Beatriz Herráez: “Es inconcebible que un museo dedicado a lo contemporáneo no contemple la diversidad”
“Es importante aplicar la perspectiva feminista en un museo, porque no es un espacio neutro, genera relatos y contribuye a transformar el espacio que habitamos”, sostiene la directora del Artium
Beatriz Herráez es muy consciente de que entre las obras que se encuentran expuestas en el exterior del museo que dirige, el Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo de Vitoria-Gasteiz, también conocido como Artium, no hay ninguna escultura realizada por una mujer. También es consciente de que es complicado encontrar a mujeres en puestos directivos de museos, como el que ella ocupa. Una vez le preguntaron si la gestión de un museo era diferente si estaba encabezada por un hombre en lugar de por una mujer, según confiesa, la clave de esa diferencia está en la perspectiva de género tanto a la hora de elegir las obras que se exponen, como en la forma de dirigir el museo, algo que para ella es fundamental.
“Es fundamental que las artistas mujeres entren a formar parte de los programas expositivos y de las colecciones. La política de adquisiciones del museo también trabaja desde una perspectiva feminista y, en los últimos tres años, hemos incrementado el número de artistas mujeres de manera significativa adquiriendo obras de aquellas mujeres que considerábamos que no estaban representadas y acercándonos a momentos y debates que no tenían reflejo en lo que hasta ahora contábamos en el museo”, detalla desde la segunda planta del Artium, junto a la biblioteca, en una entrevista con elDiario.es/Euskadi con motivo de las dos décadas que cumple la pinacoteca.
El pasado 26 de abril, el Museo Artium cumplió 20 años. ¿Qué balance realiza de estas dos últimas décadas?
Un balance positivo. Han sucedido muchas cosas, 20 años es un tiempo suficiente como para hacer un balance, pero es cierto también que cuando se habla de procesos culturales y de cuáles son los efectos de un museo en un contexto siempre hablamos de unas temporalidades que huyen de la inmediatez. Hay que dar tiempo al tiempo.
¿Era imprescindible derribar un edificio histórico como el que se levantaba aquí para hacer este museo?
Yo no estaba en ese momento, pero hasta donde conozco la historia del museo, éste no surge derribando un edificio histórico, el edificio ya no estaba y había un espacio en el que hubo diferentes proyectos y terminó por situarse el museo. El 20 aniversario ha servido también para escuchar las historias de aquellos que pusieron en marcha la institución. Ellos contaron que hubo muchísimos emplazamientos previos y mucho debate sobre cuál era el mejor lugar para situar Artium, pero terminó localizándose en un sitio como este, que es céntrico y que está muy conectado con el Casco Viejo y otras infraestructuras culturales que permiten que la ciudad genere un recorrido entre lo contemporáneo y los espacios medievales de la ciudad, creando una suerte de vínculo entre el pasado y el futuro.
Los museos siempre tienen diferentes funciones. Son espacios en los que se investiga, se adquiere, se conserva y se fomenta la difusión de las obras de arte que conforman sus fondos. Es imposible en este caso mostrar por los metros cuadrados expositivos de los que disponemos ese fondo de colección que existe, que ahora mismo está compuesto casi por 2.600 obras de arte que son propiedad de la Fundación Artium y que provienen de diferentes fuentes: principalmente la Diputación Foral de Álava, que comenzó a coleccionar arte contemporáneo a finales de los años 70; del Gobierno vasco, que también tiene un importante fondo de arte contemporáneo; del Ayuntamiento de Vitoria y del Parlamento vasco. Es patrimonio público que se conserva en los almacenes, en los peines de pintura, esos espacios que hemos abierto al público para dar acceso a esos lugares que normalmente no son visitados porque las piezas requieren unas condiciones de conservación, de temperatura, de humedad y de seguridad. Muchas veces vemos solamente la punta del iceberg de la labor que realizan instituciones como esta.
¿Qué papel juega el Artium en la cultura vasca?
Es una pieza clave y fundamental para entender el sistema de museos vasco. Es el único museo de arte contemporáneo en sentido estricto. Nuestra cronología comienza a mediados del siglo pasado aproximadamente aunque hay ciertas piezas que provienen de momentos previos, pero principalmente la colección se hace fuerte a partir de los años 50 del siglo XX y llega hasta el presente. Es una institución que se caracteriza por tener una colección que ha sido adquirida cuando los artistas estaban trabajando en momentos muy tempranos. Hay muchísimas piezas de muchos artistas, sobre todo vascos, que han sido adquiridas cuando eran artistas emergentes. Obras de Cristina Iglesias, Txomin Badiola, Juan Luis Moraza, Elena Mendizabal o María Luisa Fernández, que son testimonios de un momento concreto, de una forma de hacer y de unos lenguajes.
