El ayuntamiento de Cáceres se desvincula de los contactos de la Fundación Lumbini con el gobierno golpista birmano
El alcalde de Cáceres, Luis Salaya, ha desvinculado este lunes al ayuntamiento de la ciudad de los contactos que están manteniendo los representantes de la Fundación Lumbini Garden, que pretende construir en la capital cacereña el mayor complejo budista de occidente, y señala que “se trata de un viaje privado en el que no hay representación institucional alguna”.
De es modo, Salaya intenta desvincularse de la polémica suscitada tras los contactos que han mantenido el presidente de la Fundación Lumbini Garden, José Manuel Vilanova, y la empresaria cacereña y patrona de la fundación, Pilar Acosta, con representantes de la Junta Militar de Myanmar (antigua Birmania) que no ha sido reconocida por la comunidad internacional.
El objeto de este viaje, según manifestaba la semana pasada Vilanoba, es el de recabar apoyos para el proyecto de construcción del macro complejo budista de Cáceres, y destacaba que, “sin entrar en cuestiones políticas, ya habían presentado este proyecto, hace cuatro años, al gobierno anterior al golpe de Estado, y que del mismo modo se lo iban a presentar al nuevo ejecutivo”.
Sobre los contactos de los dirigentes de la fundación con el polémico monje budista Sitagu Sayadaw, por su cercanía a los militares y por amparar la violencia contra los musulmanes de la etnia rohinyá que viven en Birmania, el alcalde ha afirmado desconocer a esta persona, a la que “al parecer se le critica más por sus silencios que por sus palabras”.
Salaya ha declinado valorar el viaje y ha emplazado a los medios de comunicación a interpelar a los propios protagonistas, a los representantes de la Fundación Lumbini Garden.
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