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Fallece a los 100 años Gerardo Fernández Albor, primer presidente electo de la Xunta

Gerardo Fernández Albor falleció en la noche del 11 al 12 de julio en Santiago a los 100 años de edad. Médico de profesión, Albor fue el primer presidente de la Xunta de Galicia elegido por el Parlamento gallego, tras las elecciones de octubre de 1981 en las que encabezaba las listas de Alianza Popular, partido más votado. Las elecciones de 1985 mantuvieron a Albor al frente del Ejecutivo; sin embargo, una moción de censura en 1987 le dio el Gobierno a Fernando González Laxe. Entre 1989 y 1999 Albor fue diputado en el Parlamento europeo. En su larga trayectoria, llegó a ser piloto de la Luftwaffe alemana en los años treinta y a integrar durante la Transición el grupo de galeguistas históricos Realidade Galega. En los últimos años recibió varios homenajes, entre las que destaca la organizada en 2017 para celebrar el 35 aniversario de su investidura.

Nació en Santiago de Compostela el 7 de septiembre de 1917. En 1936 fue enviado al frente de guerra con el bando franquista, y en 1938, como alférez provisional, viajó a Alemania a hacer cursos de perfeccionamiento de aviación con la Luftwaffe. Licenciado en Medicina, se especializó en cirugía y en el aparato digestivo. Ligado al grupo de galeguistas históricos durante los últimos años de la dictadura y muy próximo a Ramón Piñeiro, formó parte del grupo Realidade Galega, presentado a comienzos del año 1980 como grupo de opinión“ con el objetivo de defender la autonomía gallega.

Varios de los integrantes de este grupo se integraron en las listas de distintos partidos en las primeras elecciones autonómicas (el propio Piñeiro en el PSdeG o Marino Dónega en UCD) y Albor se incorporó cómo independiente a las de Alianza Popular, encabezando la lista por A Coruña y siendo presentado como candidato a la Presidencia de la Xunta. Aunque se preveía una victoria cómoda de la UCD (dominadora de todos los comicios en Galicia desde el año 1977), AP obtuvo finalmente dos escaños más (26 frente a 24).

En el primero discurso de investidura de un presidente de la Xunta tras unas elecciones autonómicas -lo habían precedido dos presidentes preautonómicos-, pronunciado el 7 de enero de 1982, por Gerardo Fernández Albor, el médico compostelano comenzó rindiendo un “sentido homenaje a cuantos gallegos de ayer y de hoy contribuyeron a la defensa de la identidad de Galicia y a crear las condiciones jurídicas, políticas, económicas y sociales pra que hoy accedamos al autogobierno”. Tras ingresar en AP Albor pasó a ocupar en marzo de 1983 la presidencia del partido en Galicia. Repitió victoria en las elecciones de 1985 (entonces con 34 escaños), y fue de nuevo elegido Presidente, gracias a la abstención de Coalición Galega (lo que provocó la ruptura de este grupo).

En 1986 el vicepresidente Xosé Luis Barreiro buscó forzar la dimisión de Albor, dimitiendo junto con la mayor parte de los conselleiros del Gobierno. Albor se mantuvo en la Presidencia de la Xunta con el apoyo de Manuel Fraga, nombrando a Mariano Rajoy como vicepresidente. En 1987 una moción de censura apoyada por PSdeG-PSOE, CG, PNG y PSG-EG desalojó a Fernández Albor y llevó al socialista Fernando González Laxe a la Presidencia.

Albor abandonó el Parlamento Gallego en 1989 para convertirse en eurodiputado, puesto que ocupó hasta el año 1999. Retirado de la política activa, en los años siguientes fue director de la Fundación del Policlínico privado La Rosaleda y recibió numerosos homenajes y reconocimientos, desde la Medalla de Oro de Galicia hasta la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica.

En los últimos meses, coincidiendo con la publicación de Fariña y la emisión de la serie de televisión realizada a partir de esta obra, fue muy comentada la reunión que en 1984 mantuvo en Portugal con contrabandistas huidos de la Justicia, que en los años siguientes se convertirían en los principales narcotraficantes gallegos.

En enero del pasado año un acto celebró el 35 aniversario de la investidura de Albor como Presidente de la Xunta y el inicio de la actividad del Parlamento gallego. En aquella ocasión, Alberto Núñez Feijoo destacó las dificultades y precariedad con las que nacía ese primer gobierno autonómico: “Carecía de precedentes en los que inspirarse”, señalando que “Fernández Albor instauró la épica de la normalidad mediante el uso de un mantra que repetiría a todas horas: el sentidiño”. “Aspiramos la que a Galicia autónoma desarrolle su vida política de acuerdo con nuestro genuino estilo mental, sin sectarismos y sin fanatismos, con la voluntad abierta a la colaboración”, concluyó, citando las palabras de Fernández Albor.