¿Cuál es la razón de adquirir las obras de forma temprana?
Es la cuestión de la pulsión con lo contemporáneo. Un museo de arte contemporáneo tiene que atender a lo que está sucediendo en el presente, no puede olvidar nunca que es una pieza fundamental para la exhibición, pero también para que esos artistas entren a formar parte de las narrativas que el museo despliega en sus salas de colecciones. Ese estar atento al presente y estar trabajando con los artistas en un diálogo permanente permite que esas obras entren a formar parte del patrimonio público en un momento temprano que además es idóneo cuando hablamos en términos de mercado.
En 2019 el Artium alcanzó los 91.000 visitantes y en 2021 se plantó con 50.000 por la pandemia. Son cifras que distan mucho de las que recibe el Museo Guggenheim o al Bellas Artes. ¿En Vitoria el arte interesa menos?
No. Yo creo que es una tipología de museo que tiene un público distinto y unas visitas diferentes a los museos que mencionas. Somos instituciones complementarias y, por eso, somos un sistema que funciona de una manera coordinada y en red. Hay muchos de esos públicos que también visitan Artium, cada vez más. En el caso del Artium, gran parte de sus visitas se concentran en la comunidad educativa. Hay casi 20.000 escolares que pasan por las salas del museo. Este museo de arte contemporáneo es un recurso educativo para toda la comunidad.
¿Cuál es el público habitual que visita el Artium?
El último estudio que hemos realizado, en 2021, confirma que nuestro público son principalmente mujeres, casi un 65% del total, y que cada vez son más jóvenes. El visitante del Museo Artium está rejuveneciendo. El perfil abarca principalmente desde los 24 hasta los 54 años. Esos son los públicos que hay que incorporar y empezar a contar el museo como un espacio que hay que visitar con cotidianeidad. Esa idea de que el museo entre en el circuito de nuestras rutinas es un objetivo a conseguir.
La idea de que el museo entre en el circuito de nuestras rutinas es un objetivo a conseguir
En Bilbao se habla del 'efecto Guggenheim' como pilar de la regeneración urbana de la ciudad. ¿Por qué no ha existido ese 'efecto Artium' en Vitoria?
Somos instituciones con características distintas. Las dimensiones son diferentes y las funciones originarias también fueron otras. En el caso del Artium, es un museo que surge de una colección previa. Cuando este museo se inaugura es para dar respuesta justamente a esa función patrimonial. En ese momento, la Diputación de Álava contaba con un patrimonio de 1.500 obras de arte, en la que se encontraban obras de Picasso, Palazuelo, Miró y otras de un valor incalculable. En ese momento, después de muchos debates, se decide que aquello que estaba mostrado en el Museo de Bellas Artes de Álava necesitaba un espacio de visibilidad diferente y que era necesario activar ese fondo patrimonial desde la educación y la investigación. Ese es el corazón del museo.
El Artium es un museo que apuesta por lo local. ¿Es más complicado por ello que llegue a un público internacional?
Yo creo que no. A pesar de todas las incertidumbres en las que nos hemos visto estos últimos años, uno de los posicionamientos que hemos tenido es que estando en Vitoria se puede ser tan internacional como estando en cualquier otro contexto. La distribución de los discursos de lo contemporáneo y las redes de trabajo que se gestan en el momento presente, quizás no eran posibles hace 20 años, pero permiten trabajar en el ámbito internacional desde un lugar como Vitoria. Siempre hemos estado trabajando con artistas del contexto, pero en los últimos años hemos tenido presente la idea de establecer diálogos permanentes con el arte internacional, de la misma forma que tenemos presente la perspectiva feminista en la programación y en la gestión del museo.
La distribución de los discursos de lo contemporáneo y las redes de trabajo que se gestan en el momento presente permiten trabajar en el ámbito internacional desde un lugar como Vitoria
'Zeru bat, hamaika bide. Prácticas artísticas en el País Vasco entre 1977 y 2002', una de las exposiciones que actualmente se encuentran en el Artium, conmemora las prácticas artísticas y teorías del arte feministas que tuvieron lugar entre 1977 y 2002, con obras de la artista cubana Juana Cima o la vasca Elena Mendizabal. ¿Las mujeres en el arte están recuperando su lugar tras años 'olvidadas'?
