos días, a unos se nos va a hacer perder mucho dinero para que lo ganen otros”. José Antonio Vaz, propietario del Asador Arraiz, ubicado en el monte del mismo nombre, uno de los que rodea Bilbao, es un ejemplo, “de los muchos que hay”, dice, de que este es un evento que no va a beneficiar a todos por igual. A algunos les va a perjudicar y mucho: “El sábado 1 de julio tienen una boda y no sé ni cómo vamos a poder subir a la gente. Estamos planificando rutas alternativas, que no están cortadas, aunque todas las rutas tendrán afecciones de tráfico importantes”, apunta. Está seguro de que “no habrá problemas para salvar la boda”, pero confiesan que están nerviosos. “Y los novios... te lo puedes imaginar”, ironiza.
Aunque el sábado 'lo salven' con la boda, “el viernes y el domingo ya lo tenemos perdido”, lo que supone un agujero importante para un restaurante que vive prácticamente de la caja que hace los tres días del fin de semana, que es cuando concentra toda la actividad. “¿Esto que vamos a perder quién nos lo paga? ¿El Tour, el Ayuntamiento?”, se pregunta. Al dueño de este restaurante, como a los de otras zonas que no están en el centro turístico de las ciudades no le sirve el mantra de que será un evento con beneficios a futuro para la ciudad porque atraerá a muchos turistas. “Atraerá turistas, pero a nosotros el turismo nos da igual. Los que estamos en el extrarradio, si viene un turista le hacemos la ola. A mí que venga un crucero con 3.000 viajeros no me toca nada”, señala.
Con todo, asegura que su ejemplo “no es el más dramático”. “A mi restaurante, si hace falta, se puede llegar andando. Vale, no es lo mejor, pero se puede. Pero qué pasa con otras zonas como el Txorierri, Bakio, … que han tenido que suspender bodas porque es imposible que llegue la gente. A ver quién indemniza eso, y a esos novios que llevan un año preparando todo. Esto será un escaparate para que conozcan Bilbao, pero no se han valorado las consecuencias que pagamos otros”, recuerda.
“El resultado no va a ser igual de bueno para todos”, reconoce Héctor Sánchez, gerente de la Hostelería de Bizkaia. Los bares y restaurantes que no están en zonas turísticas se verán afectados por las restricciones de tráfico, y sobre todo, los que están en zonas en las que sólo se puede acceder en coche, tendrán que dejar de funcionar ese día. Algunos se plantean incluso pedir reclamaciones por daños y perjuicios, señala. “Pero es que no hay alternativa, porque la alternativa es que no haya Tour”, señala. Recuerda en este sentido que “lo más importante será el impacto a medio plazo por el impacto mediático que supone, gracias al que se espera un efecto llamada que atraerá más turistas en el futuro”. “Y eso es positivo para el sector”, zanja.
La hostelería de Bizkaia tiene convocada una huelga en los días previos al Tour por el convenio, pero, de cara al finde de semana, las zonas más afectadas tendrán que reforzar las plantillas y los turnos, “aunque en la hostelería es muy difícil prever cuánta gente te va a venir”, dice.
Iñaki, del café Irún en esta localidad fronteriza, prefiere pensar en los efectos a futuro “porque los días del Tour van a a ser un caos”. La carrera pasa por esta localidad el domingo por la tarde y el lunes. “Los lunes ya son un día caótico por el tráfico que hay en la frontera, así que con el Tour no sabemos qué pasará. Abrir, vamos a abrir”, dice, aunque sin saber a ciencia cierta si podrán trabajar o no. Justo con el inicio del Tour acabarán las fiestas de San Marcial en Irún, por lo que habrá establecimientos hosteleros que aprovecharán para descansar.
