La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La Policía investiga un ataque a la tumba en memoria de Fernando Buesa, asesinado por ETA en Vitoria en 2000

Iker Rioja Andueza

Vitoria —
5 de octubre de 2023 18:16 h

0

La Policía se ha personado en el cementerio de Santa Isabel de Vitoria en la mañana de este viernes para investigar la presencia de heces y de pintura en el mausoleo de la familia de la esposa de Fernando Buesa, quien fuera vicelehendakari y dirigente del PSE-EE asesinado por ETA en 2000. En esa tumba está enterrado el político. Es el segundo ataque en memoria de esta víctima en menos de 24 horas y ha motivado una reunión urgente del Ayuntamiento de la capital vasca, ahora precisamente liderado por los socialistas, así como contundentes mensajes de repulsa de las principales autoridades vascas.

El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha considerado en el Parlamento Vasco que estos hechos “absolutamente deplorables” y que “revictimizan” son obra de “movimientos de grupúsculos” que “reivindican la violencia política”. Ha pedido a quien tenga “ascendencia” sobre ellos a que den la orden de parar. De hecho, ha iniciado su intervención en la tribuna durante la sesión de control al Gobierno con unas palabras en recuerdo a las víctimas. De su lado, la vicelehendakari Idoia Mendia, socialista, ha recalcado la importancia de llevar la deslegitimación de la violencia a la educación y al conjunto de la sociedad.

Dos ataques en 24 horas

Este jueves, en el día en que la ciudad de Vitoria ha decidido dedicar unos jardines a la memoria de Miguel Ángel Blanco, concejal del PP en Ermua asesinado por ETA, dar más relevancia a las placas del resto de víctimas del terrorismo y recordar al edil de UPN Tomás Caballero en el vigésimo quinto aniversario de haber sido tiroteado, ha sido vandalizado el monolito de homenaje a Buesa y también a su escolta, el ertzaina Jorge Díez Elorza, que fallecieron tras un atentado en ese mismo punto del campus universitario, a muy pocos metros de la Presidencia vasca y de Ajuria Enea. En concreto, en el primer ataque ha sido arrojada pintura negra tapando por completo la inscripción en recuerdo de los asesinados.

El mismo jueves se produjeron una cascada de reacciones. “Hoy han manchado de negro el monolito en memoria de Fernando Buesa y Jorge Diez. El discurso del odio sigue presente en nuestra sociedad, y lejos de ignorarlo, debemos condenarlo sin matices”, ha lamentado la Fundación Buesa, que en el pasado también ha alertado de homenajes al miembro de ETA Diego Ugarte, uno de los terroristas responsables de los crímenes, particularmente en las fiestas de San Juan de su barrio de origen, Judizmendi. “La deshumanización y humillación de sus víctimas, antes y después del asesinato, fue una parte esencial del ADN de ETA y de sus seguidores y protectores. Hoy afortunadamente ya no matan, pero este 'modus operandi' no ha desaparecido”, ha señalado también Covite, la entidad presidida por Consuelo Ordóñez.

La alcaldesa de Vitoria, la socialista Maider Etxebarria, ha ordenado a las brigadas de limpieza que limpien “cuanto antes” el monolito, que cada febrero acoge homenajes unitarios en recuerdo de ambas víctimas. A las pocas horas ya se había procedido al adecentamiento del espacio. “Debemos mantener viva la memoria de las víctimas y el derecho a la verdad, la dignidad y la justicia”, ha señalado la regidora. “La pintura no borrará la memoria. Seguiremos recordando y honrando a quienes fueron víctimas del odio y la barbarie”, ha manifestado, de su lado, el diputado general de Álava, Ramiro González. Las declaraciones de repulsa se han encadenado en cuanto ha ido trascendiendo la noticia. Este viernes, la teniente de alcaldesa, Beatriz Artolazabal (PNV), ha considerado que estos hechos no son “casualidad” y ha mostrado su condena a la cadena de “ataques” ya después de conocido el segundo de los ataques. Y la portavoz de Elkarrekin Podemos-IU, Miren Gorrotxategi, ha sostenido: “Si alguien pretende borrar su memoria, nosotras la recordaremos con mucha más fuerza”.

Sin declaración institucional

También se ha pronunciado la portavoz de EH Bildu en Vitoria, Rocío Vitero. “Desde EH Bildu expresamos nuestro más rotundo rechazo al ataque al monolito en recuerdo de Fernando Buesa y Jorge Díez. Estas actitudes están totalmente fuera de lugar, sólo profundizan en el sufrimiento y dificultan la construcción de la convivencia democrática en nuestro país”, ha escrito en X, la nueva denominación de Twitter. La coalición participa habitualmente en los homenajes a Buesa, también con representantes de Sortu.

El coordinador de la coalición, Arnaldo Otegi, ha colgado en redes sociales un mensaje. En él, ha realizado un “absoluto y rotundo rechazo” a título particular y en nombre de su formación. Son “inadmisibles” los “ataques” de este jueves y de este viernes, sostiene. “Estos hechos, cuya naturaleza y origen se desconocen, son una auténtica provocación a la convivencia democrática de este país”, ha añadido. Ha mencionado que hace dos años EH Bildu y, en particular, Sortu, se comprometieron a “obstaculizar” acciones de “humillación” a las víctimas. “Hoy es necesario volver a recordarlo y a volver a reiterar nuestro compromiso [...]. El respeto a todas las víctimas y a su memoria es una condición básica para la construcción de la convivencia”, ha afirmado.

Sin embargo, el Ayuntamiento de Vitoria no ha podido aprobar una declaración institucional unitaria por el no apoyo de su principal grupo político, EH Bildu, que tiene siete ediles y ganó las elecciones de mayo. La coalición no ha aceptado un texto secundado por PSE-EE y PNV, partidos de Gobierno, y PP y Elkarrekin (Podemos, IU y Equo), de la oposición. Su primer punto incluía una “condena enérgica” de unos hechos que suponen “desprecio” a Buesa y también a Díez Elorza. “La memoria es un instrumento clave para construir una sociedad justa, pacífica y libre”, se podía leer en un texto de cinco puntos que concluía con un deseo de “trabajar por la deslegitimación de la violencia” y “por el reconocimiento ético y social de las víctimas”.