Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
No es cierto que se elija un Lehendakari
En estas elecciones se elige un Parlamento, concretamente a 75 parlamentarios que van a elegir un Lehendakari, una Lehendakari. Parece una obviedad, pero el tema tiene su miga democratica. Estuve en el primer y segundo Parlamento vasco de la historia y tuve el honor de votar a dos Lehendakaris. Y me entristece que habiéndose cumplido 40 años de su constitución, no se haya hecho pedagogía histórica sobre la fecha, ni sobre la elección, como si el dato fuera una noticia banal. Y luego nos quejamos de la ignorancia política de las nuevas generaciones.
Vayamos a 1977. En las primeras elecciones legislativas nadie tenía experiencia sobre nada. Una agencia publicitaria experta en vender ollas a presión nos diseñó la campaña. Cuando nos la presentaron en la oficina del PNV en la calle Iparraguirre, el líder histórico del EAJ-PNV, Juan de Ajuriaguerra dijo enfático: “Todos estos lemas son para vender cazuelas. No para presentar un mensaje de partido. Este tiene que definir la oferta del PNV en tres palabras que son 'Fuerza, Eficacia, Honradez'. Fuerza, pues si no tienes fuerza, no haces nada. Eficacia pues el ciudadano quiere le resuelvan los problemas. Honradez porque tenemos que pasar página a la corrupción de la dictadura”. Y añadió un dato más: “No puede haber un cartel con la fotografía en solitario de nadie. El PNV es un equipo y sale toda la candidatura o no sale nadie”. Amén.
Así se hizo. El cartel parecía una requisitoria del Oeste y le llamaron el cartel del 'Wanted. Se busca'. Pero así y todo sacamos ocho diputados y nueve senadores. Éramos el pasado y nos convertimos en el futuro. La memoria histórica funcionó. En Navarra fuimos electoralmente en la papeleta del PSOE y ESEI. Obtuvimos 9 senadores.
En marzo de 1980, tras la aprobación en referéndum del estatuto de Gernika en octubre de 1979, se convocaron elecciones el mes de marzo. Se había logrado aquel texto en dura negociación en la que Garaikoetxea y Suárez habían negociado de tú a tú. Garaikoetxea era presidente del Consejo General Vasco y presidente del EBB del PNV. El EMK sacó la foto con Suárez en La Moncloa como símbolo de claudicación ante Madrid y llenó las paredes con ese cartel, para ellos traicionero.
Cuando tuvimos la primera reunión con la agencia Danis Bowles, con el fin de preparar la primera campaña al Parlamento Vasco de la historia, los creativos nos dijeron que ese cartel era magnífico. Era el tú a tú de Euzkadi frente al poder español y lo que el ciudadano vasco quería era precisamente eso y nos pedían que la campaña tuviera un solo emisor, no mil emisores 'panchovillistas' hablando cada uno desde su chiringuito. Había que romper la filosofía de Ajuriaguerra. Glup. Me tocaba dirigir la campaña y sabía que era una decisión de calado y que los 'Popes' de la época me tenían que dar el OK. E hice la ronda. Toqué varias puertas entre ellas las de Arzalluz y Retolaza. Les hablé de la necesidad de un solo emisor. No les gustó demasiado, pero me dieron el visto bueno. Luego, con la crisis del PNV y su división en 1986, algunos me dijeron que aquel endiosamiento del candidato y la crisis posterior había empezado por aquella decisión. Pero lo hicimos y la campaña se centró en Garaikoetxea. Joven, navarro, euskaldun berri, economista, expresidente de la Cámara de Comercio, guaperas….lo tenía todo. Los demás candidatos salimos en unas fotografías de Alberto Schommer como teloneros hablando en corrillos por detrás. A esta foto la llamaron la fotografía del museo de cera.
La dictadura de lo mediático personaliza la campaña hasta límites inverosímiles por el culto a la imagen, a la credibilidad del emisor, la brevedad del mensaje en segundos....
El lema de la campaña fue gubernamental, no parlamentario. Era una frase de la campaña USA que me había gustado y que la agencia aplicó a la oferta vasca: “todo un gobierno para todo un pueblo”. No se hablaba del Parlamento, sino del gobierno y lo que se elegía era un parlamento. “La gente sabe lo que es un gobierno, no lo que es un Parlamento” nos dijo la agencia. Y así lo hicimos.
Dicho esto no puedo quejarme del hiperliderazgo de las campañas actuales que borran toda presencia que no sea la del líder/eresa ni del hiperliderazgo de unos pocos candidatos que dejan en la oscuridad más absoluta a los demás eligiéndose un parlamento y no un Gobierno. Pero la dictadura de lo mediático personaliza la campaña hasta límites inverosímiles por el culto a la imagen, a la credibilidad del emisor, la brevedad del mensaje en segundos, el 'pildorizamiento' actual de la política que obliga a estas cosas aunque no sean especialmente humanas y democráticas.
