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Especial

Las capitales vascas tienen vacías el 15% de las lonjas en sus zonas céntricas más comerciales

Antiguo pub irlandés, a la venta en la calle donostiarra de Garibai. En la otra acera, justo enfrente, se alquilan otras tres lonjas

Belén Ferreras / Rubén Pereda / Iker Rioja Andueza

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Un 15% de los locales de las zonas más comerciales de las tres capitales vascas está cerrado. La crisis derivada del parón de la pandemia afectó con fuerza al comercio y la hostelería, y eso se deja ver en el aspecto de nuestras ciudades, con locales en los que cuelga el cartel de 'se alquila o se vende' en zonas en las que hasta hace poco era difícil encontrar ubicación. Vitoria es la capital más afectadas por los cierres. Según un trabajo de campo realizado por elDiario.es/Euskadi, en la capital alavesa están cerrados el 25,53% de los locales comerciales analizados. Donostia ocupa el segundo lugar en porcentaje de cierres, con un 12%, mientras que Bilbao, es la que más resiste el embate de los cierres en estas zonas, con un porcentaje de locales en venta o alquiler que no llega al 10%.

Estíbaliz Tello, presidenta de Euskomer, señala que la pandemia ha acelerado muchos procesos recolocación de los negocios. “Cierran unos locales que se van a otro sitio y abren otros”, dice. Pero también alerta de que durante el parón de la pandemia y la crisis en la que se ha sumido el comercio desde entonces, se ha incrementado el número de prejubilaciones en el sector. “Comerciantes que después de toda una vida regentando su negocio se encuentran ya con 62 o 63 años y ya no les compensa seguir acumulando pérdidas”. “Y ahora hay muchos de estos comercios para los que no se encuentra un relevo generacional”. Por eso cree que el cierre de comercios “va más allá de que haya un establecimiento que cierre la persiana. Hay que reflexionar por qué se cierran y qué es lo que ocurre en el sector para que no se encuentre relevo generacional para que sigan adelante los negocios”.

Como el comercio, también los bares engordan los locales que ahora están vacíos en estas zonas, pero también hay que tener en cuenta que en el último año las entidades bancarias han cerrado sucursales en el País Vasco dentro de las restructuraciones de personal llevadas a cabo tras la pandemia y por el impulso de la banca digital. En total, el año pasado se cerraron 170 oficinas en Euskadi. Algunos de estos locales siguen sin estar ocupados por otros negocios, probablemente porque su tamaño y la zona en la que se ubican suponen un alto precio de alquiler.

Bilbao

En capital vizcaína, elDiario.es/Euskadi ha analizado la situación de 592 locales en parte de la zona mas comercial de Bilbao, como es el perímetro comprendido entre la Plaza Indautxu y la Gran Vía hasta unirse con la Plaza Circular, además de calles paralelas a la Gran Vía como Rodríguez Arias, Alameda de Urquijo o Licenciado Poza. De esos 592 locales, 58 están cerrados, por lo que el porcentaje de cierres no llega al 10% (9,79%).

Hay tener en cuenta, sin embargo, que parte de esta zona, especialmente la que se refieren a la Gran Vía o calles como Rodríguez Arias o los entornos de la Plaza Moyua o la plaza Circular, están entre las consideradas en el sector como la 'milla de oro de Bilbao', con alquileres elevados, pero ocupados en muchas ocasiones por firmas de lujo o cadenas textiles de referencia, lo que hace que los locales tengan bastante rotación, es decir, que los vacíos no tarden en estar ocupados por nuevos negocios, especialmente en estos momentos de auge del turismo en la ciudad, con récord de visitantes. Por ejemplo en el tramo de Gran Vía su confluencia con Gregorio de la Revilla hasta la plaza Circular solo están cerrados un 5,1% de los locales, en la Plaza Moyua solo hay un local cerrado mientras que en la Circular no hay ninguno. Tampoco en la parte más comercial de la calle Ercilla, la que discurre entre la Gran Vía y la Plaza Indautxu, hay muchos locales cerrados: cuatro de 74, lo que supone poco más del 5%. Sin embargo otros tramos de calles en zonas cercanas como la calle Iparragirre entre la Gran Vía y Licenciado Poza, tiene el 13,51% de los locales cerrados.

