Más Quero que Plauto para una “Cistellaria” cosida desde la coralidad
Al director Pepe Quero no le ha hecho falta disponer en el estreno de 'Cistellaria' de una máquina del tiempo para decirnos que la extrapolación temporal de escenario y personajes es perfecta para enredar la dramaturgia y desenredar la sonrisa.
Con la obra “La comedia de la cestita”, y con Plauto, su autor, ejerciendo de actor, todo se ha dado para que el público sepa que la comedia es mucho más que una risa; es uno de los caminos para desconectar en el amplio significado del verbo.
Bien es cierto que las mascarillas no permiten ver los gestos de satisfacción, pero estas no impiden escuchar las carcajadas, aunque algunas sean demasiados fáciles; esas que esta noche se han oído en el Festival de Teatro de Mérida en el estreno de 'Cistellaria', como también es conocida esta obra, y cuyo padre, Plauto, escribió al inicio de su prolífica carrera como escritor de comedias.
El ecuador del festival ha traído lo que es propio del comediógrafo latino: el enredo, lo que parece que es y luego no está tan claro, el de personajes que asoman una apariencia para esconder otra y, en este caso también, el de sucesos que ocurrieron de una manera, pero que podrían haber sucedido de otra.
Quero sitúa al espectador en el día previo de la inauguración del Teatro Romano de Mérida, entre los años 16 y 15 a.C., con un Plauto que sigue vivo -murió 169 años antes- y que debe estrenar “La Comedia de la cestita” para tan magnífico evento.
La obra dibuja una historia de amor, de voluntades enfrentadas e intereses nada claros, algunos para quedar bien ante la sociedad y otros próximos a la usura y a la reivindicación.
Este “totum revolutum”, muy coral, cargado de música, bailes y mucho movimiento escénico por parte de los personajes, lo constituyen un elenco de actrices y actores que han sabido empaparse de lo que escribió Plauto y lo que quería Pepe Quero para construir este espectáculo.
El elenco
Mariola Fuentes, Alex O'Dogherty, María Esteve, Jimmy Barnatán, Itziar Castro, Falín Galán, Rosa Meras y Juanfra Juárez sostienen esta obra, muy versátil para todos ellos, y que el público ha sabido reconocer con risas, aunque en algunos momentos sean fáciles.
Cuando una comedia logra este objetivo, el de hacer reír, los aplausos, siempre bien recibidos, son solo un complemento. Quero, conocedor del terreno, ha sido valiente para añadir varios folios al corto texto de Plauto de esta comedia.
Agilidad escénica, saltos de personajes, referencias a Mérida y a su público -aquí se ríen mucho, dice Plauto en la obra- y la coralidad son los apuntes dados por el director granadino, que imprime su amplia experiencia en el teatro de clown.
Un reto que consolida con el vaivén imprimido al espectáculo, aunque bien es cierto que en algunos momentos se diluye con escenas de humor demasiada cotidianas.
Itziar Castro, que repite por segundo año consecutivo en el festival, sabe ganarse al público. Es de esas actrices que tienen magia, imán de atracción y en su papel de “Gimnasia”, una joven quinceañera amiga de Selenia (María Esteve), sabe darle al público lo que quiere: complicidad para sonreír.
La catalana dijo días antes del estreno que la obra provoca “mucha risa, hasta que te duele el estómago”. No es para tanto, pero reír en los tiempos que corren es ya un logro.
Falín Galán y Juanfra Juárez, en sus papeles de esclavo y Alcesimarco (enamorado de Selenia), respectivamente, demuestran que son auténticas referencias para entender qué es un payaso y cuál es la filosofía y el motivo para que esta profesión perdure.
Mariola Fuentes, por primera vez en este festival, interpreta a Lena, una panadera que es “la capo” de la entones Emérita Augusta, y a Fanostrata, un señora de alta alcurnia que intenta “arreglar una desaguisado juvenil”. A María Esteve, en su papel de Selenia, se la ve disfrutar, gozar con la interpretación, como una niña con zapatos nuevos.
Quero ha introducido en la obra a dos personajes, al propio Plauto, interpretado por un Alex O'Dogherty que se pone en el papel de dirigir y conducir la obra, y a Auxilio, un músico y actor, y que mejor que Jimmy Barnatán.
Guiños a la situación de las artes escénicas
No faltan los guiños a la difícil situación laboral y hasta salarial de las artes escénicas, ni a la necesidad de la reivindicación para un sector que, dadas las circunstancias derivadas de la crisis sanitaria, tiene en el Festival de Mérida un ejemplo de que la cultura es necesaria, incluida la risa.
Este espectáculo obra, el tercero de la programación de este año tras “Antígona” y “Anfitrión”, es una coproducción del propio festival y GNP Producciones, que cuenta con la dramaturgia de Pilar Almansa, la escenografía de Juan Ruesga y la dirección artística de Josu Eguskiza.
0