Un juez avala que alumnos de bachillerato en Galicia tengan que estudiar Religión si eligen Robótica

El currículo gallego de Bachillerato, dictado en el año 2015 por la Xunta para adaptar este tramo educativo a la LOMCE -la conocida como ley Wert- fuerza a parte del alumnado a estudiar Religión si quiere escoger determinadas materias optativas, ya que es la única que le permite completar la carga horaria exigida por la normativa vigente. Esta circunstancia es un hecho constatado desde hace cuatro años por estudiantes y familias y criticado desde los sindicatos educativos y la oposición parlamentaria. Ahora también es evidenciado por una sentencia de un juzgado de Santiago que, no obstante, también lo avala.

La familia de un estudiante de primer curso de Bachillerato de un instituto de Santiago en 2017-2018 recurrió a la justicia después de que, en la vía administrativa, la Xunta no hiciese caso de sus reivindicaciones. Con el apoyo del sindicato CIG-Ensino, el mayoritario entre el profesorado gallego, se trababa de anular las disposiciones normativas que mantienen una situación que, consideraban, “vulnera el derecho fundamental a la educación” amparado por la Constitución, así como los derechos fundamentales a la libertad ideológica y a la igualdad.

La sentencia, a la que ha tenido acceso Praza.gal, llegó este verano y en ella se recoge que, tal y como evidenció la familia, la Religión es la “única materia específica con una carga lectiva de una hora, sin otra alternativa con esa misma carga horaria”. En ese primer curso de Bachillerato junto a las áreas troncales, el alumnado tiene que seleccionar dos o tres asignaturas entre varias alternativas posibles con cargas horarias diversas -4, 3, 2 o 1 hora semanal- hasta sumar seis horas. De este modo, quienes seleccionen dos materias que sumen cinco horas (3+2) se ven en la obligación de escoger la única de una hora, la Religión.

Esto es lo que sucedió con el alumno cuyo se ha dirimido en los tribunales. La Robótica es una de esas materias de libre configuración autonómica de dos horas semanales, como también lo son, por ejemplo, Antropología o Coeducación para el siglo XXI. “El alumnado con convicciones religiosas católicas podrá cursar todas las materias del currículo, mientras que el que quiera ver respetadas sus convicciones verá restringida su capacidad de elección”, resumía la denuncia.

La sentencia admite que la circunstancia denunciada es real, pero agrega que “el alumno y sus padres, de entender que no era de sus preferencia la materia de religión, tenían otras alternativas para conseguir las seis horas semanales, y lo que sucede es que la mencionada opción, conforme a la normativa del centro, no le permitirá cursar robótica”. Esto, agrega, no vulnera su libertad ideológica o el derecho a la educación, porque existen alternativas.

El sindicato CIG-Ensino, que en el marco de la Plataforma Galega en Defensa do Ensino Público apoyó a esta familia, discrepa de la conclusión del juez. La conclusión de la sentencia “no puede ser más clara”, lamenta la central sindical: “Si no se quiere cursar Religión hay que renunciar a la Robótica, lo que implica una clara discriminación para el alumnado que no desea tener clase de Religión”.

Aunque el juez “atribuye la responsabilidad de esta situación a la configuración de la oferta formativa” de cada instituto, afirma la CIG-Ensino, lo cierto es que no “tiene en cuenta” que “la norma que regula el currículo emana de la LOMCE y que la Consellería de Educación tendría potestad para modificar esta cuestión”. “Esta situación -resaltan- se solucionaría con una regulación de carga horaria diferente de las materias de libre configuración autonómica” como Robótica, de modo que elegirlas no implicara por la vía de los hechos tener que optar por la Religión.

En cualquier caso la central sindical constata la “negativa de la Consellería a introducir ningún cambio”, por lo que reitera la “necesidad de derogar la LOMCE lo antes posible, por afianzar la presencia y el valor académico de la Religión” en la enseñanza pública. “No nos cansaremos de seguir reivindicando que la religión se mantenga fuera de las aulas”, concluyen.