El PSE-EE, tras la reunión de su ejecutiva nacional vasca, ha decidido mantener en Euskadi un pacto “global” con el PNV en todas las instituciones -desde el Gobierno vasco, que no se renueva ahora, a los ayuntamientos pasando por las diputaciones- sin dejarse tentar por cantos de sirena de posibles alianzas de izquierdas capitaneadas por EH Bildu. Las fuentes consultadas indican que no se trata tanto de “reeditar” el pacto actual, vigente desde 2015, sino de recomponerlo porque “las mayorías son distintas”. En algunos casos, por ejemplo, implicaría buscar alianzas con terceros, incluido el PP. Y, sobre todo, habrá escenarios en los que tendrá que ser PNV el que apoye a los socialistas para liderar las instituciones, algo que ahora no se había dado con la misma fluidez en casos como Irún o Eibar. Éste último es el caso de Vitoria, donde ganó EH Bildu pero donde Maider Etxebarria quedó muy cerca de Rocío Vitero. El PSE-EE pedirá al PNV que le ayude a hacer a Etxebarria la primera mujer alcaldesa de la historia en la capital vasca.
En el otro lado, el PNV ha acordado igualmente “entablar contactos con el PSE-EE” por ser la “formación con la que mantiene en la actualidad pactos de coalición en Ayuntamientos, Juntas Generales y Gobierno vasco”. Sin entrar en detalles sobre Vitoria u otros lugares concretos, la dirección nacional 'jeltzale' ha confiado en que ese “diálogo político sea fructífero y posibilite la constitución en tiempo y forma de un entramado institucional vasco sólido, estable y eficaz”.
En Vitoria, Vitero ha querido tomar la iniciativa tras su histórica victoria y ha iniciado contactos exploratorios con PSE-EE, Elkarrekin o PNV. Pero las primeras reacciones del PP ya han mostrado que su plan pasa por evitar una alcaldesa independentista. Lo hará “sin nada a cambio”, ha enfatizado el presidente de los 'populares' vascos, Carlos Iturgaiz. De ser así, el actual bipartito de PNV y PSE-EE sumaría seis votos a los doce de ambos partidos, muy por encima de la mayoría necesaria y de los siete de EH Bildu. Para la gobernabilidad, donde ni el PP tendría interés en ir de la mano de PNV y PSE-EE ni viceversa, se abriría la puerta de mantener la misma colaboración con Elkarrekin que ha existido en el ámbito municipal vitoriano esta legislatura. El PP, en todo caso, querrá que se le permita gobernar en Labastida y Laguardia, dos municipios de la Rioja Alavesa es los que ya ganó en 2019 pero en los que se produjeron pactos entre PNV y EH Bildu.
El PSE-EE ha reunido este lunes a su ejecutiva en Bilbao. Ha habido aplausos en el arranque. El resultado general español para el socialismo no se ha trasladado a Euskadi, donde mantienen feudos tradicionales como Ermua, Eibar o Irún, crecen a la mayoría absoluta en Portugalete -el nuevo lugar de residencia de Eneko Andueza y su familia- y vencen en Muskiz, Zambrana o Trapagaran, gobernados hasta ahora por otros partidos. Califican de “muy positivos” los datos -sobre todo por la opción de gobernar en Vitoria- y entienden que darán una “nueva prueba de ”fortaleza“ en la inminente campaña.
Antes, cuando la mayoría de partidos ni siquiera se había reunido aún para analizar en detalle los resultados de las elecciones municipales y forales vascas, ha llegado la bomba. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha apretado el botón nuclear y ha convocado generales para el 23 de julio. Si los comicios de este domingo han registrado los peores datos de participación desde las locales de 1991 y con el precedente del bajón hasta el 50% de las autonómicas extraordinarias de julio de 2020, el fantasma de la abstención volverá a colarse en los debates vascos para los ya inminentes comicios, para los que quedan menos de dos meses.
En el caso del PNV, quizás el que con más ahínco buscó la movilización en las últimas semanas, el nuevo escenario obliga a recomponer la maquinaria rápidamente para encarar otro ciclo electoral. Estará por ver cuál es la estrategia política del hasta principal partido vasco después del toque de atención del domingo, con un fuerte crecimiento de EH Bildu y derrotas dolorosas en Vitoria o Gipuzkoa en medio de una caída general. Los de Andoni Ortuzar ya llevaban desde el final de campaña admitiendo errores de gestión y hasta rogando que esos votos descontentos siguieran siendo votos y no abstenciones. Pero, según el análisis inicial del Euzkadi Buru Batzar, no lo han logrado y lo han pagado en las urnas.
Es particularmente dolorosa la situación en Vitoria. El partido tomó la decisión de relevar al actual alcalde, Gorka Urtaran, quien en 2019 dio al PNV su primera victoria en la capital vasca desde 1995. Apostó por la consejera de Iñigo Urkullu Beatriz Artolazabal y ha quedado en cuarto puesto superada por EH Bildu, PSE-EE y PP. Son resultados “dolorosos”, según admiten en el entorno de la candidata, pero su compromiso es liderar el grupo municipal del PNV. Es más, jugará un papel determinante si se consuma el pacto con el PSE-EE. Tampoco se esperan cambios en el Araba Buru Batzar, dirigido por José Antonio Suso, y menos ante un nuevo envite electoral. Se desconoce cuál será el futuro para Urtaran, al que se le prometieron nuevas responsabilidades cuando accedió a dejar sitio a Artolazabal.
Según ha explicado el PNV en una nota tras su Euzkadi Buru Batzar de este lunes, el partido se centrará ahora en tener listas las candidaturas par las generales. Habrá ya una propuesta el 1 de junio y el 10 de junio habrá una asamblea nacional extraordinaria para refrendarlas. Y añade el partido: “El EBB aprovechará esta asamblea nacional extraordinaria para hacer un diagnóstico sereno, profundo y valiente de la situación política, tanto en lo referente a los resultados electorales registrados en Euskadi en el día de ayer como en lo que afecta al panorama del Estado español tras la inopinada convocatoria de elecciones generales por parte de Sánchez”.
En EH Bildu, en cambio, todo son sonrisas. Arnaldo Otegi, este lunes, ha recalcado que “el cambio de ciclo ya ha empezado”. Habla de “victoria” -suma los datos de Navarra, donde el PNV tiene una posición menor y subordinada dentro de Geroa Bai- y promete “generosidad” y “responsabilidad”. La formación independentista quiere “liderar” instituciones para procurar un “cambio tranquilo”. Además de Vitoria, eso implica también pelear por la Diputación de Gipuzkoa. Pero parece evidente que también está en marcha una operación para configurar una mayoría alternativa liderada por el PNV de Eider Mendoza y que pasará, sí o sí, por el PP de Mikel Lezama. Sí ha avisado Otegi, en velada alusión al PNV, de que “el estilo zafio y sucio de la política española no funciona en Euskal Herria”. Maddalen Iriarte también ha telefoneado a estas mismas formaciones en el caso de las Juntas Generales de Gipuzkoa.