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El Gobierno de Urkullu y EH Bildu se dan 48 horas para explorar con discreción un posible acuerdo presupuestario

Pedro Azpiazu y Maddalen Iriarte, en la reunión presupuestaria de la pasada semana

Iker Rioja Andueza

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El Gobierno vasco de PNV y PSE-EE y el grupo de EH Bildu, primera fuerza de la oposición, se han dado un margen de 48 horas para explorar, después de tres reuniones y ahora de manera más discreta, un posible acuerdo presupuestario. ¿Por qué dos días? El viernes a mediodía se cierra el registro de las posibles enmiendas de totalidad al proyecto con las cuentas de 2022 y el camino, al menos, debería quedar desbrozado en ese momento. En puridad, el Ejecutivo de Iñigo Urkullu no precisa de apoyos para las cuentas al gozar de mayoría absoluta en el Parlamento pero inició una ronda de conversaciones con todos los partidos salvo con Vox. PP+Cs primero y Elkarrekin Podemos-IU después han ido apartándose ya pero la estrategia del consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, de ofrecer a la coalición abertzale algunas medidas incluidas en el pacto alcanzado por ellos mismos con el Gobierno de Navarra ha permitido, al menos, estirar las negociaciones.

Tras el anterior encuentro, que tuvo lugar el pasado miércoles, EH Bildu y el equipo de Azpiazu han tenido un nuevo contacto este miércoles. Necesariamente ha sido telemático, dado que el consejero ha dado positivo en COVID-19 y se haya cuarentenado, aunque bien de salud. A diferencia de los encuentros anteriores, ni el Gobierno ni sus interlocutores han realizado valoraciones públicas. Fuentes de EH Bildu, que ha modificado ligeramente su equipo negociador para sumar a partir de ahora a un dirigente nacional de la coalición como es Pello Otxandiano, se han limitado a señalar a este periódico que la coalición “sigue trabajando en la búsqueda del mejor acuerdo” y que en el encuentro “ambas partes han intercambiado propuestas”. “Seguimos trabajando” ha sido, por su parte, el único mensaje oficial desde el lado del Ejecutivo.

Hace una semana se conoció la disposición del Gobierno a permitir a EH Bildu movilizar 72 millones en enmiendas (frente a la petición de que fueran 118) para políticas de Salud, emergencia climática, bienestar energético, inclusión social o residencias. Además, se abría la puerta a un fondo de sostenibilidad de 90 millones para los municipios. Hasta ahí eran números similares a los que tuvo sobre la mesa de negociación Elkarrekin Podemos-IU y que no consideraron suficientes. Sin embargo, el Ejecutivo accedía igualmente a hablar de cuatro de los seis puntos de corte menos económico y más político que reclamaba EH Bildu. Se descartaron temas de Lanbide o vinculados al sector audiovisual por ser materias reguladas en otras leyes y, en dos de los otros cuatro, se planteó como alternativa una fórmula para mejorar el Salario Mínimo Interprofesional mediante la negociación colectiva o una ley para limitar los precios de los alquileres de viviendas con textos “idénticos”, según Azpiazu, a los que EH Bildu había firmado en Navarra, donde gobierna una coalición de los socialistas como la coalición del PNV (Geroa Bai) y Podemos.

Hasta entonces, EH Bildu había denunciado que en Vitoria no había la misma disposición al entendimiento que ven en Madrid y en Pamplona, donde llevan varios años como socios de los respectivos presidentes socialistas. Ahora, al menos, la puerta no se ha cerrado aunque formalmente los últimos mensajes recogidos en la hemeroteca siguen siendo de distanciamiento. El precedente, además, es negativo. Fue en 2018. En los dos primeros años de la legislatura 2016-2020, Azpiazu cerró acuerdos económicos con el PP de Alfonso Alonso, pero la moción de censura de Mariano Rajoy obligó al gabinete de Urkullu, entonces en minoría, a explorar otros apoyos. Pero la negociación con EH Bildu saltó por los aires con acusaciones cruzadas de deslealtad. Esa legislatura se cerró con un acercamiento del Ejecutivo a Podemos y Equo (aunque no con IU). En el mandato 2020-2024, el primer ejercicio presupuestario se saldó con unas cuentas apoyadas en la mayoría absoluta de PNV y PSE-EE.

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