“Nada. No se ven bolsas”. La frase resuena en los auriculares de la tripulación del Helimer 401 durante otra travesía de vacío sobre la línea de costa entre A Coruña y San Andrés de Teixido. A 400 pies de altura y con viento de 30 nudos, abajo apenas se distinguen los rizos que el agua provoca al ser empujada por la marea. En los últimos días es frecuente que pequeños grupos de periodistas acompañen en la búsqueda. Se trata de que comprueben con sus propios ojos la veracidad de la tesis que defiende el Gobierno central frente a las propuestas de la Xunta: buscar sacos de pellets en el mar es una tarea estéril. elDiario.es se ha subido a ese helicóptero este viernes y, como era de esperar, sin encontrar rastro del vertido.
Hace algo más de 20 años Moncloa era un feudo del Partido Popular que lideraba José María Aznar. Tras el desastre del petrolero Prestige el ministerio que dirigía José María Álvarez Cascos ya puso en práctica esa estrategia de subir informadores a los aviones para demostrar que en la zona del hundimiento no se estaban registrando manchas de fuel. En aquella ocasión el Gobierno se equivocó y las invitaciones a volar se cancelaron de un día para otro. Ahora sucede lo contrario y en radios, televisiones y periódicos se suceden crónicas como esta en la que los titulares dicen cosas como las siguientes: hemos estado volando sobre la costa y no hemos visto nada.
El helicóptero que nos transporta ha salido hasta en seis ocasiones para buscar residuos en flotación. A sus travesías se suman las otras 20 que Salvamento Marítimo ha puesto en marcha con aviones como el Rosalía de Castro, un Casa 235 bimotor. El escaso botín de todos esos viajes ha sido la localización de dos sacos de pellets, muy cerca de los arenales de Cedeira. Pese a la dificultad Salvamento continúa con la búsqueda que le reclama la Xunta de Galicia en el mar. Y es que la administración gallega lleva semanas insistiendo en que la forma de abordar el problema es desde el agua, justo el lugar en donde la Administración de Alfonso Rueda carece de competencias o responsabilidades para la lucha contra la contaminación.
Dos únicos hallazgos
Además de las dificultades anteriores, la búsqueda desde el aire tiene una complicación añadida: en caso de encontrar un saco los rescatadores tendrían que arriesgar su vida lanzándose al agua para recuperar el residuo. Las dos veces que han encontrado algo el chapuzón no fue necesario ya que los sacos estaban lo suficientemente cerca de la playa como para recogerlos desde una pequeña embarcación.
Los vuelos de este helicóptero, el más grande y con mayor autonomía de la flota aérea de la que dispone Salvamento, se prolongan por espacio de hora y media. La tripulación busca a ojo, volcándose sobre las ventanillas del aparato. La cámara del Helimer ayuda a la tarea, al ofrecer mayor capacidad que el ojo humano. Pero a pesar de todos los esfuerzos el retorno al aeródromo se produce casi siempre de vacío.
Roberto Pereira, jefe del Centro de Salvamento Marítimo en A Coruña, asegura que la búsquedas se prolongarán mientras la Xunta mantenga activo su plan de emergencias, el Plan Camgal. Aunque no encuentren nada las aeronaves seguirán volando: “Es complicado pero seguiremos con ello”. La Xunta, por ahora, no muestra intención de dar su brazo a torcer.
Sostiene Pereira que sus aviones seguirán volcados en una tarea en la que están ya implicadas hasta un total de seis torres de salvamento implicadas: Bilbao, Gijón, Santander, Vigo, Finisterre y A Coruña. En estos seis puntos se reciben los avisos desde el aire en caso de que se produzca un avistamiento cercano a la costa. Tras ese aviso será la torre más cercana al lugar la responsable de movilizar los medios marinos que permitan la extracción del producto contaminante. Si el hallazgo se produjese mar adentro, la recuperación de los sacos se realizaría de un modo similar al salvamento de un marinero con problemas. Este último supuesto aún no se ha producido, por lo que el marcador de sacos localizados mar adentro sigue a cero.