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Los retrocesos

Hace muchos años el escritor Manuel Vicent le preguntó al científico español, investigador y teórico de la biología evolucionista, Faustino Cordón, cuál era, a su juicio, el mayor problema de nuestro país. El científico le respondió que “los continuos retrocesos históricos”. La sabiduría del pasado. La sabiduría que no atendemos porque en nuestra estupidez estamos tan solo a tontas y a locas, con el televisor permanentemente encendido, Ana Rosa hablando, la Terradillos mintiendo y una maceta en el balcón para combatir la crisis climática.

Las muchas veces que muchos ciudadanos de este país han sufrido la miseria o la represión, cuando no el destierro, ha sido debido a los continuos retrocesos históricos propiciados por unos dirigentes políticos que, teniéndose por conservadores, han tratado de impedir el progreso democrático de los españoles; en ocasiones mediante la violencia, como sucedió durante el larguísimo siglo diecinueve concluido con el enterramiento de nuestro último dictador bajo una losa de patriótico mármol en el silencioso paraje de Cuelgamuros. Tras el resultado de las pasadas elecciones la España que está de regreso es la España mencionaba por Faustino Cordón, la de los retrocesos, los faralaes, los chistes de Arévalo, Murcia qué hermosa eres, el palillo entre los dientes, la faria, la copa de Soberano que es cosa de hombres y el fajo de billetes anudado con una goma para el pelo que se saca del bolsillo para pagar el convite en la primera comunión del primogénito.

Los líderes políticos de la derecha medieval, propietarios desde hace siglos, por designación divina, de las esencias de la patria, parecen dispuestos a resucitar la España de las homilías, los himnos falangistas, las corridas de toros como cultura, el “muera la inteligencia” de Millán Astray como propósito vital, la cristiana resignación de las mujeres ante las católicas bofetadas de sus maridos y los santos evangelios en la mesilla de noche para espantar, así, al mundo, al demonio y a la carne.

La España imperial está de regreso. La que engendró naciones. La España que en vez de permitir prohíbe. La que en vez de facilitar impide; el aborto, por ejemplo, la eutanasia, la migración, la diversidad sexual, el derecho a una sanidad, a una enseñanza pública de calidad, a la justicia fiscal, a una vivienda digna, a unos salarios decentes o a la exhumación de los numerosísimos españoles republicanos que para nuestra vergüenza aún yacen en las cunetas de este desmemoriado reino. La España que está de regreso es la España donde solo la gente con servicio doméstico, alfombras mullidas, apellidos compuestos y tintineo de joyas en la misa dominical, gente de bien, podrá disfrutar de un discurrir sosegado, tranquilo, haciendo negocios, pelotazo urbanístico tras pelotazo urbanístico, a cuenta, no de sus méritos, sino de los dineros que recibieron como herencia de sus abuelos y de sus bisabuelos tras el saqueo de la posguerra.

La maquinaria ya está en marcha. Los grandes medios de comunicación de la derecha mediática, defendiendo los privilegios medievales de sus propietarios, hace ya tiempo que decidieron que nuestras minúsculas vidas las gobierne de nuevo la derecha medieval de España, Luz de Trento, Martillo de Herejes, Vigía de Occidente... Puesto que ya nadie cree en la felicidad del futuro, estos medios han convertido el pasado en una utopía, una ilusión, un deseo y en nuestra estupidez hemos permitido que dichos medios tergiversen ese pasado con sus radiofónicas voces engoladas repletas de insultos, mentiras, odios y la tradicional retórica hueca y pomposa del franquismo. Si lo consiguen, si regresan los que siempre han resultado vencedores en todas las decisivas contiendas de la historia de España, muchos ciudadanos de este país, demasiados, pero no los suficientes, nos quedaremos otra vez esperando. Esperando a una España que de una vez por todas le quite la razón al científico, investigador y teórico de la biología evolucionista, el académico Faustino Cordón.

Hace muchos años el escritor Manuel Vicent le preguntó al científico español, investigador y teórico de la biología evolucionista, Faustino Cordón, cuál era, a su juicio, el mayor problema de nuestro país. El científico le respondió que “los continuos retrocesos históricos”. La sabiduría del pasado. La sabiduría que no atendemos porque en nuestra estupidez estamos tan solo a tontas y a locas, con el televisor permanentemente encendido, Ana Rosa hablando, la Terradillos mintiendo y una maceta en el balcón para combatir la crisis climática.

Las muchas veces que muchos ciudadanos de este país han sufrido la miseria o la represión, cuando no el destierro, ha sido debido a los continuos retrocesos históricos propiciados por unos dirigentes políticos que, teniéndose por conservadores, han tratado de impedir el progreso democrático de los españoles; en ocasiones mediante la violencia, como sucedió durante el larguísimo siglo diecinueve concluido con el enterramiento de nuestro último dictador bajo una losa de patriótico mármol en el silencioso paraje de Cuelgamuros. Tras el resultado de las pasadas elecciones la España que está de regreso es la España mencionaba por Faustino Cordón, la de los retrocesos, los faralaes, los chistes de Arévalo, Murcia qué hermosa eres, el palillo entre los dientes, la faria, la copa de Soberano que es cosa de hombres y el fajo de billetes anudado con una goma para el pelo que se saca del bolsillo para pagar el convite en la primera comunión del primogénito.