Y la actual campaña ha sido básicamente así, simplificada aún más en virtud de las circunstancias sanitarias. Sin embargo, creo que es normal en Urkullu. Lleva ocho años siendo Lehendakari, ha acreditado un buen hacer, tiene credibilidad, es serio, va al grano, dice con que dinero se van a pagar las ofertas y resume sus campañas en que una crisis fuerte requiere una mayoría fuerte. Su único enemigo es la posible abstención. El PNV ha tenido mítines y paseos y chiringuitos callejeros, pero como no salen en televisión, no existen.
EH Bildu centra la campaña en Maddalen Iriarte, encantada le llamen Lehendakari, palabra proscrita por la vieja HB por considerarla denominación del estatuto vascongado sin competencias. Parece cosa menor, pero es un avance en una normalización de ese mundo demasiado lenta y con la consigna de que las pinturas en batzokis y casas del Pueblo se quitan con acetona.
La indumentaria asimismo ha cambiado. La candidata va mayormente de blanco como diciendo que el negro pasado de lo que representa quedó atrás, pero no le da ni agua a EA, Aralar ni Alternatiba, teóricos componentes de ese autobús con un solo chófer llamado Bildu, aunque el conductor sea de Sortu. EA no existe más que como una silla con una Sra. Eba Blanco, a la que solo le toca aplaudir y aunque el protagonismo lo lleva la Maddalen Iriarte todos sabemos que, como Laura Mintegi, ella solo es la oferta televisiva. Detrás están los Comisarios Arkaitz Rodríguez e Iker Casanova que serán los que en el Parlamento lleven las voz cantante y la decisión sobre que votar.
Elkarrekin Podemos-IU centra su campaña en Miren Gorrotxategi, una señora completamente desconocida que ha irrumpido en la campaña ofertando un curioso Frente Popular que nadie quiere y nadie cree sea posible en la actualidad, pero insiste en su monotema. Para ella el PNV es un partido de derecha neoliberal, correa de transmisión de Confebask en Euskadi y con esa distorsión cree llegará a unos descamisados que ven como se clarean las filas de una organización que llegó a ganar unas elecciones en momentos de crisis.
Lo curioso del caso es el doble lenguaje al creer todo eso de un PNV de cuyos votos vive Pablo Iglesias, Irene Montero y el gritón Mayoral que nos ha venido en campaña a decirnos cuestiones que nada tienen que ver con la realidad vasca. El raca raca de su oferta tienes patas muy cortas pero ella no se arredra y no ha contado en esta campaña ni con Nagua Alba ni con Lander Martínez ni con nadie más. Por no contar no ha contado ni con Equo, que ha tenido que salir a la plaza pública después del portazo que le dieron. Elkarrekin Podemos es Doña Miren. Ella y solo ella.
En política las formas son el fondo y no está nada mal recordarlo aunque el próximo lunes la noticia no serán los resultados sino quienes serán los nuevos consejeros y si repiten los anteriores. Este es un país de nombres, no de políticas. Una pena
Idoia Mendia tiene experiencias de campañas. Ha sido incluso consejera y portavoz de un gobierno socialista como el de Patxi López, pero ningún juego se le ha dado a Iñaki Arriola, Sonia Pérez y María Jesús San José, como si no hubieran estado en el Gobierno y como si no tuvieran que capitalizar nada. Curioso.
Carlos Iturgaiz es el último tren que encontró Pablo Casado para estas elecciones con un candidato conocido aunque llevaba congelado 15 años en Bruselas no sabemos nadie haciendo qué. Su raca raca ha sido la unidad de España y lo malos que son el PNV y Urkullu. La foto bajo el Árbol de Gernika es menos creíble que el master de Casado en Harvard. Un estatuto que AP votó en contra en su referéndum. Y por supuesto ni una palabra sobre Alfonso Alonso, Borja Semper, y otros caídos en el combate. Solo Iturgaiz y un Casado que si tiene un mal resultado puede sufrir las mismas consecuencias que Fraga en 1984 quien tras el costalazo vasco dimitió.
Y queda José Ramón Becerra, líder de Equo ante la deserción de López de Uralde, el gran ecologista anidado ahora en Podemos y anidado en su segura representación como diputado hasta que acabe la legislatura. Se ha comprobado que su discurso verde no pasaba por hacer grandes sacrificios ecologistas, lo que sí proyecta Becerra que parece un político con credibilidad y buenas formas.
Del resto no podemos hablar porque no les conocemos. Lo que no sale en TV, no existe y es una pena. Sería muy bueno haberles dado una oportunidad en cualquier debate como se hace con los equipos de segunda en la Copa. Que jueguen y contrasten.
Ya sé que todo el mundo es consciente del dato en el que insisto de que lo que se elige es un Parlamento, pero como al final en segunda derivada se elige un Presidente, pues pelillos a la mar. De acuerdo. Pero en política las formas son el fondo y no está nada mal recordarlo aunque el próximo lunes la noticia no serán los resultados sino quienes serán los nuevos consejeros y si repiten los anteriores. Este es un país de nombres, no de políticas. Una pena.
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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
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