“La he jodido”: primeras palabras tras el accidente del conductor del Alvia a un mando policial
El primer mando policial en llegar al accidente del Alvia siniestrado el 24 de julio de 2013 en Santiago ha manifestado este martes en el juicio que el maquinista y acusado Francisco José Garzón Amo le dijo hasta en tres ocasiones “la he jodido” y que había estado circulando “a 190 kilómetros por hora”. “El se culpabilizaba a sí mismo por un despiste”, declararon otros agentes que también se personaron en el lugar durante los primeros minutos, “pero se quejaba de la seguridad y de que la señalización no era adecuada”, informan las agencias.
En la Ciudad de la Cultura que acoge esta vista oral, este mando policial ha indicado que un policía sacó al conductor de la máquina y lo llevó hasta donde estaba él, y también ha relatado que tenía una herida sangrante en la cabeza y que se desplazaba por su propio pie. Al preguntarle a Garzón qué había pasado, la respuesta fue “la he jodido”, después mentó la velocidad, y enseguida preguntó si había heridos; en ese momento, como este cargo lo encontró muy nervioso, le contestó “tranquilo, no te preocupes”, y la respuesta que obtuvo fue: “¡Cómo no voy a estar preocupado!”.
Otro policía que estuvo con Garzón tras el siniestro, contó como testigo que el conductor del tren “se lamentaba de lo que había ocurrido” con frases como: “Madre mía lo que he hecho”. En ese momento, ha añadido, “decía que se había despistado, que había perdido las referencias y que pensaba que estaba dos túneles antes”. Le reconoció que se había “despistado” a pesar de que hacía ese trayecto “tres veces por semana”. Aunque el maquinista “asumía su responsabilidad” y no apuntaba a más responsables, según ha declarado este segundo agente, también asevero que “algún día iba a pasar”, porque “no había señalización” para reducir la velocidad antes de la curva y “que era algo rudimentario basarlo todo en él”.
El maquinista fue atendido por los sanitarios, que comentaron que había que evacuarlo, y por eso este superior indicó a dos efectivos que le acompañasen para evitar potenciales agresiones. Sangraba por la cabeza, tenía algunas heridas, pero andaba por su propio pie. Antes de eso, en los diez minutos que compartieron, el maquinista, que tenía un teléfono móvil, hizo llamadas, pero no sabe a quién ni el contenido.
El policía relató que, en aquel momento, le hizo esa pregunta “porque hay que ponerse en situación con todo lo que está ocurriendo allí”, en la curva de A Grandeira, y porque “no sabían lo que había ocurrido”. De hecho, las primeras llamadas para alertar del siniestro “hablaban de una explosión” y en el lugar “había olor a quemado y a amonal, una sustancia explosiva”.
En sala no están presentes este martes, 25 de octubre, los únicos dos encausados, que son el propio conductor de ese tren descarrilado y Andrés Cortabitarte, en su momento responsable de la seguridad en la circulación de Adif. Ambos, que ya han testificado, están exonerados de acudir y, por tanto, pueden libremente decidir.
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