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La legendaria ola izquierda de Mundaka enfrenta a la comarca de Urdaibai

Foto del surfista Ibon Garmendia publicada en Twitter el 12 de mayo.

Natalia González de Uriarte

Los vecinos de Urdaibai, la zona costera de Bizkaia enclavada en plena Reserva de la Biosfera, están divididos entre los partidarios de las obras de reconstrucción de la Playa de Laida, un importante reclamo turístico para la zona, y los detractores, en su mayoría surfistas y ecologistas, que solicitan la suspensión de los movimientos de arena. La comunidad surfera teme que esas acciones perjudiquen a la legendaria ola izquierda de Mundaka, y hagan desaparecer el tubo en el que han cabalgado leyendas del surf desde hace cuatro décadas.

Si para unos la playa es fuente de ingresos y reclamo turístico -recibe 210.000 visitantes al año y genera 4,8 millones de euros a la CAV- para otros la ola no es menos importante. Alcanza tubos perfectos de 400 metros de recorrido, lo que la convierte en uno de los mejores rincones del mundo para practicar surf así que resulta innegable que es otro gran foco de atracción de turistas. El dilema está servido, ya que, recuperar la playa, prácticamente desaparecida tras la fuerte erosión sufrida durante los temporales parece incompatible con la conservación de la calidad de la izquierda más preciada de aquí a Indonesia y del propio entorno natural, a juico de surfistas y ecologistas.

Dragado muy cerca de la orrilla

Ante la presión del colectivo, el Ayuntamiento de Mundaka ha solicitado la suspensión de los movimientos de arena de las excavadoras hasta disponer de nuevos informes técnicos más detallados sobre el plan de regeneración de arenal, tal y como reclaman los surfistas, que además, reprochan que ha habido modificaciones sobre el planteamiento original. “Se acordó que la extracción de arena no se realizaría a menos de 100 metros de la orilla. Posteriormente, en planos públicos, se establecieron 50 metros de distancia. El día en que se iniciaron las obras, la extracción comenzó a una distancia inferior a 20 metros de la orilla”, manifiestan en un comunicado enviado a los medios en el que advierten de que el proyecto presenta serios interrogantes sobre su efectividad y no se han realizado los estudios necesarios para valorar las posibles consecuencias sobre la barra de Mundaka. “Entendemos la necesidad de mejorar los accesos a la playa, el arreglo de muros de escolleras y barandillas que mejoren la seguridad de los usuarios y el canalizado del arroyo. Todas estas acciones favorecen el desarrollo de la zona y mantienen en buenas condiciones la Playa de Laida”, admiten desde el Mundakako Surf Taldea, pero solicitan a renglón seguido que se realicen labores de estudio sobre la Barra de Mundaka y se invierta en su protección. “Instamos a las autoridades a iniciar los trámites para declarar la Barra de Mundaka como 'Bien de Interés Cultural' o 'Entorno Natural Protegido', de acuerdo con la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad”.

Ahora, tras la paralización cautelar de las obras, la decisión de continuar con la reconstrucción prevista ha de tomarla Demarcación de Costas, aunque algunas voces dicen que no hay marcha atrás, que dicho organismo ya se ha posicionado en contra de interrumpir las obras y echar por tierra el tiempo y dinero invertidos en los estudios para abordar la regeneración de la playa.

Según el plan establecido finalmente por las instituciones implicadas- Demarcación de Costas del País Vasco, la Diputación Foral de Bizkaia y el Gobierno vasco y aprobado por el Patronato de Urdaibai- tras la presentación de informes de Azti Tecnalia- centro tecnológico vasco del ámbito marino-, se trasvasarán 40.000 metros cúbicos de arena de la zona intermareal al área seca de Laida para llegar a generar una playa permanente de entre 10.000 y 20.000 metros cuadrados de cara a este verano.

Sin plan de impacto ambiental

Por su parte, los surfistas consideran que una acción similar acabó con la ola en 2003, aunque los defensores del nuevo planteamiento apuntan grandes diferencias de este plan con respecto al anterior. “No tiene nada que ver lo que se va a hacer ahora con lo que se hizo por aquel entonces. No es un dragado al uso. No se saca la arena del cauce sino de los depósitos supremareales. ¡Claro que no podemos garantizar que no vaya a sufrir cambios la ola!, pero ¿quién garantiza algo de ese calibre hoy en día?. Influyen muchos factores, no solo el movimiento de arena. Y estamos casi convencidos que el trasvase no va a afectar a la formación de la ola”, ha declarado un veterano miembro del Patronato de Urdaibai que añade que a la comunidad surfera solo les importa su ola y no tienen en cuenta las necesidades del resto. “Se oponen también al dragado para facilitar la salida de barcos de Astilleros Murueta y estas complicaciones han obligado a la empresa a trasladar parte de su producción a Erandio. No está en juego solo su ola, sino puestos de trabajo de los astilleros y también del sector de la hostelería. Y los vecinos de la comarca también tiene algo que decir, quieren su playa y tiene sus derechos”, insiste.

A las recelos de la comunidad surfista, que ha iniciado una campaña en Twitter en defensa de la ola de Mundaka bajo el 'hashtag' #SaveMundaka se une la desconfianza de los ecologistas que reclaman el estudio de impacto ambiental pertinente dado además que se trata de un enclave catalogado como Reserva de la Biosfera. “Nadie asegura la continuidad a futuro de las obras que se van a realizar estos meses, ya que no podemos olvidar que el nivel del mar va subiendo paulatinamente, y el clima a futuro va a presentar más temporales violentos. Esto posiblemente va a provocar una nueva configuración de todo el sistema del estuario, y por mucho que nos empeñemos con obras faraónicas, la naturaleza va a terminar ganando”, asegura Aitor Urresti miembro de la Ejecutiva Federal del partido ecologista EQUO.

En medio de toda esta confrontación, que se deja sentir entre los lugareños, hay voces que piden mesura en los comentarios- la polémica ha incendiado las redes sociales- y un esfuerzo por el entendimiento entre todas las partes implicadas para llevar el proyecto de la ría a buen puerto.

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