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Sobre este blog

Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.

La sonrisa de Cristiano Ronaldo

Cristiano Ronaldo a su llegada este martes a la Audiencia Provincial de Madrid.

Iker Armentia

En la foto sale Cristiano Ronaldo sonriente, con un recipiente de mate sobre la mesa del jet privado en el que regresa a Italia. Tiene el teléfono móvil cargando y aprovecha para sacarse un selfie -con semblante exultante- y difundirlo en sus redes sociales. Es la estampa de felicidad. Unas horas antes lo han condenado por fraude fiscal.

A Cristiano, sí, acaban de condenarlo a 23 meses de cárcel y una multa de 18,8 millones de euros por haber defraudado casi 6 millones de euros a Hacienda. Cristiano es un delincuente millonario y feliz. Feliz, entiendo, de que, tal y como denuncian desde el sindicato de técnicos de Hacienda GETSHA, el tribunal ha sido benévolo y le ha impuesto “una condena mucho más laxa que la de Messi”. En esto, le ha ganado Cristiano a Messi. La competición, en todo caso, está muy apretada. En la liga de los defraudadores fiscales están también Mascherano, Falcao, Özil, Marcelo, Di María, Coentrao, Carvalho, Alexis, etc.

Pero retrocedamos unas horas en el tiempo. Cuando Cristiano Ronaldo ha salido de los juzgados, después de firmar la condena, una avalancha de cámaras de televisión se le ha echado encima. Por encima de las voces que reclaman su atención, destaca la pregunta de un periodista: “¡Cristiano, el Madrid te echa de menos! ¿Tú también a ellos?”. Cristiano pasa. El periodista insiste: “¡Cristiano!, ¿echas de menos al Madrid?”.

El periodista, supongo, tenía el encarguito del jefe de preguntar a Cristiano sobre sus movidas deportivas justo cuando acababan de condenarlo por robar a la Hacienda Pública, pero no deja de ser un ejemplo más de la complacencia con la que el periodismo deportivo ha tratado a las estrellas del fútbol delincuentes. Al ciclismo no le dieron ni media oportunidad por la extensión del dopaje, pero el periodismo deportivo patrio no le ha pedido ni media explicación a los futbolistas defraudadores. Al periodismo deportivo español se le llena la boca poniendo a los futbolistas como ejemplo vital para los niños, incluso cuando han intentado esquilmar de forma deliberada las arcas públicas. Con su pasotismo, han contribuido a normalizar el fraude fiscal. El negocio tiene que continuar.

Volvamos al juzgado. Otra escena. Cristiano Ronaldo acaba de ser condenado, sonríe y hace como que no escucha a los periodistas pero firma autógrafos a los fans. Lo jalean y animan. Y arden las redes sociales, como se suele decir en estos casos. Y también hay desagravios: eh -dicen para que no nos preocupemos demasiado-, son cuatro gatos, una minoría, y así convencernos de que la sociedad española es una sociedad exigente con el fraude fiscal.

El fraude fiscal en España supone aproximadamente el 20 por ciento del PIB, incluso pudiendo llegar hasta el 25% según qué estudios se tomen en cuenta. Cualquiera de los registros que se publican está por encima de la media europea. Los técnicos de Hacienda afirman que el 70% de la evasión fiscal la cometen las grandes fortunas y las grandes empresas. ¿Y qué dicen los empresarios? Esta semana en la Cadena Ser le preguntaban a un directivo de la patronal alavesa por el fraude fiscal y decía que no era para tanto, que por lo general eran errores cometidos por las empresas. Asunto resuelto.

No existen -o no se quieren destinar- medios suficientes para conseguir atajar el fraude de manera más efectiva. Los defraudadores -que en parte son cazados- parecen ir siempre un paso por delante. Casi nadie quiere abrir el debate, pero habría que preguntarse por la responsabilidad de todos esos grandes asesores que diseñan las estructuras de elusión fiscal. La Comisión Europea ha empezado a tomar algunas medidas pero en España, todavía hoy, muchos profesionales se escudan en el secreto profesional para protegerse de las consecuencias de sus consejos fiscales ilegales.

Y yendo todavía más allá, ¿no resulta poco edificante que haya toda una industria dedicada a hacer que la gente pague menos impuestos aunque sea de manera legal? ¿no debería resultar escandaloso que youtubers se estén yendo a vivir a Andorra para no tener que pagar impuestos en España y se les siga riendo las gracias? ¿no es un tanto repelente que hayan proliferado las sociedades entre muchos profesionales para reducir sus impuestos (incluidos ministros superprogresistas del Gobierno de Pedro Sánchez)? Es lo que hacía todo el mundo, alegan. Es lo que me decía que hiciera mi asesor, como si tener un asesor fuera como tener un teléfono móvil. Reconozcámoslo: en España la 'moral fiscal' es baja. En España mucho España para todo, menos para pagar impuestos.

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Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.

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