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Piden hasta 17 años de cárcel para una enfermera de Bizkaia por fingir que vacunaba a niños

El ambulatorio de Cabieces, en Santurtzi

elDiario.es Euskadi

Vitoria —

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Finalizada la investigación judicial, la Fiscalía pide una pena de prisión de siete años y medio para una enfermera del centro de salud de Cabieces, en el municipio vizcaíno de Santurtzi, que habría dejado sin vacunar a más de cuatrocientos niños. Según ha contado 'El Correo', tanto Osakidetza como el Colegio de Enfermería se adhieren a esta solicitud. Sin embargo, la acusación particular, ejercida por las familias de cuatro decenas de niños afectados, va más lejos y exigen que la condena llegue a los 17 años.

La enfermera aprovechaba las consultas con los padres de los niños para sugerir tratamientos 'naturales' y acostumbraba a recomendar que no les pusiesen vacunas. En otros casos, fue más allá y fingió suministrarles la dosis de la vacuna, de tal manera que los progenitores creían que su hijo estaba protegido contra la enfermedad cuando no era el caso. La Fiscalía le acusa de un delito continuado de daños y también de otros de falsificación de documentos públicos.

La acusación particular solicita que se incluya también o bien un delito de lesiones o bien uno de malversación de fondos públicos, lo que podría elevar la condena hasta un máximo de 17 años. Explican los abogados que quieren que el daño que la enfermera haya podido causar a la salud pública con sus actos “entre en el debate” y que ese es el motivo de que se trate de equiparar con un delito de lesiones.

“Siempre” suscitó dudas

A la acusada M., enfermera de pediatría del centro de salud de Cabieces en Santurtzi, dependiente de Osakidetza, algunas familias la llamaban 'la hierbas' –como el conocido personaje de 'Aquí no hay quien viva'–, porque aprovechaba las consultas para recomendar a los padres tratamientos 'naturales' o dietas veganas. “Mejor no poner carne o pescado a los purés, ponle algas”, les decía. La cosa cambió, a peor, cuando las recomendaciones culinarias comenzaron a acompañarse de charlas “antivacunas” justo cuando iba a vacunar a los niños, algo que hacía de forma rápida y precipitada con actitudes que llamaron la atención de algunos padres que empezaron a sospechar que la enfermera fingía que vacunaba, pero que no lo hacía.

Osakidetza abrió un expediente informativo después de que, tras hacerse público el caso en el mes de octubre, hiciera pruebas serológicas a los niños y comprobara que no tenían anticuerpos de las enfermedades para los que presuntamente se les había vacunado por esta enfermera. Desde Osakidetza se llamó a unas 50 familias y les propuso volver a vacunar a los niños que no tenían una dosis correcta de anticuerpos. Posteriormente amplió la investigación a 400 niños incluidos en el cupo de esa enfermera. No se sabe aún si Osakidetza tomó medidas a raíz de aquel expediente.

Los padres de los niños afectados se unieron para presentar la demanda por lo penal. Son niños que podrían haber contraído las enfermedades para las que sus padres creían que estaban vacunados. “Todo saltó en el mes de octubre [de 2022], en septiembre hubo un brote de meningitis y nosotros pensando que nuestro hijo estaba vacunado le seguimos llevando a la guardería. Nuestro hijo podía haber cogido meningitis y nosotros pensando que estaba vacunado”, señalaba a este periódico Laura, la madre de uno de los niños afectados.

Laura relataba a elDiario.es/Euskadi en febrero de 2023 que esta enfermera siempre le pareció “peculiar”, pero que empezó a sospechar de ella cuando a los dos meses de dar a luz a su hijo Mikel preguntó a la pediatra si se podía vacunar de la COVID–19, ya que no lo había hecho durante el embarazo. “Mi pediatra me animó a hacerlo y me dijo que además, si daba el pecho a mi hijo le pasaba así los anticuerpos al crío. A continuación nos quedamos en la consulta con la enfermera que nos dio un 'speech' negacionista diciendo que no me vacunara”. Y fue más allá de la vacuna contra la COVID–19. Según relata Laura, ese mismo día les dijo que “hay vacunas que se ponen a los niños que no hacen falta, que no son importantes. Como la del tétanos, por ejemplo. Lo mejor es que a tu hijo le dejes andar por la hierba y las microrroturas que hace el césped en la plata del pie son una vacuna natural”. “Me quedé helada, porque mi hijo tenía entonces dos meses”.

Otra de las madres afectadas, que prefirió no dar su nombre, también aseguraba que esta enfermera “siempre” le suscitó dudas por la rapidez con la que ponía la vacuna: “Era todo muy raro, no sé explicarlo. Era como que abría la vacuna, en una especie de lavabo tapado por un armarito, y ni veías como lo hacía, agarraba al bebé e inmediatamente te decía que ya estaba vacunado. A mí me parecía que era imposible hacerlo tan rápido y claro, a mi hijo han tenido que volver a ponerle todas las vacunas”. “Mi marido y yo le preguntamos por las vacunas que no figuraban en el calendario vacunal y nos soltó una chapa sobre las contraindicaciones de las vacunas. Ahí ya me quedó todo claro”, añadía. En septiembre la llamaron diciéndole que se había producido un error de calendario en una de las vacunas. “Cuando fui vi que esta enfermera no estaba. Hablé con la jefa de enfermeras y le trasladé mis dudas y pedí una serología porque pensé que mi hijo no estaba vacunado, y cuál fue mi sorpresa cuando vi que yo no era la única y había ya otras tres familias que habían planteado las mismas dudas”, explicaba.

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