Hay una mayor responsabilidad en las instituciones públicas a la hora de entender que los museos son espacios que deben reflejar la pluralidad de la sociedad del presente. Es inconcebible que un museo dedicado a lo contemporáneo no contemple la diversidad y no incluya obras de mujeres y de colectivos que deben estar incorporados en los debates y en las narrativas. El museo no es un espacio neutro, genera relatos y contribuye a transformar el espacio que habitamos. Eso es algo que hay que tener claro. Es fundamental que las artistas mujeres entren a formar parte de los programas expositivos y de las colecciones. La política de adquisiciones del museo también trabaja desde una perspectiva feminista y, en los últimos tres años, hemos incrementado el número de artistas mujeres de manera significativa adquiriendo obras de aquellas mujeres que considerábamos que no estaban representadas y acercándonos a momentos y debates que no tenían reflejo en lo que hasta ahora contábamos en el museo.
Durante el aniversario, al mostrar las obras del escultor Néstor Basterretxea, incidió en la necesidad de exponer a mujeres escultoras. ¿Por qué es más complicado encontrar y exponer a mujeres en ciertos ámbitos?
Incidí en eso en el contexto de la plaza interna y el espacio exterior, porque en el museo ahora mismo no existe una artista mujer en el espacio público. Es difícil entrar en el espacio del museo, pero también es importante entender que no es cierto que las mujeres no incorporen en sus prácticas grandes obras para exhibir en los espacios públicos. Hay grandes escultoras tanto en el contexto como a nivel estatal e internacional. Lo mencioné porque es uno de los objetivos del proyecto, que las obras de mujeres ocupen no solo espacios en el interior del museo, sino que también lleguen a los espacios públicos que tenemos.
¿En ese tipo de objetivos tiene algo que ver que sea una directora? De hecho es la primera mujer en dirigir el Museo Artium...
Hace poco alguien nos preguntaba si había diferencia en la gestión de un hombre o de una mujer. Yo creo que hay una diferencia a la hora de aplicar una perspectiva feminista. Es importante aplicarla en los programas y en la gestión. Eso es algo que yo lo pongo por delante, pero entiendo que también habrá hombres que lo hagan.
¿Sigue siendo complicado en España ver a mujeres dirigiendo museos?
Somos menos y eso es un hecho. Al igual que también es un hecho que somos más las que realizamos labores de coordinación y gestión. En esos puestos somos mayoría, pero en los puestos directivos seguimos siendo minoría.
¿Qué artistas u obras le gustaría mostrar en el Artium en el futuro?
Hay muchísimas mujeres, hombres y colectivos que trabajan de manera muy interesante. Te podría contar lo que está sucediendo ahora. En estos momentos tenemos a Ainara Elgoibar, que es una artista que trabaja con la imagen audiovisual y el archivo y es un proyecto comisariado por Garbiñe Ortega; contamos con Erlea Maneros Zabala, formada en Los Ángeles y con una exposición dedicada a la carrera de Anna Daucikova.
Es importante aplicar la perspectiva feminista en los programas y en la gestión de los museos
¿Sería el Artium un lugar idóneo para exhibir el 'Guernica'?
El 'Guernica', más allá de un objeto es un símbolo, un referente y hablar del 'Gernica' no es contar una historia, sino contar todas las historias que se proyectan en ese lienzo. En su momento fue rechazado y ahora es objeto de polémica. Creo que la reorganización que se produjo en el Museo Reina Sofía alrededor del 'Gernica' dio cuenta precisamente de la importancia que tienen los museos para situarnos en la historia como sujetos. Es una pregunta muy difícil porque es una pieza que está muy dañada, en el sentido de que no se puede desplazar fácilmente. No creo que sea una pieza para mover a una exposición temporal. Si alguien en algún momento dado decide que hay que hacer un movimiento, será para quedarse en un sitio permanente. La pieza es interesante porque estuvo dando vueltas por el mundo como altavoz de lo que estaba ocurriendo en España y se gestó en un contexto muy concreto para hacer una denuncia política muy precisa y que, además, es muy actual. Tristemente es una obra que retorna a nuestro imaginario por lo que está sucediendo ahora. Creo que el cómo se cuenta 'Gernica' en las salas del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía es algo maravilloso, aunque me encantaría tenerlo aquí, por supuesto. Sería estupendo.
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