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Opinión | Ya empezamos, por Antón Losada

Esos oscuros impuestos

No paramos de hablar de transparencia. Queremos saber hasta la marca de coche del político de turno, pero no nos preguntamos ni cómo ni dónde se deciden los impuestos en Euskadi. La mayoría pensará con buena lógica que los impuestos son iguales para uno que resida en Alonsotegi y para otro que lo haga en Soraluce. Y se equivoca. Supongo que pensará que el Parlamento tiene algo que decir en la cuestión y también se equivoca.

En Euskadi somos diferentes y hemos optado por el lado oscuro. En teoría, los impuestos se armonizan entre los tres territorios y los aprueban las Juntas Generales de cada uno. Pura teoría. El sistema está montado para un régimen de partido único, la misma fuerza gobernando en las tres diputaciones y en el Gobierno. Y el centro de decisión en una etxea llamada Sabin.

Pero cuando los electores deciden que hay otras posibilidades, la cosa cruje y mucho. Se acaba teniendo impuestos diferentes; desarmonizados es el término correcto. Es lo que pasa en Euskadi. El Parlamento observa sin inmutarse y el Gobierno ve como no tienen ningún control sobre sus ingresos. Ante esto, o te conformas, como Iñigo Urkullu, o te vas, como Patxi López. Si optas por la primera opción cuentas “las habas” y recortas sin más. Si optas por la segunda es porque no has podido convencer de que necesitas hablar de ingresos.

El caso es que Euskadi tiene un Gobierno y un Parlamento capado en sus ingresos. Mientras PSE, Bildu y UPyD quisieran cambiarlo, PNV y PP se niegan. Y el oscuro sistema permanece y con él las diferencias o desigualdades para personas y empresas.

Los Parlamentos nacieron para controlar el gasto, el presupuesto y los ingresos. Es el germen de la democracia moderna. Pues nada, en Euskadi todo se decide en reuniones de órganos que nadie conoce donde el Parlamento no pinta nada y con nombres tan sugerentes como Consejo Vasco de Finanzas Públicas y Órgano de Coordinación Tributaria. Los dos debaten y deciden a puerta cerrada y en el segundo se oculta incluso la fecha de sus reuniones porque son técnicas. Esos oscuros impuestos.

No paramos de hablar de transparencia. Queremos saber hasta la marca de coche del político de turno, pero no nos preguntamos ni cómo ni dónde se deciden los impuestos en Euskadi. La mayoría pensará con buena lógica que los impuestos son iguales para uno que resida en Alonsotegi y para otro que lo haga en Soraluce. Y se equivoca. Supongo que pensará que el Parlamento tiene algo que decir en la cuestión y también se equivoca.

En Euskadi somos diferentes y hemos optado por el lado oscuro. En teoría, los impuestos se armonizan entre los tres territorios y los aprueban las Juntas Generales de cada uno. Pura teoría. El sistema está montado para un régimen de partido único, la misma fuerza gobernando en las tres diputaciones y en el Gobierno. Y el centro de decisión en una etxea llamada Sabin.