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El Festival de Cans mantiene la esencia: cine y agroglamour

Los 'chimpíns' en los que llegan las estrellas del festival se han convertido en uno de símbolos de Cans

En noviembre del año 2011 la CNN ilustraba una información sobre la cumbre del G-20, que se celebraba en Cannes, con un mapa en el que localizaba la ciudad francesa en algún lugar del noroeste de la Península Ibérica. La cadena de noticias confundía Cannes con Cans, la pequeña aldea gallega próxima a Vigo en la que en el año 2004 se comenzó a hacer un pequeño festival de cortometrajes -jugando ya con el parecido lingüístico con el festival francés-.

Aquel 2004 se congregaron en Cans unas 500 personas una tarde de sábado. En los últimos años el festival ha crecido hasta los cuatro días de duración, atrayendo más de 13.000 personas, unas cifras que se repetirán este año. Este miércoles comienza la 15ª edición del evento, que llegará hasta el sábado.

Cans es, en esencia, una fiesta popular del cine, a medio camino entre un festival musical campestre (los conciertos son otra de las patas fundamentales del evento) y una romería tradicional. El buen hacer de la organización, la calidad de sus contenidos y la cinefilia de su público han hecho de Cans, además, una cita obligada para los y las profesionales del audiovisual de toda España y un escaparate de lujo para el cine gallego.

Por aquí han pasado como estrellas invitadas (inaugurando además su estrella en el particular paseo de la fama de la aldea) Luis Tosar, Isabel Coixet, Fernando León o José Luis Cuerda. Este año serán Fernando Trueba y Gracia Querejeta las protagonistas, junto con una cuidada sección oficial de cortometrajes.

Destacan también las secciones A que andas?, en la que se descubrirán los guiones en proceso de realizadores que en años anteriores han pasado por el festival (Borja Cobeaga, Ángeles Huerta o Ignacio Vilar), o Fillos e fillas de Cans, en la que el público podrá ver imágenes inéditas de filmes aún en preparación como La sombra de la ley, de Dani de la Torre; Arima, de Jaione Camborda, o Nación de muchachos, de Javi Camino.

La música correrá de la mano de Triángulo de Amor Bizarro, Burning, Depedro, Pardo, MounQup, Tanxugueiras o Familia Caamagno. Los videoclips también serán protagonistas un año más, con 18 piezas finalistas que se proyectarán en una sesión conducida por el periodista de la TVG Eduardo Herrero. La programación del festival la completa la sección especial Contra o lume (Contra el fuego), con cortometrajes que invitan a la reflexión crítica sobre los incendios. También destaca la importante programación de actividades infantiles (MiniCans), durante las jornadas de viernes y sábado.

Y todo, por supuesto, con el toque de agroglamour que se ha convertido en seña de identidad del festival. Los chimpines -tractores de los vecinos engalanados para la ocasión- sirven de medio de transporte para los y las invitadas. Hay conciertos dentro de gallineros o de hórreos, las películas se proyectan en los bajos de las casas y en cobertizos que habitualmente guardan herramientas o animales, y todos los habitantes de la aldea ejercen de guías, de jurados y, sobre todo, de anfitriones.

“Tenemos muy presente la importancia de no perder la esencia de lo que somos: podríamos vender miles de entradas, pero eso no es lo que buscamos, queremos guardar la esencia y el encanto, no debemos renunciar a los orígenes y a lo que somos: un festival que se hace en el rural, en colaboración con los vecinos”, destaca Alfonso Pato, coordinador del festival. Una cita única en tiempos de globalización.

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