La leyenda dibuja a un Urbano Lugrís que pintaba las paredes de tascas y cantinas con sus murales coloristas, a medio camino entre un surrealismo involuntario y El Bosco, a cambio de pitanza. El antiguo restaurante Fornos, en una céntrica, popular calle de A Coruña, fue uno de sus escenarios allá por los años 50. Pero el edificio amenaza ruina, y con ella las bóvedas decoradas por Lugrís con sus proverbiales motivos marítimos en el comedor del establecimiento. El Ayuntamiento de A Coruña ha anunciado este fin de semana que iniciará el proceso para declarar las pinturas Ben de Interese Cultural (BIC), figura de protección de máximo rango.
Técnicos del gobierno local accedieron al interior del Fornos para comprobar el estado de los frescos. “Son recuperables, pero todos ellos se encuentran en mal estado de conservación, en algún caso crítico”, alerta el ayuntamiento en un comunicado. El informe redactado expone la necesidad urgente de actuar “para fijar el soporte y consolidar las pinturas”. Después, añade, habrá que restaurarlos para recuperar sus características originales. El documento constata “años de deterioro”, primero debido al uso hostelero del local -humos y aceites- y después, desde hace unos años, por la elevada humedad del lugar tras su clausura.
El rescate de los doce murales de Urbano Lugrís (A Coruña, 1908 – Vigo, 1973) se realizará así con el asesoramiento de los profesores Juan M. Monterroso y Begoña Fernández Rodríguez. de la Universidade de Santiago de Compostela. El ayuntamiento coruñés ya ha requerido a los propietarios del inmueble y por lo tanto de las obras de Lugrís trabajos de consolidación por 90.000 euros. Si no lo hacen, la administración se encargará de manera subsidiaria. Varias asociaciones, entre ellas el colectivo In Nave Civitas o O Mural, han realizado varios actos de concienciación y denuncia por la situación de los hermosos y singulares murales.