El Tour tampoco será bueno para el comercio. El día 1, en Bilbao, coincide con el primer día de rebajas. “Y ya damos por sentado que no va a haber nada de actividad porque los cortes de tráfico condicionan por completo la actividad comercial. Sólo se va a poder mover uno por Bilbao andando, y además, la gente va a estar a otra cosa. Será un día muy bueno para la hostelería, pero no para el comercio. Así que de forma inmediata al comercio no le beneficia”, señala Rafael Gardeazabal, presidente de BilboDendak. “Pero a medio y largo plazo, sin ninguna duda sí, es bueno para la ciudad, porque atraerá mucho turismo y eso es muy bueno para el comercio”, defiende. Aunque reconoce que el dinero que dejan los turistas en el comercio depende de las zonas y de la naturaleza del comercio: “Los comercios que vende productos como típicos de aquí como queso o txakoli, o recuerdos, sí notan mucho impacto con el turismo. No tanto el textil”, dice. Hay que tener en cuenta que en Euskadi, por convenio la mayoría del comercio cierra domingos y festivos e incluso los sábados por la tarde. “El horario que tenemos es el que es y eso se nota”.
También Luis Camarero, de Bidashop, asociación de comerciantes de Irún sabe que esos días del Tour no van a poder trabajar. “Son días perdidos, algunos decidirán cerrar directamente. Ahora, hay que reconocer que, a futuro, mejor publicidad que esa no hay. Irún se va estar viendo en todas partes del mundo…Otra cosa es lo que atraiga después a Irún, que eso está por ver”, duda.
Lorea Uranga, de Basque Destination, perteneciente a la asociación de Atrae, asociación de agencias de viajes receptivas, tampoco está entre los que se considera beneficiada por el efecto inmediato del Tour. “La organización de la carrera hace las reservas directamente sin contar para nada con las agencias. Aquí los beneficiados serán hoteles y hostelería”, señala. “Para nosotros, estos días del Tour más que un beneficio han sido un perjuicio, porque hemos perdido trabajo por no tener alojamiento donde hospedar. No hay nada, está todo lleno o muy caro”, recalca. “Tampoco creemos que la gente que viene a raíz del Tour vaya a contar con nosotros para hacer experiencias los días que se queden aquí, porque está todo muy localizado y muy centralizado en el ciclismo. Es más un perjuicio que un beneficio”. insiste.
Cuenta Uranga ejemplos de casos concretos de los que habrá muchos en diferentes sectores: “Tenemos un asociado que hace excursiones desde Bilbao y va a tener que suspender o modificar por los cortes de carreteras que va a haber esos días, y amoldarlos a los horarios del Tour”. “Otra cosa es a medio plazo, porque es un gran evento que supone un escaparate muy importante que atraerá turistas en el futuro. Los grandes eventos es lo que tienen, hay que ver sus beneficios más a futuro que en el momento”, apunta.
Para los hoteles el próximo fin de semana está marcado en 'amarillo' desde hace un año, cuando empezaron a realizarse las reservas para los equipos, caravana o periodistas. “En estos momentos estamos al 85% de ocupación, pero todavía quedan días”, señala Elena Martín, presidenta de SEA Hostelería, que asegura que esta última semana se realizarán todavía reservas por parte de aficionados, “porque las de equipos y demás están desde hace un año”. No cree que hayan subido excesivamente los precios de los hoteles de la ciudad, “aunque al haber pocas habitaciones ya es normal que suban algo”, reconoce.
Hace cuatro meses en la web Trivago se ofertaban habitaciones en Bilbao hasta por 3.000 euros. En esa misma web el precio más alto para Bilbao está ahora cerca de los 600 euros. “Es un momento muy especial porque el escaparate del Tour es muy importante”, señala, mucho más de lo que pueda suponer para este finde de semana puntual de la Grand Départ. “Sobre todo para una ciudad como Vitoria, en la que la bicicleta es tan importante”. “El Tour nos va a apoyar bastante”, afirma Elena Martín que decorará el hotel que regenta específicamente para la ocasión. Arranca la semana en la que todo se vestirá de amarillo, como el maillot que luce el ganador de la mítica carrera, para disfrute de los aficionados a la bicicleta, negocio de muchos y molestias y pérdidas para otros. Para cuantificar el impacto en las arcas habrá que esperar.
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