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40 personas ocupan 12 viviendas en Mérida y reclaman un alquiler social

La urbanización La Calzada, en la periferia norte de Mérida, es uno más de esos grupos de viviendas que brotaron como hongos en las afueras de las ciudades en ese clima de desenfreno urbanístico, falsa riqueza y corruptelas en unos tiempos que ahora se ha dado en llamar de la burbuja urbanística.

Pero en este caso, la urbanización llegó un poco tarde al festín, comenzó la caída libre del precio de la vivienda, se pararon las grúas y La Calzada se quedó con los accesos sin concluir y con algunas viviendas a medio terminar. Un grupo de esas viviendas a medio hacer es el que ha ocupado la recién creada Corrala Dignidad 1º de Mayo.

12 familias en paro, 12 viviendas ocupadas, 40 personas viviendo bajo techo durante el día. Durante la noche, los niños se van a otra parte, porque aún no hay luz en las casas, ni calentadores, es el principio, es difícil, cuenta Jesús, padre de una niña de corta edad, parado al que ya no le queda subsidio, amenazado de desahucio por el BBVA.

También está en la Corrala Dignidad la familia de Cecilia Martín Saturnino, de 37 años de edad, amenazada de desahucio, madre separada con cinco hijos a cargo, cuatro de ellas menores de edad, que solicitó la renta básica de inserción en agosto de 2013 y a la que todavía no se la han pagado. Y así, hasta 12 familias condenadas a la miseria, a vivir sin trabajo y sin casa.

Somos un Corrala

En realidad la ocupación comenzó el 20 de abril pero la gente de la Corrala ha dejado pasar unos días antes de hacerlo público para evitar desahucios repentinos.

Pasada la primera prueba, se preparan para una larga batalla por el objetivo que persiguen: un alquiler social de esas viviendas. Airean sus razones: “Las viviendas ocupadas pertenecen a Catalunya Caixa, entidad en la que el Estado ha inyectado 12.000 millones de euros, algo más del doble más del presupuesto anual de la Junta de Extremadura. Las viviendas pertenecen al llamado banco malo (la SAREB). Las familias que han ocupado las viviendas aspiramos a conseguir un alquiler social”.

La elección del nombre y la fecha de hacer pública la ocupación en un 1º de mayo no ha sido ninguna casualidad, lógicamente. Han elegido esta fecha para simbolizar la lucha de la clase obrera por sus derechos al trabajo y a la vivienda. En un comunicado que han difundido pocas horas después de su acceso a las viviendas, reclaman que “se ponga fin a la política de desahucios y a la coacción de la miseria, planificada por los gobiernos”.

En los pocos días que llevan en la Corrala ya dan los primeros pasos organizativos. “Somos una Corrala, compramos para todos, hacemos la comida en común, aquí todo el mundo está en paro, cuando estamos aquí es porque no tenemos dinero para comer, no tenemos nada para vivir”, se lamentan.

Algunos de los pisos ocupados carecen de agua; otros han sufrido saqueos durante los años de orfandad y ni siquiera tienen ya las tuberías. Los parados han comenzado a hacer algunas mejoras. También hacen memoria y recuento: “En Mérida se han presentado 400 solitudes para viviendas sociales, solo han concedido 20; por tanto, no hay viviendas sociales, no hay empleo… ¿qué hacemos?”, explica Jesús.

Bienvenida de los vecinos

A partir de este lunes, los parados esperan iniciar contactos con Caixa Catalunya para tratar ese asunto central del alquiler social.

Nada más hacerse pública la ocupación, han recibido apoyo pleno del Campamento Dignidad de Mérida. También durante la jornada del 1 de mayo se han sentido arropados por mucha gente que ha pasado a darles ánimo.

Y este mismo 1º de mayo, los parados han recibido con alegría un breve comunicado de la asociación de vecinos de esa zona tranquila y residencial de Mérida. “El único interés de esta asociación de vecinos es que haya un ambiente bueno de convivencia. Mientras exista armonía, tranquilidad y respeto son bienvenidos a nuestro barrio. Todo el mundo merece un techo y que los bancos dejen de vejar los derechos de las familias”, dice la asociación vecinal.