Familias de colores, amplias. Familias diversas a las que les une el mismo componente: el amor.
Personas LGTBI que ejercen la maternidad y la paternidad más allá de los roles tradicionales se reúnen este fin de semana en un encuentro en el municipio cacereño de Jerte.
Ponen de manifiesto que el amor hace familias frente a los esquemas homofóbos, basados en el odio por razón de orientación sexual o expresión de género no normativa.
Se trata de un foro organizado por Fundación Triángulo en el que analizan las necesidades y amenazas actuales, y en el que participan por primera vez personas trans. Un encuentro que busca proporcionar a sus hijos e hijas espacios de socialización con diferentes modelos de familias y diversidad.
Familias de colores
A la hora de hablar de familias LGTBI se suele pensar en la figura de dos mujeres lesbianas que optaron por la maternidad. Triángulo advierte que hay tantas posibilidades como personas en el mundo.
La realidad de las parejas de dos hombres gais que apostaron por la crianza sigue siendo poco conocida, aunque está presente en la región. Este es el caso de Álvaro, que es padre de una niña de 10 años junto a su pareja tras pasar por un proceso de adopción nacional. Residen en Cáceres y viven la paternidad de una manera muy natural y cotidiana.
“No hemos tenido ningún problema, no hemos notado rechazo por el hecho de ser dos hombres. Ni en el colegio, ni en el proceso, ni en la sociedad en general”.
Incide en que los hombres gais tienen que superar ciertas barreras. Muchos tienen instinto paternal y lo han reprimido. La sociedad ha sentenciado que no estaban preparados para ser padres, que la crianza es una cosa de mujeres. “Muchos chicos gais siguen teniendo ese límite auto impuesto y al conocer nuestra realidad se han interesado y han visto que es posible”.
A diferencia de las mujeres lesbianas, que pueden recurrir a la reproducción asistida, los hombres homosexuales tienen que optar por la adopción, algo que no es rápido ni fácil según reconoce. Es un proceso de muchos requisitos y de tiempo, “y tampoco te aseguran que pueda llegar”.
Su experiencia está siendo muy reconfortante y anima a todo el mundo a que se lance a formar una familia, algo ‘precioso’ según destaca con entusiasmo. “Ya sea monoparental, homoparental, familia heterosexual… lo que sea. Que formen una familia”.
Visibilidad frente al odio
En el encuentro de este fin de semana las personas participantes esperan llegar a reflexiones comunes que serán trasladadas a las administraciones, para así conseguir que desde los niveles educativos, sanitarios o sociales “se dé valor y reconozcan todos los modelos familiares y la diversidad sexual y de género”.
La vicepresidenta de Triángulo, Silvia Tostado, advierte que hoy día ser una familia diversa supone también una ‘resistencia’. “Todo lo que sea salirte de la norma en muchos sentidos implica tener que ir haciendo pedagogía en el entorno más cercano”. “También ir pidiendo que te traten exactamente en igualdad de condiciones respecto a una familia tradicional: hombre y mujer casados, con niños, viviendo en la misma casa”.
Apunta que, aunque el Código Civil permita a dos personas del mismo sexo casarse, no es garantía de igualdad respecto a las familias. “Por ejemplo para filiar a sus hijos e hijas juntos tienen que estar casados de manera obligatoria. Los formularios de la administración siguen sin adaptarse a la diversidad familiar, y al acudir a un centro de salud les siguen preguntando por el padre o la madre del niño”.
Uno de los pilares del cambio es la educación. Señala a situaciones incómodas en el entorno educativo cuando abren los libros en la etapa de Infantil “y lo primero que se encuentran es que eres un niño si tienes pene, y una niña si tienes vagina”.
“Tienes que desmontar en primer lugar, para poder construir y decir: no todas las familias tienen un padre y una madre. No todos los hombres tienen pene y las mujeres vagina. No todos los padres de niños y niñas tienen vínculos genéticos con ellos. Eso es un trabajo que parece sencillo, pero que en el día a día cansa a veces”.
Reconoce que se ha avanzado, aunque echa en falta mayor implicación a favor de la diversidad sexual y de género en los centros educativos. “Los niños y niñas no ven de forma corriente en los libros de texto modelos familiares diversos. No se leen en las escuelas cuentos que aborden la diversidad familiar de forma sistemática. Las normas deben ser bajadas al día a día, a la vida cotidiana de la gente, y nos está costando más de lo que yo creía que nos iba a costar”.
Desmontando mitos
Existen una serie de leyendas que quieren desmontar en torno a las familias diversas. Hay quienes afirman que estos niños y niñas pueden tener problemas psicológicos, o que también serán personas LGTBI cuando sean adultas.
En primer lugar Silvia Tostado señala que hay estudios que avalan que la infancia que se ha criado en estos entornos no tiene ningún tipo de problema, y además son mucho más flexibles en cuanto a los roles de género. “Suelen tener mucho menos interiorizadas las diferencias sociales entre hombres y mujeres porque no les hemos educado en un sistema discriminatorio”.
Son tolerantes con las personas con diversidad funcional o con capacidades diferentes, con aquellas que tienen diferentes orígenes o nacionalidades. Son acogedores con quienes se salen de lo normativo. “Ya hemos demostrado que somos capaces, que nuestras familias tienen las mismas capacidades que las otras y que incluso estamos aportando algo positivo a esta sociedad”.
Sobre la futura orientación sexual, un mensaje alto y claro: serán en el futuro lo que quieran ser. Ni más ni menos. Podrán ser personas LGTBI en la misma proporción que si tuvieran un padre o una madre heterosexuales. “Lo que sí está claro es que van a sentirse libres de poder ser y manifestarse tal cuál sean y quieran. Es algo que van a tener siempre. Esto no es igual en todas las familias hetero normativas”.
A nivel general la sociedad no pone resistencia a las familias diversas. Para la mayoría de la gente la diversidad es un hecho. “Aunque hay gente que se está empeñando mucho en hacerlo complicado”. “A nosotras nos preocupa quienes se inventan fantasmas de colores cuando no los hay y cuál es la repercusión que eso pueda tener. Somos conscientes de que la inmensa mayoría de la sociedad está a favor”.
“Pero el poder que éstos tienen, la capacidad de hacer ruido y el empeño en seguir pintando todo de blanco y negro es algo que dificulta”, señala la representante de Triángulo, que también es madre lesbiana. “Hay una línea muy conservadora que tiene apoyo de los grupos ultra de la religión católica y de otras, y que hacen las cosas muy difíciles. Mientras que el obispo de Alcalá siga haciendo una serie de afirmaciones desde un púlpito vamos a tener que seguir contestando. Es muy cansado, pero vamos a seguir haciéndolo”.
“Tenemos muy claro que para atrás no vamos a ir ni para coger impulso, sobre todo cuando estamos hablando de los derechos de nuestros hijos e hijas, que ya empiezan a ser adolescentes y jóvenes. Tienen voz propia y se van encargar de defender ellos mismos los derechos de sus familias”.