Donostia

Donostiarras y turistas se agolpaban sobre la alameda del Boulevar el día que elDiario.es/Euskadi la recorría para palpar el estado del comercio. Por la tarde, tras más de tres cuartos de hora con los costados de la vía precintados, con la gente esperando, los ciclistas que compiten en la edición de 2022 de la Vuelta a España atravesaron a toda velocidad el medio kilómetro de avenida. Una vez restablecida la circulación y dispersada la muchedumbre, volvieron a vislumbrarse los cientos de negocios que pueblan la concurrida zona, el centro neurálgico y comercial de una ciudad que para muchas cosas gira en torno al Boulevard. Una de las calles que va a dar al Boulevard, que desemboca en él, es la de Elkano, que es, precisamente, una de las que mayor proporción de lonjas cerradas tienen de todos los alrededores: son cuatro de un total de veintiuna, lo que representa un 19%. En las dos esquinas que dan con el Boulevard, de hecho, predomina el color azul de los carteles de las inmobiliarias, que anuncian que una de ellas está en venta y que la otra se ofrece en alquiler.

Junto a Elkano, la avenida de La Libertad, en la que también desembocan las importantes calles de la zona comercial de la ciudad, paralelas a ella, aglutina hasta trece lonjas cerradas de un total de 68, también el 19%. Les siguen en porcentaje las calles Garibai (casi el 18% de las lonjas cerradas), Fuenterrabía (15%) y San Martzial (cerca del 15% también). En esta última, la distribución de las lonjas vacías es muy desigual: en el espacio de cincuenta metros, de las diez primeras lonjas de la calle hay cuatro cerradas. Lo mismo ocurre en Garibai, donde la calle va a encontrarse con el Boulevard: un antiguo pub irlandés cuya imaginería y colores todavía sobreviven anuncia que está a la venta; de frente, otros tres locales, sitos a la misma altura, atraviesan la misma fase.

En el otro extremo, la calle Getaria es la que mejor resiste al envite de las lonjas vacías. Colonizada, como Loiola, por tiendas de ropa (Mango, Pull&Bear, Zara y más) y también por alguna farmacia y comercio local, con peluquería incluida, apenas queda una lonja de las 39 que hay vacía. Un rótulo anuncia que la tienda respondía al nombre de 'Ibai'. Dentro, por lo que se puede adivinar a través de la ventana, apenas hay algo de suciedad y unas cartas que alguien deslizó por debajo de la puerta en algún momento y sobre las que han ido aterrizando las motas de polvo mientras permanecen allí olvidadas. En este lado del espectro están también Etxaide (una lonja cerrada de 39), Arrasate (seis de 75) y Loiola (tres de 34). En esta calle, nada más adentrarse en ella por el lado de la catedral del Buen Pastor, un antiguo local abandonado languidece en la esquina, cogiendo polvo en las ventanas.

Vitoria

En Vitoria, el centro de la ciudad acumula un volumen importante de lonjas vacías. Son 120 de las 470 comprendidas en la zona repasada por este periódico, que comprende calles del Ensanche (Eduardo Dato, Manuel Iradier, Florida, San Prudencio, San Antonio, Ortiz de Zárate, General Álava), así como las plazas Amárica y del Arca y la calle Fueros. Hay tramos especialmente castigados, como San Antonio entre Manuel Iradier y Florida, la zona más próxima al Teatro Principal en San Prudencio o incluso algunas partes de General Álava, otrora milla de oro. No es infrecuente ver dos o tres locales seguidos con la persiana bajada y carteles de venta o alquiler. De hecho, como iniciativa municipal, algunas bajeras exhiben fotografías antiguas del archivo municipal exponiendo cómo de atractiva era la zona en el pasado.

El fenómeno no es nuevo. Hace dos décadas, con la apertura de los centros comerciales de la periferia se vivió un primer momento de tensión. Los cines y teatros se han reducido también a la mínima expresión, no hay relevo generacional a tiendas históricas como la única sombrerería de la ciudad y, finalmente, son ya años pendiente de desarrollo de un gran plan, con Urteim detrás, y que implicó el cierre y reforma de buena parte de la manzana entre San Prudencio, Eduardo Dato y General Álava, que incluía un aparcamiento o unas piscinas.

En los últimos días ha bajado la persiana una singular repostería que vendía gofres en forma de pene y de vulva, abierta hace menos de un año. Sin embargo, no todo es pesimismo. Sí se observa cierta rotación en otras partes. En Eduardo Dato ha abierto una tienda este agosto, el restaurante Kea de San Prudencio ha doblado su espacio y el ensanche vitoriano mantiene una densidad mucho mayor que los barrios dormitorio que lo circundan.

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