Pili Zabala, hermana de Jose Ignacio Zabala, uno de los dos jóvenes militantes de ETA secuestrados, torturados y asesinados por los GAL en 1983, ha empezado a romper su silencio. Un silencio bajo el que ha tratado de protegerse durante casi 30 años por que hablar le “dolía”. Zabala, quien ha participado en la mesa redonda sobre 'La relación de víctimas del terrorismo con su entorno social', dentro del XII Seminario Fernando Buesa, ha asegurado que le ha resultado tan “nocivo y dañino” el apoyo que en su momento le prestó la antigua Herri Batasuna y la izquierda abertzale como “el desprecio callado” del resto del arco político e institucional. El daño de la izquierda abertzale era fruto de que “no condenaba otras vulneraciones de derechos humanos”. La Fundación, que organiza el seminario en memoria de Fernando Buesa, el político socialista asesinado por ETA en 2000, también ha reunido en la misma mesa al concejal socialista Patxi Elola, víctima de ETA, y los portavoces de Lokarri, Paúl Ríos, y del ya desaparecido Gesto por la Paz, Fabián Laespada.
Zabala respeta “todas las sensibilidades políticas”, pero ha lamentado que todavía hoy el Gobierno español no la reconoce como víctima del terrorismo. “Durante muchos años el desprecio callado de muchas entidades oficiales hacia lo que le había ocurrido a Joxi me ha causado mucha tortura psicológica”. “Ni el entonces lehendakari, Carlos Garaikoetxea, ni la iglesia, ni la Diputación de Gipuzkoa, ni el colegio de los Escolapios donde estudió mi hermano....Nadie estuvo a nuestro lado”. Esta ausencia de apoyó acrecentó “el dolor”, al igual que las pintadas que pedían la liberación de su hermanos cuando aún no se conocía su destino final“.
“Tener que escuchar en el juicio todas las torturas a las que les sometieron y el calvario que sufrieron él y Jose Antonio Lasa fue muy duro pero todavía lo es más cuando ves que les condenan y a los dos o tres años ya están en sus casas”, ha denunciado Pili Zabala, quien se ha sentido “vilmente tratada” por las instituciones, por las fuerzas políticas, judiciales y por las fuerzas de seguridad, incluida la Ertzaintza.
Según Pili Zabala, “hoy por hoy” la democracia se ha mostrado “insuficiente” para atender las demandas de justicia de las víctimas. “La democracia requiere de aprendizaje. Mis derechos como víctima de los GAL están pisoteados; las instituciones no me consideran como una víctima del terrorismo. Hay que invertir en cultura de paz y los políticos son los primeros que deben dar ejemplo”.