- Un profesor universitario y un economista apuntan recetas como un Estado más emprendedor con inversiones públicas, y avisan de que la diferencia entre regiones es muy abultada, sin parangón en la Europa occidental, así como que la situación “no han cambiado en los últimos 40 años”
- Las autoridades políticas extremeñas manejan esos problemas en relación a la pérdida de habitantes y la baja natalidad
Un Estado ausente, sin inversiones ni planificación, tampoco política industrial, está en el origen de las desigualdades regionales en España, que a su vez está causando una despoblación alarmante en enormes áreas –la España vaciada-, cuyos habitantes emigran a polos económicos atractivos como Madrid, Cataluña, el Valle del Ebro y toda la costa mediterránea en general.
El debate sobre las migraciones interiores en España y el reto demográfico, más muertes que nacimientos, está empezando a ser analizado también bajo la óptica de un desarrollo español con grandes desequilibrios entre regiones, y que se ha acentuado con el transcurso y tras la salida de la crisis económica de 2008-2017.
En las últimas semanas la Junta de Extremadura, que maneja desde hace un par de años estudios contra el problema del reto demográfico, está introduciéndolo también en el contexto de una desequilibrio manifiesto entre comunidades autónomas españolas que se agrava, y en el que la Comunidad es una de las más perjudicadas.
La agencia Efe ha pulsado en ese sentido la opinión de dos técnicos, un profesor universitario y un economista director de un informe de competitividad interna en España.
Y así un “new deal verde” impulsado por el Estado podría ser una oportunidad para revertir la desigualdad económica entre las diferentes comunidades autónomas, además de mejorar las infraestructuras y homogeneizar el variopinto sistema tributario, informa Daniel Galvalizi, periodista de esa agencia.
Es la opinión del profesor e investigador de la Universidad Carlos III Juan Laborda que, en una entrevista con él, ha señalado que la desigualdad entre las diferentes regiones tiene su razón en que no ha habido un verdadero “Estado emprendedor” ni una política industrial activa ni planificación a medio y largo plazo.
“Eso es fundamental. Hay que entender que todas las revoluciones industriales las ha iniciado el Estado, incluida la de Apple e internet”, ha recalcado, por lo que sugiere “aprovechar” el momento de lucha contra el calentamiento global para impulsar un “new deal verde” (“nuevo trato verde”) que desarrolle políticas públicas con ese objetivo.
Según Laborda, la transición ecológica es una oportunidad para que puedan crecer en energías renovables regiones que hoy están vaciadas, pero ha advertido de que para ello es fundamental el sector público.
“En China y en Estados Unidos esto lo tienen muy claro. Por ejemplo, el gobierno estadounidense es muy capitalista pero inyecta dinero a mansalva para favorecer la innovación”, ha enfatizado.
Infraestructuras, política, y círculo vicioso
Por su parte, José Carlos Sánchez de la Vega, director del informe sobre Competitividad del Consejo General de Economistas (CGE), ha advertido que para combatir la desigualdad en la competitividad entre las diferentes regiones es necesario acabar con la diversidad de impuestos.
“Han proliferado muchos impuestos con carácter ambiental, que se deben simplificar y homogeneizar. Hay impuestos muy variopintos y algunos muy raros en las diferentes comunidades”.
También ha puesto el énfasis en optimizar la inversión en infraestructuras. “Por ejemplo, no hace falta tanto AVE sino mejorar lo que ya tenemos. No necesitamos tanta alta velocidad pero sí mejores trenes convencionales, o menos autopistas pero un esfuerzo inversor en las otras vías”.
Sánchez de la Vega ha calificado de “intensa desigualdad” la existente entre las diferentes comunidades autónomas porque se trata de una asimetría “muy abultada”, y hace referencia al índice de Competitividad que elabora el CGE, en el que entre el grupo de cabeza, Madrid, País Vasco y Navarra, y las que están por abajo, como Extremadura, Andalucía y Canarias, se registra un “triple” de diferencia.
Esto es algo “preocupante” especialmente “porque es persistente en el tiempo, lleva más de 30 años”, ha avisado.
Una de las causas, ha apuntado, es que se han utilizado con demasiada frecuencia las inversiones en infraestructura como herramienta de acuerdo político “dejando atrás” a algunas regiones.
La asimetría en los niveles de competitividad termina siendo un “círculo vicioso” porque las comunidades más competitivas también son más para la inversión de las empresas y el capital humano más formado también tiende a mudarse allí.
En la preocupación por la desigualdad entre regiones coincide Laborda, quien ha dicho que este proceso es más grave en España que en el resto de los países de Europa occidental y que después de 40 años no ha habido ninguna mejoría relativa.