Ha sido la campaña marisquera más corta de la historia en la ría de Muros e Noia. Ha durado apenas 10 días de octubre, suficientes para confirmar las sospechas: no hay berberecho ni almeja de talla comercial. Murió casi todo a principios de año, con varios episodios de bajada de la salinidad en las aguas. El motivo, señala la cofradía, fueron las abundantes lluvias y la apertura de las compuertas de una presa para producción de electricidad que hay aguas arriba en el río Tambre, gestionada por Naturgy, para vaciarse de forma abrupta.
Con estos antecedentes, esta es una escasez anunciada. Los mariscadores de la zona recuerdan que estuvieron parados meses a principios de año. El pasado otoño y el arranque del invierno fueron muy lluviosos en Galicia y las grandes aportaciones de agua dulce van asociadas a la mortandad de estos mariscos. Entonces se perdió el 80% del berberecho de talla comercial y el 55% de la almeja. Después de eso, había mucha cría, pero no ha crecido en estos meses tanto como para poder extraerla y comercializarla. Le ha faltado fitoplancton, su alimento, dice Liliana Solís, la bióloga de la cofradía de Noia. Los análisis previos a la campaña ya apuntaban a que sería breve.
El patrón mayor del pósito, Santiago Cruz, cifra en 14 millones de euros las pérdidas y en 1.700 las familias afectadas por el parón obligado tras la campaña marisquera más breve que se recuerda. “La gente está desesperada”, dice. Acusa a Naturgy de actuar con “egoísmo” y a la Xunta de “consentírselo”. Reclama al Gobierno gallego que establezca un protocolo para el vaciado de la presa que impida que se descarguen grandes masas de agua en cortos espacios de tiempo. En enero y febrero, añade, con la apertura de las compuertas hubo días con la salinidad “a cero” en la ría. Fue entonces cuando murieron la mayor parte de los berberechos y almejas, expone.
Naturgy asegura a esta redacción que gestionó la situación de inicios de año “con máximo rigor, de acuerdo a las normas de explotación vigentes y atendiendo a todas las cuestiones normativas de aplicación”. Los temporales, sostiene, provocaron una “avenida extraordinaria” y el aumento del caudal de los ríos, de modo que la capacidad de almacenamiento de los embalses se vio sobrepasada. Afirma que la presa “amortiguó” la crecida natural de los ríos y que liberó “los excedentes que ya no eran almacenables”. En defensa de su posición añade que en la época de aguas altas, con la entrada del otoño, “los embalses actúan como reguladores” y que, de no ser por ellos, llegaría más agua dulce a la desembocadura.
Santiago Cruz, sin embargo, ve dejadez en la planificación y cree que hay que exigirle a la empresa que libere agua de forma paulatina. Pone el ejemplo de los últimos días. Él, cuenta, visita de forma habitual ese embalse y pudo ver, antes de los dos fuertes temporales con los que empezó noviembre, que había mucha agua acumulada. “Si saben que viene temporal, pueden ir abriendo las compuertas porque se les va a llenar. Además, cuando llueve mucho los ríos traen más caudal durante varios días”, razona. Añade que sus reclamaciones “no perjudican a la empresa”.
Los mariscadores quieren sentarse a hablar con la empresa y esta fue una de las peticiones que le trasladaron al conselleiro do Mar, Alfonso Villares, en una visita que hizo a la zona con las noticias del cierre apresurado de la campaña. El patrón mayor de la cofradía de Noia asegura que el problema con el embalse se ha dado más veces y evoca dos o tres ocasiones previas. Cree que incluso hay riesgos para las mariscadoras a pie y relata un episodio en el que hubo que rescatar a varias con una lancha porque, asegura, las compuertas de la presa se abrieron con la bajamar -es decir, cuando ellas salen a coger el marisco enterrado en la arena- y las sorprendió la llegada del agua.
También dos plataformas en defensa de las rías, Plademar y PDRA, acusaron a Augas de Galicia -que depende de la Xunta- de “abandono” y de no cumplir con su “obligación de tutelar (regular, vigilar y sancionar) el impacto del agua dulce y de lodos de los embalses en los cultivos marisqueros”. El vaciado de la presa no tiene como único efecto la bajada de la salinidad. La bióloga Liliana Solís señala que las aguas que salen de la presa aumentan la turbidez y arrastran elementos a su paso. Las dos plataformas destacan que los lodos del fondo de la presa corrieron, con la apertura de compuerta de principios de año, río abajo y se depositaron en los bancos marisqueros y en las cuerdas en las que crecen los mejillones en las bateas.
Exceso de agua dulce, falta de alimento
Solís explica por qué esta campaña tan corta en octubre es consecuencia de lo ocurrido desde hace un año. “Ya en noviembre [de 2022] empezamos a observar periodos prolongados de salinidad muy baja”, relata. Quedó entonces muy poco berberecho de talla comercial, pero sí había cría: “Teníamos un reclutamiento altísimo en primavera y verano, de los más altos registrados, con una media de 7.000 por metro cuadrado”. Pero en agosto, cuando se hizo una evaluación de los bancos marisqueros, comprobaron que la talla media era de 12 milímetros, “que es muy poco”. Hay, dice, ejemplares nacidos en marzo y abril y otros que ya estaban cuando se interrumpió la campaña en febrero. Vieron que seis meses después, estos últimos se habían reproducido, pero no habían ganado tamaño.
La bióloga aclara que no se ha estudiado el por qué de ese estancamiento en el crecimiento, pero la suposición, por lo que ha ocurrido en otras ocasiones, es que no han tenido suficiente fitoplancton. Esto se relaciona con las temperaturas anómalamente altas que hubo en la costa gallega en primavera y verano. La temperatura del agua fue durante periodos prolongados más elevada de lo habitual en todo el Atlántico Norte Oriental. En Galicia el viento no sopló tanto del norte como es esperable en esos meses. Esos vientos septentrionales empujan el agua superficial de la costa gallega hacia el océano y provocan que suba la capa inmediatamente inferior, cargada de nutrientes. Esto es lo que se llama afloramiento. Solís avisa también del impacto que el cambio climático, con lluvias más torrenciales y olas de calor, va a tener en los bancos marisqueros gallegos.
Pendientes de una posible reunión
Santiago Cruz dice que, por el momento, no tiene ningún aviso del resultado de la intermediación que el conselleiro se comprometió a hacer ante Naturgy. La empresa no ha respondido a las preguntas sobre una posible negociación remitidas por este diario.
En su visita, Alfonso Villares manifestó que la Xunta está “dispuesta” a financiar una parada temporal de la actividad, pero apuntó al Gobierno central: su departamento está a la espera del real decreto que tiene que actualizar las cuantías y que va a incluir a las mariscadoras a pie. Mar, señaló, tendrá que verificar que se cumplan los requisitos para acceder a estos apoyos.
Cruz da por hecho que en torno a un tercio de los afectados por el cierre en la ría de Noia se van a quedar fuera de las ayudas económicas. La cobertura va a depender del periodo que se tome como referencia y sobre el que se piden un mínimo de días trabajados. Si se considera 2023, dice, no va a cumplir nadie, porque casi no hubo periodos de trabajo, con la parada entre enero y abril, el cese de la actividad por motivos biológicos -es la época de reproducción- en verano y los solo 10 días de octubre. Si se consideran los años 2021 o 2022, cree que en torno al 70% sí podrán acceder a los fondos.